El Rey León (The Lion King) (1994)

Nota: 9

Dirección: Roger Allers, Rob Minkoff

Guión: Irene Mecchi, Jonathan Roberts, Linda Woolverton (sobre supervisión de historia de Brenda Chapman)

Reparto: Matthew Broderick, Jonathan Taylor Thomas, James Earl Jones, Jeremy Irons, Nathan Lane, Ernie Sabella, Rowan Atkinson, Whoopie Goldberg

Música: Hans Zimmer y canciones de Elton John y Tim Rice

La película que puso en boca de todos la expresión africana hakuna matata; la que enseñó a toda una generación que Disney no sólo hacía películas de princesas rescatadas; la que pasó a ocupar el lugar que había ocupado Bambi en generaciones anteriores; ese Disney que nos enseña la parte amable de la vida, para arrebatárnosla de golpe y mostrarnos su lado más oscuro. Y además, una de las grandes películas del Disney moderno.

«El Rey León» fue la primera película Disney con una historia completamente original, aunque llena de referencias -incluso al propio Shakespeare y su Hamlet-. Una historia en la que se vieron involucrados hasta 26 escritores de la casa (de los cuales casi la mitad trabajaron en la historia de La Bella y la Bestia, incluyendo a Chis Sanders –Lilo & Stitch, Cómo entrenar a tu dragón-). «El Rey León» cuenta con una historia de gran dureza en algunos de sus pasajes; de dolor, de soledad, de impotencia, de crueldad y de trazos oscuros. Pero, como es propio de la casa, éstos últimos están compensados con el dibujo vivo y difuso de un tipo de animación que sentó las bases del cine que Disney estrenaría en los años posteriores.

Los personajes de «El Rey León» han pasado a formar parte del imaginario de varias generaciones: algunos entrañables como Timón y Pumba -el contrapunto más alegre de la película-, que acompañan a un Simba que se hace querer desde el primer momento con su fanfarronería y su nobleza. El rey Mufasa, majestuoso y valiente, que marca el tono de la película, contrapuesto a Scar, un villano marca de la casa, malvado pero mezquino, una criatura cruel cegada por las ansias de poder. Unos personajes más matizados que aquéllos a los que nos tienen acostumbrados las películas de animación infantiles, con claroscuros, con luchas internas y con desafíos.

Roger Allers y Rob Minkoff recrean de forma magistral los ambientes de la película, para llevar al espectador hacia donde ellos quieren, para moldear sus estados de ánimo, ayudados por todo el conjunto: fondos, personajes y banda sonora. Una película que, incluso vista una y otra vez, es capaz de despertar en nosotros los mismos sentimientos que cuando éramos unos niños. El esplendor de una de las secuencias iniciales más bellas del cine de animación; la respiración aguantada durante la espectacular escena de la estampida y el nudo en la garganta que provoca; la ternura del reencuentro entre Simba y Nala, su compañera del juegos de la infancia, vínculo con su destino; la existencia despreocupada de Timón y Pumba, siempre capaces de arrancarnos una sonrisa.

Una mención especial merece su banda sonora. De entre las canciones, compuestas por Elton John con letras de Tim Rice, destacan Circle of Life -que abre la película y está repleta de coros africanos-, dándonos el tono épico que sobrevuela todo el film, y la desenfadada Hakuna Matata, uno de los himnos de la película; sin olvidarnos de Can You Feel The Love Tonight, la canción ganadora de los Oscar. Pero no fue su único premio de la Academia, ya que Hans Zimmer ganó otra estatuilla por su maravillosa partitura, una banda sonora evocadora, que crea el ambiente perfecto en cada escena, épica, emotiva, intensa.

«El Rey León» es un viaje hacia la madurez, pasando por la pérdida de la inocencia. Un viaje con momentos de ingenua felicidad, de tragedia, de huida, de reencuentro, de lucha con el destino, de enfrentamiento con nosotros mismos, sin perder al niño que un día se asomó a un atardecer africano a través de una pantalla de cine. Un viaje inolvidable a través de nuestros propios miedos, a través de nuestros deseos. Y todo con una filosofía: Hakuna Matata. Vive y sé feliz.

Clara Ochoa