Jo, qué Noche (After Hours) (1985)
Nota: 8,5
Dirección: Martin Scorsese
Guión: Joseph Minion
Reparto: Griffin Dunne, Rosanna Arquette, Linda Fiorentino, John Heard, Verna Bloom, Teri Garr, Cheech Marin, Catherine O’Hara
Fotografía: Michael Ballhaus
A pesar de ser una de las obras menos reconocidas de Martin Scorsese, «Jo, que Noche» es una de mis películas favoritas de los 80. Aún recuerdo la primera vez que la vi, tendría unos 12 años y, al parecer, no me la tomé demasiado en serio, ya que en su siguiente visionado, algunos años más tarde y esperando ver una comedia, me quedé absolutamente trastornado por la atmósfera tan enfermiza y el tono pesadillesco de la cinta.
Paul Hackett (Griffin Dunne) sale, como todos los días, de la oficina y se dirige a casa. Se siente solo, así que decide salir por la zona del Soho para tomarse un café mientras lee un libro. Casualmente conoce a Marcy (Rosanna Arquette), una mujer atractiva, que le deja su número de teléfono para que contacte con ella cuando quiera. Paul vuelve a casa y, tras vencer su falta de decisión, decide llamar a Marcy, que le propone quedar esa misma noche en su casa. A partir de ese momento, lo que parecía iba a ser una cita romántica se convierte en una pesadilla de a cual Paul no puede despertar.
Cuatro días antes de empezar el rodaje de «La Última Tentación de Cristo», la productora comunicó a Martin Scorsese que éste se posponía indefinidamente. Se trataba de un proyecto que llevaba años intentando filmar y en el que había empleado muchas fuerzas y puesto mucha ilusión. Para superar la decepción, empezó a leer guiones compulsivamente, esperando encontrar alguno que le llenara y empezar a rodar inmediatamente. Cuando el libreto de «Jo, que Noche» llego a sus manos, supo que era la película que quería realizar. Y no es de extrañar, ya que Paul era el perfecto alter ego para plasmar la situación por la que acababa de atravesar Scorsese; el personaje interpretado por Griffin Dunne intenta llegar desesperadamente a casa, encontrando continuamente obstáculos que se lo impiden, tal y como le había sucedido al director americano con su recientemente abortado proyecto (y que no llegaría a buen puerto hasta 1989).
La película es realmente asfixiante y agobiante; una pesadilla en toda regla. Este tono se ve aliviado por las notas de humor que salpican el metraje y que, en ocasiones, no sabes cómo tomarte, ya que suelen suponer una piedra mas en el camino de Paul. La sonrisa es acompañada simultáneamente por un cierto sentimiento de culpabilidad. En ocasiones, la situación de Paul es tan calamitosa que llega incluso a provocar la risa del espectador. En este sentido, el director de «Taxi Driver» se ensaña con su personaje, mostrándole varias veces la luz al final del túnel para devolverle, a continuación, a la mas intensa oscuridad.
La galería de freaks que poblan esta cinta es verdaderamente memorable. Desde Marcy, aparentemente una chica normal que invita al protagonista a su casa, hasta Julie (Teri Garr) una mujer solitaria que cree haber encontrado en él a su media naranja, son personajes desquiciados y con un pasado o presente oscuro a sus espaldas. Cuando Paul parece encontrar personas «normales» que quieren ayudarle, la mala suerte se cruza en su camino.
Las mujeres juegan un papel crucial en esta película. El mensaje que lanza Scrosese parece peligroso, ya que ninguna de ellas, excepto Gail (Catherine O’Hara), sale bien parada. Curiosamente con todas las mujeres que conoce a lo largo de los 97 minutos de metraje, hay cierta tensión sexual no resuelta, de él hacia ellas o de ellas hacia él; con todas menos con Gail, cuyo personaje representa, de alguna manera, la figura maternal. Y hasta aquí puedo leer….
Griffin Dunne es el actor perfecto para el papel de Paul Hackett. Para esta película es imprescindible que el espectador se sienta identificado enseguida con el protagonista. Su aspecto de tipo normal, soltero, educado e inofensivo contrasta brutalmente con el entorno y la fauna que se va encontrando en «Jo, que Noche». Paul intenta salir de la situación en que se encuentra, pero no a cualquier precio, ya que evita dañar física o psicológicamente a todas aquellas personas que tienen la llave de su salvación, pero que no se la quieren dar. Paul es un personaje patético a la par que entrañable, lo cual es mérito de la interpretación y del guión.
En definitiva, nos encontramos a un Scorsese juguetón, tanto en la forma como en el fondo, narrando de manera brillante y con un ritmo endiablado las penurias de un tipo normal, una noche cualquiera, en el barrio neoyorquino del Soho. Inolvidable, una película que puedes ver una y otra vez sin cansarte y que queda grabada en la memoria para toda la vida.
Carlos Fernández Castro
Cómo me gustó esta película! Aunque a decir verdad fue una mezcla entre angustia y ataques de risa paroxísticos! Pero vamos, a divertida, inesperada y original, le ganan pocas!
Todavía estoy buscando un pisapapeles en forma de bollo…
Hola Marble,
me alegra mucho que te gustara, es una de mis películas favoritas.
