Quien a hierro mata (2019)
Nota: 6,5
Dirección: Paco Plaza
Guion: Juan Galiñanes, Jorge Guerricaechevarría
Reparto: Luis Tosar, Xoán Cejudo, Enric Auquer, Ismael Martínez, María Vázquez, Dani Currás, Pablo Guisa, Guisa Koestinguer
Fotografía: Pablo Rosso
Duración: 108 Min.
Tras haber triunfado en la comedia de terror zombi (Rec3) y en el drama familiar con tintes sobrenaturales (Verónica), Paco Plaza se enfrenta a otro tipo de terror que adopta el formato de thriller y entrega al narcotráfico y la venganza la responsabilidad de traumatizar al respetable. Huelga decir que se trata de unas amenazas mas terrenales que en anteriores películas, pero no por ello menos temibles. En cierto modo, abandona su género predilecto, pero no renuncia a los recursos estilísticos y temáticos que le han convertido en uno de los cineastas españoles más interesantes del momento.
Y a pesar del cambio de tercio, el valenciano sale airoso de este nuevo reto. Al menos desde el punto de vista de la dirección, ya que en esta ocasión son Jorge Guerricaechevarría y Juan Galiñanes quienes se encargan de la escritura de un guion que luce orgulloso sus costuras. Como cabía esperar, la presencia del primero, colaborador habitual de Álex de la Iglesia, da como resultado un tercio final de lo más forzado. Se acaba echando en falta la mano de Plaza en la gestión coherente de los puntos de inflexión y en la sencillez argumental que caracterizaba los libretos de sus anteriores trabajos.
Del mismo modo, se aprecia una construcción perezosa en el personaje principal, sobre todo desde el punto de vista de su actividad laboral y de su comportamiento frente a ciertas situaciones extremas. Esa falta de credibilidad lastra el magnífico trabajo de Plaza en la imposición del ritmo narrativo y en la tensión (tanto física como psicológica) que desprenden sus planos. Sin embargo, estás deficiencias son compensadas con las soberbias interpretaciones de Luis Tosar, enfermero, y Xoán Cejudo, a la sazón enfermo y jefe de un clan gallego de narcotraficantes, así como con la planificación de las escenas de acción, dotadas de mucho nervio y una admirable gestión del suspense.
De está manera, prevalece el carácter lúdico de una película que también apuesta por la vertiente social en su discurso. Lástima que la sed de venganza del personaje interpretado por Luis Tosar, justificada por la pérdida de un hermano a manos de la drogadicción, acapare todos los focos de una película que podría haber profundizado tanto en las causas del narcotráfico como en sus efectos, tanto en las motivaciones de los vendedores como en la de los consumidores. Afortunadamente, Quien a hierro mata escapa de la brocha gorda a través de metáforas bien expuestas que proponen la eterna reflexión sobre el equilibrio cósmico entre la vida y la muerte, así como las intimas relaciones entre el beneficio y el perjuicio, la causa y el efecto.