En el umbral de la vida (Nära livet, Ingmar Bergman, 1958)
Como es habitual en su filmografía, Ingmar Bergman es capaz de mostrar el lado más oscuro de la vida incluso en un lugar tan luminoso como el paritorio de un hospital. Es de justicia señalar que el director sueco ofrece un hilo de esperanza a través de uno de sus personajes, que experimenta una evolución bastante positiva a lo largo de la narración. Sin embargo, propone un arco dramático diametralmente opuesto en otro de ellos. Y para acentuar el tono pesimista del conjunto, la tercera en discordia parte de la tragedia y desemboca en la resignación.
A su alrededor, sobrevuela un grupo de personajes masculinos (los habituales Erland Josephson y Max von Sydow), que completan el contexto y carecen de relevancia argumental, y profesionales de la medicina, que se erigen en útiles recursos de guión para canalizar los conflictos interiores de cada personaje.
A través de una sólida puesta en escena, que apuesta por el plano secuencia y la adopción de los puntos de vista de cada una de las protagonistas para observar el comportamiento de sus compañeras de habitación, Bergman construye una narración fluida y reflexiona sobre los impactos de la maternidad en diferentes tipos de personas y circunstancias. Las interpretaciones de Ingrid Thulin, Bibi Andersson y Eva Dahlbeck garantizan la credibilidad de temáticas tan atípicas en el universo cinematográfico como la culpa, la ilusión y el miedo en torno al mundo del embarazo y el aborto.
Sin llegar a la pericia visual de obras posteriores, el director muestra un empleo fluido del lenguaje cinematográfico y su habitual destreza en la escritura de situaciones incómodas. Otra muesca más en una filmografía envidiable.
Carlos Fernández Castro