Sobre ruedas (Tout le monde debout, 2018)
Nota: 6,5
Dirección: Franck Dubosc
Guión: Franck Dubosc
Reparto: Franck Dubosc, Alexandra Lamy, Elsa Zylberstein, Gérard Darmon, Caroline Anglade, Laurent Bateau
Fotografía: Ludovic Colbeau-Justin
Duración: 107 Min.
En la era de lo políticamente correcto hay pocas películas que, con la mente puesta en el gran público, se atrevan a ser irreverentes y descaradas. Algo que no parece haberle importado demasiado al debutante Franck Dubosc, quien se la ha jugado en su debut detrás de las cámaras con una comedia romántica que (parcialmente) desafía las leyes del buenismo.
Liderada por un protagonista despreciable, Sobre ruedas invierte la mayor parte del tiempo en ese tipo de humor que saca una sonrisa de tu boca al mismo tiempo que te hace sentir culpable por haber caído en sus provocaciones cómicas. Desde la primera secuencia, Dubosc no pierde el tiempo a la hora de presentar al personaje que el mismo interpreta, un machista, narcisista y egoísta que solo piensa en cómo llevarse a la cama a su próxima conquista, enarbolando la bandera del «todo vale».
A lo largo de su metraje, asistimos a un sinfín de ofensas contra el colectivo de los discapacitados físicos, que logran provocar el rechazo más absoluto hacia el protagonista y una empatía incondicional hacia su última víctima: una mujer atractiva y sin complejos que necesita de una silla de ruedas para hacer su vida normal y, al igual que su familia y amigos, vive engañada por un don Juan sin escrúpulos.
El hecho de que el protagonista se haga pasar por impedido para conquistar a una mujer y acabe «condenado» a flirtear con su hermana por motivos de afinidad logística (es invitado por la primera a la casa de sus padres con la esperanza de presentarle a la segunda, que vive postrada en una silla de ruedas) indica la mala baba que desprende el argumento de Sobre ruedas. Porque, a pesar de su aparente superficialidad, incluso sus situaciones más cómicas esconden una denuncia a razonamientos mecánicos que brotan de las mentes más concienciadas y comprensivas.
Sobre ruedas no aporta nada nuevo a la comedia moderna, pero sí esconde numerosos puntos de inflexión que convierten su visionado en una experiencia sorprendente, como cuando Messi se adueña del balón en el medio campo y sabes que la jugada acabará en gol pero no el camino que el argentino recorrerá hasta alcanzar su objetivo final. Dubosc desobedece la reglas de la comedia romántica para desorientar al espectador a base de giros de guión disfrazados de desenlaces insatisfactorios. Lejos de resultar molesta, la estrategia es todo un acierto que juega a cuestionar la validez de los estereotipos en un género necesitado de aire fresco.
Desde el punto de vista cómico, Sobre ruedas funciona a pleno rendimiento merced a la vis cómica de Dubosc, sus gags visuales y al diseño de unas situaciones rocambolescas cuya credibilidad encuentra su razón de ser en el desenlace argumental. También ayuda la química entre los dos actores principales, así como la escritura de unas líneas de diálogo chispeantes (a pesar de su recurso ocasional al chiste de patio de colegio) y el humor físico del que hacen gala todos los miembros del reparto.
Pero como suele suceder en este tipo de cine, el atrevimiento dura hasta el tramo final, en el que el director se deja atrapar por una corrección que no concuerda con la actitud amoral del protagonista a lo largo de todo el metraje precedente. Es entonces cuando afloran los defectos que, durante gran parte del metraje, habían sido tapados por el resto de las virtudes de este divertido e hilarante debut. Al final, el buen pulso narrativo y la escritura de diálogos mordaces no compensa el escaso inconformismo formal de una puesta en escena que no se atreve a desmarcarse del libro de las buenas prácticas del cine popular pero sí convierte su visionado en una excelente inversión para pasar una tarde de sonoras risas e inusuales reflexiones.
Carlos Fernández Castro