Jersey Boys (2014)
Nota: 7
Dirección: Clint Eastwood
Guión: John Logan, Rick Elice (Novela: Marshall Brockman)
Reparto: John Lloyd Young, Vincent Piazza, Erich Bergen, Michael Lomenda, Christopher Walken, Jeremy Luke
Fotografía: Tom Stern
Duración: 134 Min.
Que no cunda el pánico; Clint Eastwood está recuperando la forma. Los que temíamos por su salud cinematográfica podemos estar tranquilos después de comprobar que «Jersey Boys», sin alcanzar el nivel exigible a un director de su talla, ahuyenta las alarmas que habían disparado las decepcionantes «J. Edgar«, «Invictus», «El Intercambio», y en menor medida, «Más Allá de Vida«. En este refrescante biocpic volvemos a apreciar la chispa que echábamos en falta en sus últimos trabajos, y lo que es más importante, la ilusión por intentar cosas nuevas y seguir explorando las infinitas posibilidades narrativas que ofrece el Séptimo Arte.
Al igual que en sus anteriores biopic (Bird, Cazador Blanco Corazón Negro, Invictus, J. Edgar), el estilo narrativo de Eastwood desprende el mismo aroma clásico de siempre, escapando de los peores vicios estéticos y estructurales de tan conflictivo género. Sin embargo, se aprecia cierta complacencia en el tratamiento del personaje principal, consecuencia lógica de su participación en la escritura del guión, y circunstancia que resta un punto de autoría al producto final. El director intenta compensar dicha parcialidad a través de la fragmentación de la narración en cuatro partes, cada una de ellas asumida por uno de los miembros de los Four Seasons, que aporta su particular punto de vista sobre los hechos acontecidos. No es del todo convincente, pero al menos se pone en tela de juicio la versión oficial.
Una vez más, Eastwood entrega una película que supera las dos horas de metraje. En esta ocasión, la duración está más que justificada por la representación de los números musicales y por el dilatado espacio de tiempo que abarca la narración. Como corresponde a una película que relata el nacimiento de un grupo musical y su posterior ascenso al estrellato, la música ocupa un lugar de privilegio, pero en ningún momento entorpece el ritmo impuesto por un rejuvenecido director.
Durante la primera mitad del film, nos reencontramos con la mejor y más atrevida versión del ex alcalde de Carmel. Tanto es así, que se permite el lujo de combinar los bajos fondos y el mundo de la música, sin renunciar a un refrescante sentido del humor. Según rebasamos el periodo de formación de la banda y afloran las primeras desavenencias entre sus miembros, el tono de la narración se oscurece progresivamente. Sin embargo, la magnífica fotografía de Tom Stern y algunas situaciones realmente cómicas evitan que la película se adentre definitivamente en los dominios del drama.
Los (peligrosos) números musicales son manejados con maestría, a través de una puesta en escena que los aborda con dinamismo y desde diferentes perspectivas. Más allá de su valor artístico, estas escenas aportan una interesante visión sobre la industria musical de la época y enganchan al espectador mediante el irresistible encanto de sus canciones. Eastwood ya había abordado el tema de la música en películas anteriores (El Aventurero de Medianoche y Bird), pero nunca lo había hecho como en «Jersey Boys», una obra en la que la narración pesa más que los personajes. Y la verdad es que el resultado invita al optimismo respecto a proyectos futuros y la renovación de su pasión por el cine.
Asimismo, sorprende la ausencia de estrellas en los papeles principales, todo un acierto de cara a la credibilidad de los personajes y una agradable novedad en el modus operandi del director. Es más, el arriesgado casting de la película ayuda a descubrir a dos actores que deslumbran contra todo pronóstico. John Lloyd Young se revela como un magnífico Frankie Valli, no sólo por el parecido de su voz con la del mítico cantante, sino también por su inocencia y atípica expresividad. Vincent Piazza hace lo propio con Tommy de Vito, a priori un personaje poco lustroso, al que el actor italoamericano saca brillo a golpe de carisma. Mientras tanto, Christopher Walken aprovecha sus esporádicas intervenciones para demostrar que su talento está por encima del bien y del mal.
Efectivamente, no estamos ante el mejor Clint Eastwood, pero sí ante un director que sigue construyendo su camino con la ilusión de un niño. En estos tiempos, «Jersey Boys» representa una bocanada de esperanza y un ramalazo de optimismo que, al igual que la música de Frankie Valli and The Four Seasons, contagian ganas de vivir. Si un tipo de 84 años es capaz de reinventarse, ¿quién nos lo impide a nosotros? Prometedor este Eastwood, sí señor.
Carlos Fernández Castro
http://youtu.be/WYHaBpqkWQk