Un Método Peligroso (A Dangerous Method) (2011)

Nota: 8,5

Dirección: David Cronenberg

Guión: David Cronenberg (Christopher Hampton)

Reparto: Michael Fassbender, Viggo Mortensen, Keira Knightley, Vincent Cassel

Fotografía: Peter Suschitzky

Hay directores que en un momento determinado de sus carreras parecen haber sido tocados por una varita mágica, y a partir de ese punto de inflexión, su cine experimenta un salto cualitativo inexplicable; es el caso de David Cronenberg, quien hace ya tiempo dejó a un lado su característico cine de «serie b» -«Cromosoma», «Scanners», «Videodrome» o la infumable «El Almuerzo Desnudo»- para adoptar un estilo más clásico, aunque siempre marcado por su fuerte personalidad.

Argumento: Una poderosa historia de descubrimiento sexual e intelectual basada en acontecimientos reales a partir de la turbulenta relación entre el joven psiquiatra Carl Jung (Michael Fassbender), su mentor Sigmund Freud (Viggo Mortensen) y Sabina Spielrein (Keira Knightley). A este trío se añade Otto Gross (Vincent Cassel), un paciente libertino decidido a traspasar todos los límites.

Michael Fassbender interpretando a Carl Jung en "Un método Peligroso"

Al contrario de lo que pueda insinuar su trailer, no estamos ante una película de época al uso, sino ante una obra parcialmente filosófica, incluso metafísica en algunos momentos, que profundiza en determinadas parcelas de la mente humana de difícil accesibilidad. Cronenberg consigue un equilibrio genial entre lo que dicen sus personajes y sus comportamientos posteriores; es decir, las complejas teorías de Freud (Viggo Mortensen) y Jung (Fassbender) son magistralmente integradas en el argumento, haciendo que sus personajes actúen en consonancia a las mismas.

Pero no hay por qué temer; lejos de ser una película farragosa y repleta de términos técnicos, «Un Método Peligroso» trata sobre la diferente naturaleza del deseo sexual y el amor; sobre la delgada linea que separa la admiración del rechazo hacia una persona, sobre el desencanto que provoca en el discípulo sentirse superior al maestro; sobre la eterna lucha entre lo racional y aquello que no somos capaces de explicar con palabras; sobre la amistad… En definitiva, temas con los que todos podemos sentirnos identificados.

El cineasta canadiense sabe lo que hace y desvía gran parte de la atención hacia sus actores, verdaderos protagonistas de una historia repleta de matices, y sin los cuales esta película no sería lo mismo. El ritmo empleado en su dirección es determinante para la consecución de unas interpretaciones realmente brillantes, lideradas por un Viggo «Amuleto» Mortensen -en su tercera colaboración con el director después de la brillante «Una Historia de Violencia» y la notable «Promesas del Este»- en permanente estado de gracia, un Vincent Cassel tan magnético e intenso como en él es habitual -y que funciona como verdadero catalizador del argumento-, una Keira Knightley simplemente correcta, y un Michael Fassbender más allá del Bien y del Mal.

Viggo Mortensen en la piel de Freud y Fassbender en la de Jung en "Un Método Peligroso"

Precisamente es el irlandés Fassbender el auténtico protagonista de esta cinta, en la que vuelve a demostrar que es el hombre del momento, que sus brillantes interpretaciones en «Hunger» y «Malditos Bastardos» eran tan solo la punta del iceberg de un talento aparentemente ilimitado. Su trabajo en «Un Método Peligroso» es de una fuerza extraordinaria, siempre amparada en una mirada con vida propia, que parece transmitir serenidad y tormento  al mismo tiempo.

David Cronenberg vuelve a reinventarse por enésima vez, y el resultado es inesperadamente excepcional, si tenemos en cuenta su inexperiencia en el género; «Un Método Peligroso» es una película intensa y fascinante, que hipnotiza con unos planos aparentemente sencillos y logra introducir al espectador en la mente de Carl Jung, uno de los filósofos más importantes del Siglo XX. «Una Historia de Violencia», «Promesas de Este» y «Un Método Peligroso» han logrado que llamemos de Usted a un director al que nunca nos habíamos tomado realmente en serio.

Carlos Fernández Castro (@bandejadeplata en Twitter)