Omar (2013)
Nota: 7,5
Dirección: Hany Abu-Assad
Guión: Hany Abu-Assad
Reparto: Adam Bakri, Leem Lubani, Eyad Hourani, Samer Bisharat, Waleed Zuaiter
Fotografía: Ehab Assal
Duración: 98 Min.
Comentaba hace unos años el director palestino Hany Abu-Assad, en una entrevista para electronicintifada.net, que “la esperanza es la parte más importante de la resistencia (…) La mayoría de los palestinos -especialmente los jóvenes- tienen esperanza”. Sin embargo, para el joven Omar (Adam Bakri), protagonista que le da nombre a la película ganadora del Premio Especial del Jurado en la sección Un Certain Regard del festival de Cannes de 2013, y nominada al Oscar como Película de habla no Inglesa en 2014, su principal esperanza va más allá -que también- de la resistencia palestina. La esperanza de Omar de cara al futuro pasa por poder estar con Nadia (Leem Lubany), su amor secreto y hermana de uno de sus mejores amigos, Tarek (Iyad Hoorani), a la que sólo puede ver si es capaz de burlar las balas que le disparan los israelitas cada vez que salta la Barrera israelí de Cisjordania.
Aunque Omar es ante todo una historia de amor, la ocupación israelí es el trasfondo omnipresente de toda la película. Dicho conflicto y dicho amor, se hacen evidentes y se fusionan en perfecta armonía desde el primer minuto, cuando vemos a Omar frente al muro de Cisjordania, observando que no haya ningún guardia israelí cerca de él, para, acto seguido, escalarlo decididamente. En su caso, el amor es suficiente motivo para arriesgar la vida, y probablemente el motivo por el que logra esquivar las balas.
Protagonizada por actores en su mayoría amateurs, la película está dividida en dos partes claramente diferenciadas, que vienen marcadas por el antes y el después de la acción que realiza Omar, junto a sus dos mejores amigos desde la infancia, Amjad (Samer Bisharat) y Tarek, a modo de resistencia. Es a partir de este momento cuando la película se rompe por completo, sufriendo una prodigiosa y orgánica metamorfosis. La primera media hora, donde predomina un romance algo ingenuo dentro de una historia aún no definida, da paso a un impactante thriller político, donde el amor cobra una mayor y más profunda dimensión. La amistad, la paranoia, la traición y la desconfianza entre personas que apoyan una misma causa, se conjugan para mostrar los límites a los que se somete una sociedad, sometida a un enemigo poderoso.
La película se posiciona, y su director, Abu-Assad, no lo oculta. En una entrevista para cuadernosdeorientemedio.com, lo deja muy claro: “La película se alinea, pero todas las películas buenas lo hacen (…) Yo me alineo con la igualdad, la justicia, los derechos humanos, los derechos civiles. Mi película condena la ocupación desde el primer frame (…) Mientras nos ocupen y nos discriminen los condenaremos”. No obstante, el hecho de que la película se alinee, no implica ni mucho menos que tenga una condición propagandística y de panfleto. Omar supera la mera -aunque siempre necesaria- crítica social, alcanzando cotas de gran cine al servicio de una historia verdaderamente apasionante. En este sentido, su principal baza radica en un ritmo creciente, basado en sorprendentes giros de guión, que culmina en un desenlace tan imprevisible como lógico.
En definitiva, esta primera producción de presupuesto íntegramente palestino, vuelve a mostrar el talento de Haby Abu Assad para llevar a la gran pantalla, de nuevo, (ya lo hizo en su magnífica -y también nominada al Oscar- Paradise Now (2005)), el conflicto de la ocupación israelí. Por el camino, el director te permite sentir la angustia de ser perseguido por las estrechas calles de un lugar tan tuyo como ajeno, y construye una excepcional y reflexiva historia, compuesta de elementos tan universales como el amor, la amistad y la traición. Es decir, todos los elementos que debería conllevar la realización cinematográfica.
Adriana García Sillero