Me acuerdo de lo mucho que disfruté viéndote disfrutar de ella por primera vez.
Otro de los guiños de «Jo, qué Noche» al surrealismo, los pisapapeles con forma de buñuelo. ¿Quien demonios iba a pedirle una cita a una chica con el pretexto de comprar unos pisapapeles con forma de buñuelo a su compañera de piso?????
¡Qué buena! Te alabo el gusto, Carlos.
Es imposible no coger cariño a esta deliciosa pesadilla. Qué bien refleja ese estado de histeria estúpida en el que caemos cuando la desesperanza se ha pasado de rosca. Aunque con un tono distinto, esta película siempre me recuerda a otra que me encanta. «Atrapado en el tiempo».
Casualmente, siempre vuelvo a cualquiera de estas dos películas cuando me encuentro bajo de ánimo. Y no creo que sea porque son sólo divertidas. Supongo que ese viaje catártico a través de oscuros rincones de la mente, ayuda, al final, a relativizar las cosas y a reirte un poco de ellas. En fin, es sólo una teoría chorra…
Hay algo que odio de esta película, y es el título en castellano… ¿Jo qué noche?… ¿Pero qué es eso? Recuerdo que cuando iba al videoclub y veía la carátula de esta película con ese título, siempre acababa por descartarla. Por aquel entonces no sabía quién era Scorsese, claro.
Por cierto, otra película de Scorsese poco reconocida y que es de las que más me gustan (sino lo que más) es «El rey de la comedia». En esta también nos obsequia con una gran dosis de «mal humor».
Que bien volver a tener a alguien como tú por aquí Ander, un privilegio.
Coincido contigo en que «El Rey de la Comedia» es probablemente la película mas desconocida de Scorsese y una de las mejores. El problema es la temática, poco aceptada por los seguidores del director italoamericano. Es una pena, ya que es una de las mejores comedias negras que se hayan hecho hasta la fecha. La dirección, brillante; de Niro, impagable y loquísimo; Jerry Lewis, Jerry Lewis……
Me da la impresión de que «After Hours», llamémosla así de ahora en adelante, cumple su objetivo mas allá de la voluntad de Scorsese. Cuando pienso en qué situación no me gustaría encontrarme, la que sufre Paul Hackett forma parte de mi top ten. Tiene mérito, porque tratándose de unos sucesos tan estrambóticos y macabros, no afecta a mis ganas de querer volver a verla una y otra vez, disfrutarla y volver a pasármelo tan bien. Contradictorio, verdad?
No puedo dejar de comentar tu referencia a «Atrapado en el Tiempo», una de mis comedias favoritas. En un futuro me gustaría escribir sobre ella; es una película con la que me desternillo irremediablemente, aun sabiendo sus golpes de humor de memoria; me hace reflexionar cada vez que la veo. El envoltorio es claramente de comedia, y muy bien ejecutado por Harold Ramis, con un brillantísimo Bill Murray, pero lo que hay dentro de ese envoltorio es una película existencialista en toda regla…..o así quiero verla yo. Que voy a decir, me encanta.
Un saludo
Caray (creo que se escribe así, corrijanme si yerro) ¡yo también vi, por primera vez, esta peli a la tierna e incipiantemente bigotuda edad de 12/13 años! Eso sí, he de reconocer que no tenía el paladar lo suficientemente maduro como para apreciarla como se merece: hasta ayer tan sólo me quedaba el recuerdo de la hermosa y contenida pechuga de Linda Fiorentino, y la adrenalítica sevillana que sirve como BSO para la escena del taxi, como flashes dignos de vegetar en mi memoria. Pero gracias a la encomiable idea que La Sexta puso en funcionamiento tal día como ayer (cine a mediodía), he podido reencontrarme con las aventuras del bueno de Paul, y con la inmadurez propia de las críticas bisoñas que aún anidan en mi subconsciente (tampoco guardo buen recuerdo de «La última tentación de Cristo») y que con tanto aplomo caen sobre ciertas cintas.
La peli es realmente divertida, con un Griffin Dunne sensacional, y un enérgico Scorsese dando rienda suelta a todo tipo de desvaríos. Si os fijaís hay una gran cantidad de errores narrativos, posiblemente arrojados adrede, como las omisiones de fragmentos de conversación que convierten en deslabazadas, a la par que enigmáticas, las contestaciones consiguientes. Pero sin duda cuando la cinta roza la genialidad es, como bien dices en el último comentario, en los accesos surrealistas: los citados buñuelos, la tipa que vive en el sótano del antro, la maravillosa escena final (no la desvelo por si las moscas) y sobre todo y ante todo, el elemento que termina por entregarme a la devoción de After Hours: el carrito de los helados como símbolo represivo y de terror. Adorable.
Pd: Espero ansioso el post de «Atrapado en el tiempo».
Pd 2: Siento el retraso en la entrega de lo que prometí escribirte. Me puede la presión. Y que soy mu vago.
Un enorme abrazo.
Hola Pelucabrasi,
Que no te pueda la presión; no existe tal presión.
Me alegro que hayas podido ver «Jo qué Noche» por primera vez. Es una película que crece con sucesivos visionados, ya que está repleta de detalles y abierta a muchas interpretaciones. Ya me contarás que te parece tu segunda vez.
Un abrazo.