La Red Social (The Social Network) (2010)

Nota: 9

Dirección: David Fincher

Guión: Aaron Sorkin (Basado en la novela de Ben Mezrich)

Reparto: Jesse Eisenberg, Andrew Garfield, Justin Timberlake, Armie Hammer

Fotografía: Jeff Cronenweth

EN BREVES PALABRAS (para los impacientes)

«La Red Social» es todo lo que puedas esperar de ella y mucho más. No obstante, he de reconocer que es de ese tipo de películas que, a priori y debido a su temática, no me apetece ver; suelo denominarlas «million dollar babys», al considerar la gran obra maestra de Eastwood uno de los máximos exponentes de este personal subgénero. La pregunta que surge ante tal afirmación es: ¿Por qué acabo viéndolas?. La respuesta para este caso concreto: porque estando detrás de las cámaras uno de los grandes genios cinematográficos de la última década, no podía perdérmela. Después de verla, sólo puedo decir que con «The Social Network» recuperamos al mejor Fincher desde «El Club de la Lucha». Ahí es nada.

SI QUIEREN PROFUNDIZAR…

No creo que haga falta comentar el argumento a estas alturas, pero haré un resumen para los mas despistados. La película gira en torno a la creación de la mayor red social del mundo por internet y su posterior desarrollo. Los responsables de la misma fueron dos amigos que, durante su etapa universitaria, construyeron lo que hoy conocemos como Facebook. Paralelamente, somos testigos de las posteriores batallas legales que se desencadenaron para hacerse con el control de la misma.

Hay dos factores que destacan por encima de todos los demás en esta película: la dirección y el guión. Una vez terminado el visionado de la misma, es fácil entender por qué David Fincher no utilizó estrellas para interpretar los personajes principales de su nueva cinta; cualquier actor de reconocido prestigió hubiera distraído al espectador de lo que verdaderamente importa en ella: el argumento y la forma de plasmarlo en el celuloide. El director oriundo de Denver es consciente del guión que tiene entre manos y comparte protagonismo con Aaron Sorkin en el cartel promocional de la cinta, dejando bien claro que el espectador se enfrenta ante una película «de autores».

Con «La Red Social» me ocurrió algo poco habitual. Normalmente me centro en la película que estoy viendo y, simultáneamente, intento analizarla desde el punto de vista técnico (guión, utilización de la fotografía, puesta en escena….). En esta ocasión me resultó imposible, ya que, desde el primer fotograma, los planos del autor de «Seven» captaron mi atención de una manera casi hipnótica, marcando un ritmo de una intensidad brutal, sin perder un ápice de fuerza a lo largo de todo el metraje. Portentoso.

El montaje sigue un esquema que se ha convertido en un clásico del cine moderno: dos tramas paralelas, los mismos protagonistas, pero unas coordenadas espacio-temporales diferentes, sin que el film se resienta en ningún momento por ello. Ambas líneas argumentales conectan de una manera muy natural, como si los planos de transición entre una y otra hubiesen existido siempre en la cabeza de su director (probablemente fuera así); un claro ejemplo de lo que debe ser la planificación.

Pero no nos engañemos, «La Red Social» es también una película de personajes. La primera secuencia muestra de una manera brillante la personalidad de Mark Zuckerberg (Jesse Eisenberg), el futuro propietario de la mayor red social sobre el globo terráqueo. Fincher y Sorkin se sirven únicamente de dos actores, una mesa y una explosiva conversación, de una audacia e inteligencia sobrecogedoras. Los demás personajes, al igual que Zuckerberg, están perfilados de una manera brillante, destacando el interpretado por Justin Timberlake, del que me esperaba mas bien poco, pero que sorprende por su naturalidad. Igual sucede con el nuevo Spiderman, Andrew Garfield, que hace, notablemente, las veces de amigo de Jerry y co-creador de la red social.

En definitiva, David Fincher se erige como cronista de nuestro tiempo, abordando las nuevas tecnologías que, cada vez más, condicionan nuestras vidas de una manera que jamás hubiésemos pensado, sin olvidar el tratamiento de conceptos como la amistad, la traición y el límite entre la creación y el desarrollo de una idea. Después de ver la película que cada uno decida de que lado está. Estamos probablemente ante la película del año, con permiso de «Origen», así que permítanme lanzar un mensaje a todos los amantes del Séptimo Arte: «Ver esta película no es una opción, es un deber».

EXTENSIÓN LA CRÍTICA:

Carlos Fernández Castro