Luces Rojas (Red Lights) (2012)

Nota: 6

Dirección: Rodrigo Cortés

Reparto: Cillian Murphy, Sigourney Weaver, Robert de Niro, Elizabeth Olsen, Toby Jones, Leonardo Sbaraglia.

Guión: Rodrigo Cortés

Fotografía: Xavi Giménez

Música: Víctor Reyes

Ya desde su curioso primer corto (“15 minutos”) se veía que Rodrigo Cortés tenía las cosas claras. Interesado en  desarrollar aspectos y situaciones de la realidad desconocidas (“Concursante”), vio en el encargo de “Buried” la oportunidad de poder poner en marcha un proyecto personal y arriesgado al que llevaba ya tiempo dando vueltas: “Luces Rojas”. Muchos esperábamos que esta película fuese un paso al frente, a nivel narrativo y dramático, que confirmase al elocuente Cortés como un director con todas las letras, pero  “Luces Rojas” ha resultado ser solo otro thriller; bien hecho, pero otro thriller al fin y al cabo.

El tercer largometraje del director salmantino comienza como una interesante reflexión  sobre los límites del cerebro humano, de la tensión entre lo paranormal y lo científico, la creencia y la razón. Justo cuando los elementos emocionales entran en juego, el espectador sale de él y no vuelve a entrar. Pese a mantener el interés, “Luces Rojas” te deja ajeno a todo lo que va sucediendo en la pantalla a medida que pasan los minutos.

El problema de esta inconsistencia narrativa y dramática, de que no consigas “entrar” en la historia, reside, en gran parte, en la construcción de los personajes; sobre todo la deficiente construcción del físico Tom Buckley,  personaje clave para el triunfo de la película. Bien interpretado por Cillian Murphy,  Tom pasa de personaje secundario a ser el eje del film; se le presuponen ciertos sentimientos y conflictos interiores que, por mantener el misterio, nunca llegamos a experimentar, y acabamos por no conocerle en absoluto. La identificación o empatía con un personaje de este calado es mínima, lo cual perjudica terriblemente al conjunto.

El resto de los personajes (sobre todo el de Elizabeth Olsen) también sufre este desarrollo dramático algo fragmentario.  Es una pena, porque el trabajo de los actores es, en general, bastante notable. Aparte de Murphy, tanto Sigourney Weaver como Robert de Niro, los dos veteranos, vuelven a demostrar su gran dominio de la escena. Las otras interpretaciones, como las de Toby Jones y Leonardo Sbaraglia, no hacen más que aportar calidad a la película.

Rodrigo Cortés juega con la realidad, la percepción y la identidad con ritmo y estilo, pero sin explorar en profundidad la original temática de partida y su subtexto. Todo se percibe más como artefacto retórico y visual, lo que nos  termina llevando al terreno de un thriller americano al uso, con sus estándares de género, explicaciones inútiles y golpes de efecto.

Es cierto también que el control que ha tenido Cortés (dirección, guión y montaje) a la hora de construir su material se nota: planos elegidos quirúrgicamente, un montaje ágil  y unos diálogos inteligentes y mordaces a disposición de unos actores de altura. Sin embargo, este dominio es superficial, no se traduce en una identidad de autor y un clímax adecuado en la historia.

Es absurdo atenerse al tópico de que por ser un director europeo, o español, la película deba tener una mentalidad de autor definida, pero cuando te encargas de aspectos tan importantes como la dirección y el guión, se presupone cierta intención de permanecer no tanto en el producto, si no en la obra en sí.

Soy exigente con esta película porque estoy convencido de que Rodrigo Cortés es un director inteligente y preparado, alguien valioso y diferente dentro del cine español. Con “Luces rojas” no ha dado con la tecla adecuada, pero estoy seguro de que algún día nos sorprenderá con una gran película.

Arturo Tena

http://youtu.be/Muv5W0GtVfk