Drácula (Primera Temporada) (2013)
Si preguntamos por «Carnivale» a un seriéfilo que se precie de serlo, una mueca agridulce asomará en su rostro. La serie de HBO es una de esas joyas que han definido lo que viene en llamarse la «Edad de Oro de la TV». Una propuesta conceptual sobre la eterna lucha del bien y el mal, con una primorosa dirección artística, paupérrimas audiencias, y un desarrollo mutilado. En pleno éxtasis narrativo, la serie fue cancelada en su segunda temporada. Demasiada inversión para un producto exquisito y de escasa visibilidad.
La continua producción de materiales para televisión ha degenerado en una ingente cantidad de estrenos en todas las latitudes, con la urgencia de calibrar de inmediato si ese capítulo piloto es (o no) aceptable, bueno, interesante, o directamente olvidable.
Por esta misma razón, nos encontramos ante un inmejorable momento para escribir sobre «Dracula», cuyo showrunner no es otro que el padre de Carnivale: Daniel Knauf. Durante los últimos meses de 2013 y apurando en 2014 su primera -y probablemente última- temporada, la serie ha desfilado sin pena ni gloria por la parrilla televisiva. Se postula como una adaptación de la celebérrima obra literaria de Bram Stoker (1897). Ahí es nada, enfrentarse al recuerdo de la exitosa película de Francis Ford Coppola. En el mejor de los casos, ha recibido una tibia aceptación del público; en otros, hasta algún crítico la ha incluido entre lo más desafortunado del cerrado curso.
Desde «Bandeja de Plata», reclamamos a aquellos que no tienen prisa, una oportunidad para «Drácula». Como es habitual en su creador, esta primera temporada está siendo destinada a colocar las piezas de la novela en el tablero; la llegada de Drácula a Londres, el amor que éste siente por Mina, su enfrentamiento con la Orden del Draco, el desarrollo industrial y la guerra energética, el doctor Van Helsing, y la sensual Lucy.
Estamos ante una serie de claro origen británico, que hace gala de una brillante recreación de la Inglaterra Victoriana, y la contundente presencia del mediático Jonathan Rhys Meyers, que además ejerce de productor y utiliza la serie como vehículo exhibicionista en cada episodio. Hay momentos puntuales de confusión narrativa y demasiada lentitud en algunas tramas, factores que están poniendo en serio riesgo su continuidad. Knauf vuelve a tropezar en la misma piedra (producción costosa y morosidad narrativa, principalmente).
Sin embargo, es un producto adulto que marca distancias con otras aproximaciones adolescentes al género vampírico. Si consigue centrarse en las señas de identidad del material literario (exhacerbado romanticismo, la reflexión sobre la lacra de la eternidad o el terror), tendrá opciones de remontar el vuelo.
No estamos ante una serie excelente, ni siquiera notable; sin embargo, si la cancelación no lo impide, aún puede convertirse en un entretenimiento digno para fans del género, del personaje central, o sencillamente de las historias con trajes de época. La segmentación del mercado es lo que tiene. Desde aquí, le damos la media claqueta que le falta para el aprobado como voto de confianza. Al finalizar su temporada, decidiremos si lo merecía.
Fco. Javier Rueda Ramírez
Realmente creo q merece una oportunidad. A mi me gustó mucho la serie!
También creo que merece una segunda parte. Es una serie muy cuidada. Simplemente hay que ver hacia donde va, después de esta primera parte en la que ya nos han ido presentando los personajes, no merece quedarse así. Sólo queda esperar.
Con los diez capítulos de la Primera Temporada ya presentados, podemos decir que ha dejado tres o cuatro cliffhangers de altura para su Segunda Temporada; «NBC que estás en los cielos …» Echaré de menos dos de las tres trágicas pérdidas de su Final Season.
Espero una segunda temporada. Harta de los vampiros modernos y sucedaneos, por fin una serie con algo de clase en vestuario vy decorado, aunque haya a quienes no les guste, , claro. Carnivale era rara y lenta para muchos, pero a mi me engancho desde el primer capitulo, como esta versión de Dracula. Si que hay cosas que se han adaptado de los clásicos de vampiros, cosa por la que los muy muy fans de los mismos seguro han dejado de ver la serie. A mi me gusta ver los diferentes puntos de vista, pero no eso de los vampiros brillantes.Me encanta la línea clásica, aunque a veces no sea como nos la han pintado siempre.
¡Nada mal pero la verdad le faltó mucho! En general me parece que la historia de Drácula es maravillosa es uno de los clásicos de la literatura, sin embargo hay muchas versiones que para bien o para mal han logrado atraer la atención del público, cada una con sus puntos a favor y en contra, al final del día es cuestión de ser tolerante y quedarte con la versión que más te guste.