Misión de Audaces (Horse Soldiers) (1959)
Nota: 9
Dirección: John Ford
Guión: John Lee Mahin, Martin Rackin
Reparto: John Wayne, William Holden, Constance Towers, Hoot Gibson
Fotografía: William H. Clothier
Duración: 119 Min.
Se suele tachar a John Ford de fascista, de irrespetuoso con los derechos de los indios americanos, de haber apoyado de manera sectaria e incondicional al partido republicano, y de un sinfín de estupideces que no vienen a cuento; películas como «Misión de Audaces» son la prueba mas evidente del sinsentido de estas acusaciones malintencionadas, propias de aquellos que, según la psicología tradicional, practican la proyección (mecanismo de defensa que opera en situaciones de conflicto emocional o amenaza de origen interno o externo, atribuyendo a otras personas u objetos los sentimientos, impulsos o pensamientos propios que resultan inaceptables para el sujeto).
El director americano vuelve a demostrar que es capaz de observar la misma realidad desde diferentes puntos de vista, pero siempre con el mismo sentido del honor, habilidad narrativa e intención didáctica. En esta ocasión, el contexto empleado es la Guerra de Secesión americana, y los protagonistas, un Regimiento de la Unión capitaneado por un testarudo coronel (John Wayne) que lidera una misión suicida en territorio confederado.
Ford vuelve a plantear conflictos que ya aparecían en anteriores trabajos como «Rio Grande» o «Fort Apache»: la relatividad del sentido del deber y los límites de la fidelidad a una bandera cuando están en juego vidas humanas, sean del norte, sur, este u oeste. Precisamente, la magia del cine de Ford residía en el tratamiento de temas profundos y trascendentales en el marco de un cine de aventuras que atrajera la atención de todos los públicos.
Podríamos caer en la tentación de considerar a John Marlowe, personaje interpretado por John Wayne, como único alter ego de Ford en esta película; pero no sería acertado, ya que el malhumorado director utiliza a Henry Kendall, un médico a quien da vida un impecable William Holden, como claro contrapeso a un personaje al que el director parece admirar, pero al que también critica por su escasa flexibilidad y sentido común.
Desde el punto de vista del espectador, en «Misión de Audaces» no hay un bando que escoger, no hay buenos ni malos; hay seres humanos que se encuentran en un callejón sin salida, en una guerra que desearían no tener que luchar, en un conflicto que ni siquiera respeta la menoría de edad… John Ford realiza una película claramente anti-bélica, mostrando a lo largo de su metraje un sinfín de situaciones que dejan en evidencia la naturaleza estúpida de esta modalidad de resolución de conflictos. A pesar de escoger como protagonistas a un regimiento de la Unión, Ford no se posiciona a favor o en contra de ellos; es mas, la película podría haber sido protagonizada por soldados confederados y el resultado hubiera sido el mismo. El máximo exponente de esta forma de ver la guerra es el personaje interpretado por William Holden, que hace gala de una ética profesional admirable muy por encima de cualquier bandera, y únicamente posible bajo la piel de un humanista.
En el guión de John Lee Mahin y Martin Rackin no hay lugar a la casualidad o el relleno; John Ford lo depura a su gusto y posteriormente lo ejecuta con su sencillez habitual, haciendo avanzar la historia en cada secuencia y atrapando al espectador con su trepidante ritmo narrativo. Consciente o inconscientemente, el director de «El Hombre que Mató a Liberty Valance» hace cine para todos los públicos; cualquier espectador puede ver «Misión de Audaces» como un film que reflexiona a cerca de la guerra, o simplemente como una película de aventuras, lo cual no implica que ambos puntos de vista sean excluyentes.
Ford vuelve a hacer gala de ese estilo invisible al que muchos detractores hacen referencia para descalificarle; en realidad, sus escasos movimientos de cámara -si comparamos su estilo con el de otros cineastas- responden únicamente a un talento portentoso para la ubicación de la cámara y un sentido de la puesta en escena que pocas veces ha sido igualado. «Menos es más» es una expresión que podría aplicarse perfectamente al cine de un director que lograba que lo genial pareciera sencillo; como muestra, los título de crédito de esta película, que con tan solo un movimiento de cámara demuestran lo expuesto en líneas superiores:
«El secreto está en hacer películas que agraden al público y que revelen al mismo tiempo la personalidad del director: Eso no es fácil…tengo que hacer films cuyo éxito esté asegurado de antemano para tener el derecho y la oportunidad de hacer otros con mayor riesgo económico, pero más valiosos. Mi libertad de acción depende de su éxito. De este modo, he podido hacer algunos films que quería hacer, y hacerlos según mis gustos y debilidades. Pero no he podido hacer 10 films de este estilo«.
Desconozco si al decir estas palabras, Ford incluía «Misión de Audaces» entre esas 10 películas, pero lo que es evidente es que esta obra revela su personalidad de múltiples aristas, refleja sus inquietudes filosóficas, y a su vez reclama el visto bueno de su público. No puedo mas que invitar al visionado (o revisionado) de esta película para convertir a los no creyentes, y para que los fieles recordemos por qué al hablar de John Ford deberíamos hacer una genuflexión al aire como símbolo de agradecimiento por todo el cine que nos legó.
Carlos Fernández Castro
Sencillamente maravillosa, unos planos admirables que te quitan el sentido, la ternura de los personajes, hasta del coronel, nunca deja de arrugar su ceño aunque a lo largo de la pelicula se va endulzando.
El sargento ebrio aporta muchas notas de humor a la pelicula y el otro coronel siempre esta hablando de su carrera politica en fin, no he visto una peli igual de caballos tan bien filmada en planos que todos los soldados desmontan del caballo en menos de un segundo para tirarse a una cuneta, y no hablemos de su aspeco filosofico y de la personalidad del autor, muy buena critica, creo que esa es la clave, la mente del director se plasman en estos 2 personajes-
gracias.