La Jungla: Un buen día para morir (La jungla de cristal 5) (A Good Day to Die Hard – Die Hard 5) (2013)
Nota: 4,5
Director: John Moore
Guión: Skip Woods
Fotografía: Jonathan Sela
Reparto: Bruce Willis, Jai Courtney, Sebastian Koch, Mary Elizabeth Winstead, Julia Snigir, Amaury Nolasco
Duración: 97 min
Ya han pasado tres lustros desde que John McTiernan rodara la que sería, quizás, una de las cintas de acción más célebres de los últimos años. Jungla de cristal (1988) fue el precoz escopetazo de salida de una década sobrecargada de explosiones, suspense, tiroteos, asaltos y demás elementos de todo film del género que se precie. El argumento no era para nada revelador: un grupo terrorista que ha tomado un edificio cargado de rehenes al que alguien debe pararle los pies. Pero la sorpresa fue mayúscula tras ver actuar al héroe de turno, un hombre que por aquel entonces apenas se le conocía por su papel en la sensiblera Cita a ciegas (Blake Edwards, 1987). La vis cómica de Bruce Willis enamoró al público por su desfachatez, su discurso burlón y por la ágil e improvisada forma de librarse de todo villano que se le pusiera por delante.
Esa sed del público por volver a ver al agente John McClane haciendo de las suyas quedó para muchos más que saciada con la tercera parte, una secuela de altos vuelos entretenida desde el minuto uno hasta los créditos, con un Samuel L. Jackson perfecto y un Jeremy Irons carente de todo escrúpulo. Inolvidables escenas como la del túnel o la de los galones de agua, tan intrigantes como disparatadas. Pudo haber sido sin duda sido el último yippi ka-yei de un policía que ya pedía a gritos terminar con su tarea de salvador anónimo. Pero el problema es seguir tirando del hilo cuando la madeja se acaba. Die Hard 5 no es nada más que otra secuela de secuelas con un billete directo al olvido inmediato. La sarta de ridiculeces es tan numerosa que uno no sabe por dónde empezar.
Lo primero que llama la atención es la forma tan vacua y simple de abrir la película. La cuarta parte tendrá su lista de taras pero al menos abre con un par de escenas largas que permiten situar al McClane actual en la trama. John Moore da demasiado por hecho que el espectador ha recorrido todas las entregas como para evidenciar ese espacio, y en consecuencia la acción comienza demasiado pronto. Un par de palabritas de la hija y al toro, billete de ida a Moscú a buscar a un hijo del que no sabe nada desde hace años (el público cero) para encontrárselo de repente y empezar a pegar tiros. Es ya en ese momento cuando del guión comienza a inflar su vacío hasta quedarse hueco por completo.
Básicamente esta vez la misión consiste en impedir que unos cuantos rusos se hagan con un arma letal. Y qué mejor forma de impedirlo que a bofetazo limpio. Willis vuelve a sacar su vena humorista y no faltan los chascarrillos típicos de su ingenio, ni por supuesto su indiferente forma de sacar los puños mientras ríe a carcajadas. Desde luego de tener pelo no se le notarían las canas, todo hay que decirlo. Para estar cerca de los 60 años el tipo está en forma y sabe llevar bien el peso de las contadas escenas de protagonismo que Moore se ha dignado a filmar.
Sin embargo, todo queda muy repetitivo y pillado por los pelos. No es que repita momentos de otras películas -lo cual, visto lo visto, habría sido preferible como homenaje- sino que por ejemplo coge una frase y la repite siete veces, o se alargan diálogos que no aportan nada de un modo completamente innecesario. Pequeñas cosas que llaman a un aburrimiento fuera de lugar en una saga de estas características.
Todo ello sería incluso perdonable si el film estuviera dotado de un personaje secundario con carisma, heroicidad y mal genio. A Jai Courtney le falta mucha garra y convicción para llegar a ser el John McClane Jr. que todos esperábamos. No es más que un musculitos tímido que se pasea entre los tiros que su padre le ayuda a esquivar, y además se nota en todo momento. No se atisba tampoco al villano macabro que usualmente ha dispuesto la saga en cada edición. Más bien son varios pequeños enemigos que se turnan entre ellos y que van cayendo como moscas a la primera de cambio. Muy decepcionante en este sentido.
¿Qué nos queda? Efectos especiales por doquier, munición infinita, el peor ‘yippi ka yei’ de la historia y foto de familia. Qué bonito. Qué absurdo…
Manu Sueiro
http://youtu.be/daPCGiIUF5U
El peor yippi ka ye ni de coña. Ese es para el soso de la 4 y generico de la tres. La tres se desinfla siendo muy buena en general y ese yippi ka ye es el peor de la saga. El de la cuatro es mas original y el de la quinta va en la linea de la tres pero con algo mas.
Una sola duda me cabe: ¿Cómo los españoles soportan «La Jungla de Cristal» para estas películas? bueno, si soportan el doblaje…
Saludos desde Sudacalandia =D
El doblaje siempre es insoportable, no debería existir y no hay nadie en el mundo que me pueda convencer de lo contrario; es una falta de respeto al actor doblado, ¿en qué arte se ha visto esto?