La suerte de los Logan (Logan Lucky, 2017)
Nota: 7
Dirección: Steven Soderbergh
Guión: Rebecca Blunt
Reparto: Channing Tatum, Adam Driver, Daniel Craig, Riley Keough, Katie Holmes, Farrah Mackenzie
Fotografía: Peter Andrews
Duración: 120 Min.
Siempre me he preguntado qué tienen los coches automaticos que no tengan los de marchas. Supongo que exigen más del piloto e invitan a una mayor creatividad al volante. Tal vez esto explica su reivindicación en Logan Lucky, una película en la que Steven Soderbergh recupera su perfil más Ocean’s Eleven para dar otra vuelta de tuerca a ese subgénero de atracos tan gripado en los últimos tiempos.
Evidentemente no estamos ante su trabajo más original, pero esto no empaña el resto de virtudes de un film que está diseñado tanto para el disfrute del director como del espectador y es una celebración del «cine de entretenimiento con mensaje y citas cinéfilas». En La suerte de los Logan se escuchan los ecos de Atraco Perfecto (The Killing, Stanley Kubrick, 1956), pero de una manera lejana. Dónde antes se atracaba un hipódromo, ahora se despluma un circuito de automovilismo. Y es que los tiempos cambian, aunque no lo suficiente: mientras los Logan (a lo Julián Muñoz) transportan varias bolsas de basura cargadas de dolares por los pasillos de un circuito de carreras, recordamos esas maletas rellenas de billetes que en los años 50 caían despiadadamente en la pista de un aeropuerto y condenaban para siempre a un taciturno Sterling Hayden.
Sin embargo, Soderbergh propone su propia versión de la clásica historia de perdedores, desmarcándose del film de Stanley Kubrick y de tantos otros de la misma época (El abrazo de la muerte, La jungla de asfalto, El último refugio). Al contrario que éstos, La suerte de los Logan ofrece una luz al final del túnel para unos personajes que han sido perseguidos durante toda su vida por la fatalidad. Bien cierto es que el director no plantea una realidad optimista, pero sí disfraza de cierta nobleza a ese par de atracadores en busca de una segunda oportunidad.
Un aspirante a estrella de baseball que se lesiona en el momento crucial de su carrera y un veterano de guerra(s) que ha perdido un brazo en combate merecen vengarse de un sistema perverso que, en realidad, vende a un precio muy alto el sueño americano. De alguna manera Soderbergh justifica el hecho delictivo mediante las expectativas frustradas de sus protagonistas. El resto de los elementos no introducen grandes novedades a la fórmula, al margen de un personaje femenino que maneja la caja de cambios mejor que cualquier hombre en su entorno y una serie de reivindicaciones en torno a la figura paterna en los divorcios con menores de por medio.
Amparado en la precisión del guión escrito por Rebecca Blunt, Soderbergh ofrece una clase magistral de ritmo narrativo y una nueva entrega de su fino sentido del humor. Junto a Baby Driver, La suerte de los Logan completaría una magnífica doble sesión que convencería al más exceptico de que diversión y arte son conceptos complementarios en el cine actual. Puede que no haya inventado la penicilina, pero demuestra que los esquemas clásicos mantendrán su razón de ser a través de sus pertinentes actualizaciones, al igual que el ser analógico sobrevivirá la era digital siempre y cuando se ajuste a las reglas del nuevo juego y una vieja canción de John Denver seguirá emocionando siempre que haya un soporte para reproducirla.
Carlos Fernández Castro