En realidad, nunca estuviste aquí (You Were Never Really Here, 2007): Festival de cine de San Sebastián
Nota: 8,5
Dirección: Lynne Ramsay
Guión: Lynne Ramsay
Reparto: Joaquin Phoenix, Alessandro Nivola, John Doman, Judith Roberts, Alex Manette, Ekaterina Samsonov, Kate Easton, Jason Babinsky, Frank Pando, Ryan Martin Brown, Scott Price, Dante Pereira-Olson, Jonathan Wilde, Leigh Dunham y Vinicius Damasceno
Fotografía: Tomas Townend
Duración: 95 Min.
En cada acorde absorbente, caótico, mutilado y disruptivo -recomiendo escuchar la pieza Time Hole, compuesta por Jonny Greenwood- que empujaba a Freddie Quell por los recovecos oscuros de su psyque y de la historia reciente de los Estados Unidos, Paul Thomas Anderson nos adentraba con The Master (2012) en una posguerra poblada de seres desorientados y heridos como Freddie, que deambulaban invisibles -sencillamente, en fuera de campo- para una sociedad camino de la perfección y del idealismo que marcaría a los años 50. Pero en el fondo, no nos equivoquemos, Lynne Ramsay nos demuestra con En realidad, nunca estuviste aquí que seguimos en “jodido” estado de shock, que la enfermedad aún no se ha curado y que en las sombras todavía permanecen demasiados monstruos; todo ello a través de un argumento sumamente sucinto: un antiguo veterano de guerra dedica su tiempo a intentar salvar a mujeres que son secuestradas y explotadas sexualmente.
En el fondo, En realidad, nunca estuviste aquí es casi una historia de resurrección, donde la cineasta Lynne Ramsay (Tenemos que hablar de Kevin, 2011) sigue perpetuamente a un animal aturdido, culpable y errático por las calles de una ciudad de Nueva York también enrarecida -en ella, no solo hay ecos de Taxi Driver (Martin Scorsese, 1976), también se intuye ese San Francisco donde habita Zodiac (David Fincher, 2007)- y totalmente al margen de la lucha de un icónico y corpóreo Joaquin Phoenix.
En realidad, nunca estuviste aquí es un trabajo inabarcable atravesado por un manierismo único en su puesta en escena, gracias a la capacidad de Ramsay para adoptar los recursos necesarios para cada momento de la historia, ya sea utilizando fueras de campo, planos secuencia, montajes en paralelo, estructuraciones más clásicas, elementos diegéticos o, de repente, deteniéndose hasta sumergirnos en la abstracción. Mención aparte merece, una vez más, el trabajo del compositor Jonny Greenwood, quien complementa con sus acordes al trabajo narrativo de la directora.
Será en sus compases finales, despojada de absolutamente todo, cuando En realidad, nunca estuviste aquí nos regale uno de los finales más coherentes, valientes y cicatrizadores del cine reciente.
Antonio Cabello Ruiz-Burruecos