Las Chicas Gilmore (Gilmore Girls, BW) (2000-2007)
A grandes, grandísimos rasgos, «Las Chicas Gilmore» es una serie sobre una madre soltera de treinta y pocos años y su hija adolescente. Pero en realidad, es mucho más. Es una serie divertida, conmovedora, en la que cada capítulo es capaz de arrancarte una sonrisa… o una carcajada. Las Chicas Gilmore es una historia sobre lo maravillosas y complicadas que pueden ser las relaciones entre padres e hijos y lo necesarias que son las relaciones de amistad.
Lorelai Gilmore, interpretada magistralmente por Lauren Graham, es un personaje complicado y absolutamente encantador: divertida, desastre, fiel, fuerte, original, con aversión al compromiso y siempre especial; Lorelai es el punto sobre el que pivota el resto de la serie, desde su singular relación madre-hija con Rory (Alexis Bledel) hasta la complicada relación con sus padres millonarios, interpretados por Edward Herrmann y Kelly Bishop. Son personajes con matices, que huyen de los estereotipos a los que tan acostumbrados nos tiene la televisión: Rory no encajaría en las típicas series de adolescentes; la casa de Lorelai está desordenada, al contrario de esas casas de revista que se suelen asomar a nuestra televisión (¿quién no se ha dejado alguna vez el abrigo en el sofá?)… Todo es especial en la serie.
Las Chicas Gilmore tiene un guión inteligente, con diálogos más propios de esa comedia loca de los años 40 de frases rápidas, contestaciones ingeniosas y en ocasiones absurdas, con continuas referencias a la cultura popular norteamericana del siglo XX, con situaciones que contrastan con el drama que hay en algunos fragmentos de la serie. Éste es uno de los sellos de identidad de la serie, dándole una frescura de la que carecen otros melodramas y siendo uno de sus puntos más atrayentes.
Las Chicas Gilmore también es la historia de Stars Hollow, un idílico pueblo imaginario de Nueva Inglaterra que se asemeja al Amalgam que buscaba Bill Bryson en sus viajes por el Continente Perdido, con sus asambleas en el granero que hace las veces de escuela de danza, su pequeño hotel dirigido por la protagonista, el café del pueblo con el dueño gruñón pero encantador, donde hay extraños maratones en los jardines que rodean el cenador de la placita central… Y por supuesto, poblada de unos secundarios maravillosamente singulares, de entre los que destacan una encantadora Melissa McCarthy (vista recientemente en “La boda de mi mejor amiga”), como la mejor amiga de Lorelai, Scott Patterson, como el dueño del café y mejor amigo de Lorelai que va tomando más protagonismo según avanza la serie, y Keiko Agena, como la mejor amiga de Rory. Incluso en las temporadas finales de la serie encontramos a la mismísima Carole King (que además interpreta junto a su hija el tema principal de la serie) como una de las habitantes de este singular pueblo.
A lo largo de siete temporadas pudimos acompañar a estos entrañables personajes por distintas etapas de su vida: fuimos con Rory al colegio y a la universidad, acompañamos a Lorelai en sus distintos retos profesionales, en sus relaciones sentimentales, en la evolución de sus amistades, y en la cambiante relación con sus padres; escuchamos los locos mensajes de su contestador automático, quizás los más divertidos que han pasado por una serie; fuimos a las cenas de los viernes en casa de los abuelos, que casi siempre acababan en discusión… Una de esas series que se quedan grabadas a fuego y que, sin grandes pretensiones, se hacen con un hueco en el corazoncito de los espectadores, porque nos hablan de lo que siempre quisimos hacer: vivir.
Clara Ochoa
Hola! No he visto todas las temporadas, pero… ¡es mi serie favorita!. La has descrito estupendamente, ojalá hubiese más series como ésta en la televisión, y ojalá hicieran más temporadas de ésta, ^^
Maravillosa entrada, me ha encantado leerla. Saludos!!
«Gilmore Girls» fue por mucho tiempo mi serie de televisión favorita. Disfrutaba de lo lindo con cada episodio, ya que aparte del drama involucrado siempre me hacía reír. Cuando escuché que terminaba me dolió muchísimo, porque adoraba a Lorelai con su pasión por el café, la comida chatarra, su rápido hablar y sus constantes referencias a la cultura pop.