X-Men: Primera Generación (X-Men: First Class) (2011)
Nota: 7
Dirección: Matthew Vaughn
Guión: Jane Goldman, Ashley Miller, Jamie Moss, Josh Schwartz, Zack Stentz (Historia: Bryan Singer)
Reparto: James McAvoy, Jennifer Lawrence, January Jones, Michael Fassbender, Kevin Bacon
Fotografía: John Mathieson
Resulta cuando menos curioso que la precuela de la Patrulla X, «X-Men: Primera Generación», cayera en manos de Matthew Vaughn, director de la brillante y original «Kick-Ass«. Sospecho que esta decisión fue motivada por el deseo de los responsables de la saga de un cambio de rumbo, a tenor del descalabro artístico que supuso su tercera entrega; película dirigida por el siempre mediocre Brett Rattner, quién a día de hoy se vanagloria de haber hecho la parte más taquillera de las cuatro.
La única evidencia que tengo es que Bryan Singer, director de las dos primeras partes, dejó a la franquicia herida de gravedad el día en que decidió probar suerte con nuevos proyectos. Desde ese momento y hasta la llegada de esta interesante precuela, ni el director de «Sospechosos Habituales» ni la Patrulla X habían levantado cabeza; sin ir más lejos, Singer sigue sin encontrarse a si mismo, deambulando entre historias de la Segunda Guerra Mundial (Valkiria) y la resurrección fallida de un superhéroe de antaño (Superman Returns).
Matthew Vaughn consigue que volvamos a interesarnos en los personajes de esta franquicia, trabajando su dimensión espiritual más allá de los superpoderes que cada uno atesora. De alguna manera, rescata el espíritu de las dos primeras entregas y juega sabiamente sus cartas; sabiendo el interés que suscita en los acérrimos el origen de cada uno de los personajes (héroes y villanos), mima las secuencias en que estos son presentados e intenta dotarlas de una atmósfera especial.
El problema surge cuando superamos esta fase y nos adentramos en el conflicto entre el Bien y el Mal, tan típico de la saga. Supongo que toda superproducción exige la presencia de secuencias repletas de efectos especiales que justifiquen el desembolso de dinero inherente a las mismas; pero esto nunca debería ir en perjuicio de la historia que se está narrando.Desgraciadamente, cuando esto sucede, Vaughn pierde el rumbo y se deja llevar por todos los aparetejos y avances técnicos que le proporciona su productora, estropeando el gran trabajo realizado en la primera hora y cuarto de metraje. El director británico parece olvidar que los mejores efectos especiales de que dispone tienen forma de actores y responden a nombres tan importantes y prometedores como Jennifer Lawrence (Winter’s Bone), James McAvoy (La Última Estación), Michael Fassbender (Centurión), January Jones (Medianoche en París) y Kevin Bacon (El Leñador).
Después de todo lo escrito, servidor, que no es precisamente un apasionado del género, disfrutó de 70 minutos sorprendentemente buenos y 50 minutos en los que el aburrimiento fue ganando terreno a la diversión hasta hacerla desaparecer. Me pregunto de qué será capaz Matthew Vaughn cuando pueda realizar un proyecto propio.
Carlos Fernández Castro
http://youtu.be/xvgkfvFio84