Lesson of the Evil (Aku No Kyôten) (2012)
Nota: 7
Dirección: Takashi Miike
Guión: Takashi Miike (Novela: Yûsuke Kishi)
Reparto: Hideaki Itô, Takayuki Yamada, Shôta Sometani, Ruth Sundell
Fotografía: Nobuyasu Kita
Duración: 129 Min.
No voy a aburrir al lector de bandejadeplata con una introducción acerca de quién demonio es Takashi Miike. Lo considero (al lector) medianamente inteligente y curioso y al otro (al director) lo excesivamente prolífico como para que quede aquí expuesto un texto entretenido, divertido o que aliente al espectador a que vea la película que, a continuación, os paso a contar. Es un decir, no os la voy a contar, pero estoy seguro que, tras leer lo que viene, tendréis ganas de verla. Las quejas, al administrador web, que yo, lo que soy yo, no tengo un duro.
Los que estáis duchos en esto del cine oriental, el ritmo de Lesson Of The Evil no os va a pillar por sorpresa. Es moroso, se toma su tiempo en que la acción (lo que el espectador occidental entiende por »acción») despegue, pero sería muy injusto que, a la primera de cambio, decidiérais apagar el reproductor. Lesson Of The Evil cuenta la historia de un profesor de secundaria japonés que es, básicamente, un psicópata. Un tipo seductor, guapo, enigmático. Un psicópata de manual, vaya. Y, claro, todos los alumnos lo adoran. O qué os creíais. Durante todo el metraje, Miike hace gala de una elegancia y una contención admirables: nos regala pistas mediante diálogos sutiles que se establecen entre alumnos y entre éstos y un profesor en concreto, un secundario perfecto que desencadena toda la furia almacenada por la bestia. Las imágenes son hipnóticas: el bamboleo de los uniformes escolares, sus peleas, la arquitectura extraña de los conglomerados estudiantiles que se hacen llamar ‘institutos’ y, por supuesto, los dardos envenedados al acoso escolar, aquí un arma arrojadiza inquietántemente utilizada por el profesor para su propio beneficio.
Cuesta entrar en Lesson of the Evil. Dura, en todo su conjunto, 129 minutos. Parece que vaya primero a adentrarse en las fronteras del thriller detectivesco pero no. Sigue como un melodrama de chantajes y sexo raro, pero tampoco. Parece que vaya de un profesor psicópata pero… Bueno, esto sí, aunque no se queda aquí la cosa. En el tramo final, Miike saca la artillería pesada y nos regala una de las masacres más espectaculares y mejor filmadas que este servidor haya podido presenciar en los últimos años. El uso del color, que entronca directamente con la paleta saturada de maestros como Argento (en sus buenos tiempos), las referencias a genios como Cronenberg (esa escopeta de carne que respira y mira)… Y es que este señor ha aprendido y se permite virguerías muy pasadas de rosca, además: unas cámaras lentras entre balas y flechas que cortan la respiración; parte el cristal de la cámara que en ese momento rueda la escena al recibir un disparo (sí, sí, metacine y todo) y nos deja con la miel en los labios con un “To be continued” con muy mala leche.
¿Es Lesson of the Evil la mejor película para adentrarnos en el fascinante mundo de Takashi Miike? Señoras y señores, esta pregunta es una estupidez. Sí, lo sé, la he hecho yo, pero eso es lo que hay. Solo deciros que Miike tiene tanto y tan variado, que cualquiera a la que le echéis el guante os va a dejar descolocado: tanto si es un drama gore con femme fatale (Audition), retratos degradantes de una familia desquiciada (Visitor Q), homenajes al cine de mafiosos y yakuzas con niños masacrados (Fudoh)… Es inabarcable e inagotable. Parece que con Lesson of the Evil haya querido demostrar que puede hacer una película contenida (todo lo contenida que puede ser, saliendo de la cabeza del trastonado Takashi), accesible al público occidental pero con toda la mala leche que alberga su cuerpecito. Corran y disfruten de este Bowling for Columbine a la inversa. Me lo agradecerán.
Antonio Bret