The Walking Dead (tercera temporada)(2012)
Los cuatro primeros capítulos de la tercera temporada de «The Walking Dead» han sido muy esclarecedores respecto al rumbo que va a tomar la serie a partir de ahora. Bueno, realmente con ver el primero todo quedaba claro: muchos más zombies, más sangre, más acción, más vísceras… como dirían los puristas: «volviendo a las raíces del género». No seré yo quien critique esta decisión. Si tengo que escoger entre el pseudo existencialismo de conversaciones que no van a ningún lado, con unos personajes a los que no les pasa nada y que divagan sobre lo divino y lo humano (la mayoría de las veces de forma bastante básica) o una serie que da lo que promete: acción, misterio, terror, supervivencia y mucha sangre, me quedo con esta última. Parece que los productores y guionistas de la serie de AMC han entendido que esto es lo que demanda el público, que ya se sabe que siempre tiene razón (miren Tele 5). Así que, sobre todo el primer capítulo de la nueva temporada, esta más cerca de parecerse a «Bad Taste» aquella primera película de Peter Jackson, tan gamberra como cutre, que a la reciente e intensa «The Road». No sé cuantos ojos y cráneos se pueden destrozar en 45 minutos pero, desde luego, los «walkers» no ganan para médicos en esta tercera temporada.
Para ser justos y no caer en el sensacionalismo barato, tengo que reconocer que con el paso de los capítulos, la serie va calmándose y, pese a mantener un tono mucho más «enérgico», consigue moderar un ritmo imposible de seguir por frenético pero también por aburrido. Así, la trama de la serie se bifurca en dos historias: por un lado, tenemos al grupo más numeroso que, tras llevar varios meses buscando un nuevo hogar, encuentra por fin el sitio perfecto para asentarse: una prisión; por otro tenemos a Andrea que, junto a su misteriosa compañera «samurai», son capturadas por un viejo conocido de la serie y llevadas a un pequeño pueblo donde parece se está intentando volver a la normalidad. Estas dos historias se entrelazan y compaginan de forma perfecta consiguiendo que la serie no se convierta en un sinfín de escenas sanguinolentas. Los guionistas consiguen de esta manera abrir una rama argumental rica en personajes y nuevas situaciones que dan a la serie un nuevo aire. Otro aspecto refrescante que, por otra parte, siempre ha tenido, es que no existen personajes intocables. No daré nombres para no «espoilear» a quien todavía no haya visto nada pero son numerosos los casos de muertes para dar un golpe de efecto a la trama. En esta temporada también tendremos nuestra dosis.
Sé que muchos criticarán este giro tan «prosaico» de la serie. Por el contrario, me parece que este comienzo de tercera temporada está siendo lo mejor de «The Walking Dead» casi desde su comienzo. La sensación que me queda es que han conseguido, de alguna manera, que la serie rejuvenezca y tenga vida para largo. Desde luego no es mi serie favorita, para eso ya están«Treme» y «Homeland», pero sí que se ha convertido en un producto mucho más interesante y divertido. ¡Larga vida a los zombies!
David Rubio Lucas