Locke (2013)
Nota: 7
Dirección: Steven Knight
Guión: Steven Knight
Reparto: Tom Hardy, Olivia Colman, Ruth Wilson, Andrew Scott, Ben Daniels, Tom Holland
Fotografía: Haris Zambarloukos
Duración: 85 Min.
Imaginaos una película de 80 minutos protagonizada por un único actor y varias voces de personajes que dialogan con él a través de un omnipresente teléfono móvil. Ahora intentad haceos a la idea de que toda la acción transcurre en el interior de un coche. A muchos les resultará familiar esta propuesta. Y es que es inevitable recordar que en 2010 Rodrigo Cortés enterró a Ryan Reynolds durante casi 95 minutos en un ataúd bajo tierra. En esta ocasión, Steven Knight se permite el lujo de incorporar planos exteriores, de modo que el espectador pueda inspirar profundamente, antes de retornar al interior del claustrofóbico BMW conducido por Ivan «nervios de acero» Locke.
Pero como es evidente, la dificultad del reto no implica la calidad del resultado final. Se ha de cumplir al menos uno de estos dos requisitos para que semejante propuesta albergué posibilidades de un cierto éxito: la presencia de un genio detrás de las cámaras, o la participación de un actor en estado de gracia, que se haga dueño y señor de la gran pantalla y soporte el peso de la película. Y la verdad es que «Locke» funciona debido al cumplimiento de la segunda premisa, aunque la labor de su director merezca un mínimo reconocimiento.
«Bienvenidos al show de Tom Hardy» sería la frase que mejor definiría esta película. El actor al que muchos relegaban injustificadamente a papeles de tipo duro y visceral, demuestra una asombrosa gama de registros, muy alejada de las exhibiciones que le dieron a conocer en films como «Bronson» y «Warrior«. «Locke» le ofrece la posibilidad de enfrentarse a una interpretación en la que la sutileza y la contención son cruciales. Hardy escoge un personaje perfecto para reivindicarse y demostrar una infinidad de matices que no tenían cabida en sus interpretaciones anteriores, y el resultado es asombroso.
Sin embargo, la presencia del actor británico no es suficiente para impedir que el espectador eche un par de vistazos a las manecillas del reloj. El voluntarioso Steven Knight, otrora guionista de películas tan meritorias como «Negocios Ocultos» o «Promesas del Este«, no dispone de la imaginación y los recursos narrativos necesarios para hacer olvidar las limitaciones de su puesta en escena. Quizás las restricciones espaciales no deberían haber sido tan rígidas, o quizás el director no debería haberse ceñido a mantener el interés únicamente a través de las conversaciones telefónicas. Efectivamente es fácil criticar sin aportar soluciones alternativas, razón por la que servidor teclea y no filma.
En el haber de Knight, cabe reconocer la escritura de un guión que ofrece a Tom Hardy la posibilidad de realizar su trabajo más elogiable hasta el momento, y mantener el suspense de los numerosos problemas que el protagonista gestiona mientras circula por la carretera. Porque independientemente del reto creativo que supone, «Locke» aspira a plantear reflexiones trascendentales, e incluso una filosofía de vida que pocas personas adoptan y que consiste en asumir la responsabilidad de tus actos por muy graves que sean las consecuencias de los mismos, ejercer honestamente tu profesión, y actuar de acuerdo con el «compórtate con los demás como desearías que se comportaran contigo». En este sentido, Knight perfila a su personaje con todo lujo de detalles a través de unos diálogos precisos y bien calculados. Lástima que no contribuyan de igual manera a su evolución.
Cuando termine «Locke» desearás perder de vista el teléfono móvil durante unas horas. Steven Knight realiza una película de nuestro tiempo, en la que los problemas se resuelven sin necesidad de mirar a los ojos o decir las cosas a la cara. Ivan Locke finge valentía, entereza, y determinación a la hora de afrontar sus quebraderos de cabeza, pero en el fondo todo es más fácil con varios kilómetros de por medio. Steven Knight insinúa un presente muy próximo, en el que la cara (resolver asuntos laborales a distancia) y la cruz (resolver asuntos personales a distancia) de la tecnología están íntimamente ligadas. «Locke» es entretenida, invita a la reflexión, pero por encima de todo, es la prueba irrefutable de que Tom Hardy puede conducir en solitario una película, incluso sin mirar a la carretera.
Carlos Fernández Castro
http://youtu.be/JHfRVGP-uqo