Si de Verdad Quieres… (Hope Springs) (2012)
Nota: 5
Dirección: David Frankel
Guión: Vanessa Taylor
Reparto: Tommy Lee Jones, Meryl Streep, Steve Carell, Elizabeth Shue
Fotografía: Florian Ballhaus
Duración: 100 Min.
La sociedad contemporánea está cambiando, y con ella los patrones de consumo cultural. En un reciente informe internacional sobre el paulatino envejecimiento de las poblaciones occidentales, se señalaba que el consumo las personas mayores de 60 años habían superado al representado por los sectores más jóvenes. Este hecho, extrapolado al universo de la cultura y, en concreto, al cinematográfico, bien puede explicar fenómenos recientes como la proliferación de películas realizadas por y para un público maduro.
Es decir, que el motor de la industria del cine internacional, centrado casi exclusivamente hasta ahora en la audiencia infantil (aunque los padres, al fin y al cabo, también pagan la entrada) y juvenil, está comenzando a diversificar de forma patente su oferta con el objetivo de llegar a un público más amplio y con numerosas posibilidades de crecimiento. De este modo, cada vez resulta menos extraño ver películas con temáticas más ‘adultas’ en las que sus protagonistas dejaron atrás hace mucho su preciada juventud, apelando así de forma directa a un sector social específico al que atraer a las salas de cine.
Un excelente ejemplo de esto que estamos comentando es «Si de verdad quieres…» (Hope Springs), una comedia romántica de nuevo cuño que prescinde de lustrosos rostros juveniles de estrellas mediáticas y en su lugar presenta como principales atractivos a los veteranos Meryl Streep y Tommy Lee Jones. Dos intérpretes valorados unánimemente como referencias absolutas del cine de las últimas décadas, no cabe duda, pero cuya presencia en una película de estas características no nos deja de sorprender. De hecho, hasta hace algunos años, actores y actrices veteranos se quejaban de la carencia de proyectos en los que trabajar una vez que franqueaban la edad donde las arrugas ya no se podían disimular (el botox no ha resultado un remedio muy aconsejable). Pues bien, ahora sus rostros envejecidos son especialmente cotizados dentro del cine más comercial y representan una oportunidad de oro para que directores versados en la insustancial comedia contemporánea como David Frankel (El diablo viste de Prada) llenen los bolsillos de los productores de sus respectivos estudios.
Así pues, ya tenemos a Meryl Streep y a Tommy Lee Jones en un cartel donde el resto, por ejemplo el argumento, importa muy poco. En esta ocasión, la premisa parte de la falta de pasión y espontaneidad de un matrimonio maduro que han compartido su vida durante más de 30 años y ahora son incapaces de ni siquiera recordar cómo era el sexo satisfactorio. Para intentar poner remedio a esta situación, el personaje al que da vida Streep decide gastarse todos sus ahorros en una terapia intensiva de pareja impartida por un gurú del amor interpretado por un contenido Steve Carell (¿era necesario contratar a un actor de su caché para llevar a cabo ese papel?). Naturalmente, el gruñón de su marido no dejará de poner trabas hasta que finalmente se percata de que su matrimonio corre peligro si no hace nada para salvarlo.
Si bien es cierto que la temática de la película es en cierto modo original, ya que la sexualidad en la tercera edad es una rara avis en los productos culturales contemporáneos, por lo que su tratamiento en el cine de Hollywood supone un importante paso adelante, el estilo anodino que imprime David Frankel en la cinta termina por lastrar cualquier atisbo de trascendencia mayor que el lucimiento de sus protagonistas. El ritmo es lento y torpe y los momentos de auténtica comicidad se reducen a algunos instantes realmente inspirados de Tommy Lee Jones, quien demuestra una vis cómica no intencionada que se filtra por su rostro pétreo característico. De hecho, el actor norteamericano no se ha prodigado demasiado a lo largo de su carrera por películas de este corte (si exceptuamos la trilogía de «Men in Black», donde su semblante sigue siendo el mismo), y el hecho que lo haga ahora no hace más que incrementar el placer de verlo en pantalla como un elemento extraño entre tanto cliché de género. Por su parte, Meryl Streep, quien sí que ha hecho con anterioridad incursiones en la comedia banal, llega a ser un tanto irritante con sus sollozos, risitas nerviosas y gestos compulsivos en una interpretación que, esperemos, no le valga una nueva nominación al Oscar.
En conclusión, «Si de verdad quieres…» es una película enfocada sin disimulo a un público maduro al que se intenta cautivar con el magnetismo de sus dos protagonistas y que se inscribe en una tendencia que ya iniciara cintas como «Cuando menos te lo esperas» (2003), «Nunca es tarde para enamorarse» (2008) o «No es tan fácil» (2009). Es decir, comedias ligeras con ciertos tintes dramáticos que tienden a subrayar el carácter activo y la capacidad de las personas maduras para cambiar sus vidas. En el caso que nos ocupa, el sexo en el matrimonio es la temática elegida para una película con ciertos momentos divertidos pero cuya tónica general es lo insípido de su guión, su puesta en escena y su dirección.
Jesús Benabat