El Escritor (The Ghost Writer) (2010)

NOTA: 6,5

Dirección: Roman Polanski

Guión: Roman Polanski, Robert Harris (basado en el libro homonimo de Robert Harris)

Reparto: Ewan McGregor, Pierce Brosnan, Olivia Williams, Kim Cattrall, Tom Wilkinson

Fotografía: Pawel Edelman

Música: Alexandre Desplat

Corría  2005 cuando Roman Polanski estrenó su última y olvidable obra «Oliver Twist». Tras cinco años de sequía, se tuvo noticia de la inminente finalización de su último proyecto, el cual había generado gran expectación. Pero la incertidumbre se apoderó de los cinéfilos de todo el mundo cuando saltó la noticia de su detención en Suiza, a sabiendas de las dificultades que esto podría suponer a la hora de rematar su última película «El Escritor». A pesar de este contratiempo, pudo concluir su montaje durante el arresto domiciliario a que, a día de hoy, sigue estando sometido. Irónicamente, este suceso ha supuesto una impagable publicidad en la carrera comercial de esta cinta, aunque seguro que el polaco hubiese deseado prescindir de esta ayuda.

Con este film, Polanski retoma un género que ya había tocado anteriormente con la inquietante «Frenético» (Frantic) allá por 1988: el Thriller. En este caso, y para ser mas concretos, el Thriller Político tan en boga en los años 70, cuyas obras mas representativas fueron «Los tres días del Cóndor» (Three Days of the Condor) o «Todos los Hombres del Presidente» (All the President’s Men). Podríamos decir que «El Escritor» se encuentra enmarcada en el apartado de «películas menos personales» de su director, sin que por ello deje de hacer gala de un excelente pulso narrativo, un buen ritmo en la dirección y una acertada puesta en escena.

En cuanto al argumento, la película trata sobre un escritor (Ewan McGregor), al que encargan la revisión y posterior reescritura de la biografía de un ex-Primer Ministro británico llamado Adam Lang (Pierce Brosnan). El borrador del texto parece incluir información controvertida sobre tan importante personalidad, lo cual ya ha provocado numerosos contratiempos, entre los que destacan la muerte del anterior biógrafo, debida a causas aún desconocidas. El escritor decide aceptar el reto y se traslada a un hotel cercano al actual domicilio de Adam Lang para iniciar las entrevistas que le ayuden a perfilar el trabajo. A medida que profundiza en su investigación, se topa con numerosos obstáculos y datos que parecen esconder una realidad mucho más inquietante que la esperada en un principio.

«El Escritor» es una película que  no parece encajar del todo en la filmografía del autor de obras tan particulares como «El Quimérico Inquilino» (The Tennant) o «Chinatown». Apreciamos en ella algunas de las obsesiones habituales en Polanski, pero de una manera casi testimonial. Aquellos espacios cerrados a los que tanto protagonismo otorgó en «Repulsión» o «La Muerte y la Doncella» (Death and the Maiden), adquieren ahora una relevancia mucho menor y son menos efectivos. La casa del ex primer ministro no acaba de provocar la sensación claustrofóbica que Polanski pretende, a pesar de encerrar en ella al escritor durante gran parte del metraje. Los personajes carecen de la profundidad con la que contaban en trabajos anteriores, en los que el director polaco esculpía personalidades con más recovecos y menos previsibilidad. Tan solo Ruth (Olivia Williams), esposa de Adam Lang, parece pertenecer al universo particular de Roman Polanski. Del escritor, no conocemos su pasado, su carácter, sus virtudes, sus defectos, ni si quiera su nombre. Y en cuanto al ex Primer Ministro, se trata de un personaje prácticamente plano y sin mayor interés que el de su utilidad a la hora de manejar el devenir de la trama.

Si hay algo a destacar en esta cinta, es el oficio de Polanski a la hora de plasmar en imágenes un argumento, que en manos de cualquier otro director, hubiese pasado a engrosar el número de thrillers mediocres que poblan nuestras carteleras habitualmente.  Y con esto quiero decir que es una película entretenida, cuya intermitente intensidad te atrapa por momentos; con una brillante interpretación de Olivia Williams y una magnifica banda sonora, pero que no pasará a la historia del séptimo arte.

Queda claro que estamos ante un claro ejemplo de cine de género y Polanski demuestra ser un gran conocedor de sus reglas. El guión, siguiendo las mismas, esta basado en la novela «The Ghost Writer», escrita por Robert Harris, quien colaboró en la escritura del mismo junto al director polaco. Examinándolo sin el rigor adecuado, podría parecer que el argumento fuera un mecanismo perfecto, en el que todas las piezas encajaran con la precisión de un reloj suizo, utilizando a los personajes secundarios habilmente para hacer avanzar la trama en el momento adecuado. Y esta apreciación seguramente es aplicable a la primera mitad del metraje, pero no así a partir de un acontecimiento, cuya escasa credibilidad debilita la conexión del espectador con la historia. Se trata del momento en que el escritor, de manera fortuita, descubre la existencia de un personaje clave para empezar a completar el rompecabezas que tiene entre manos. La conversación que mantienen ambos y la posterior investigación del protagonista basándose en la información obtenida, rompen el ritmo de la película por completo. Es cierto que Polanski consigue recuperar parte de la intensidad perdida en los minutos finales, rematando la faena con un plano final soberbio y rebosante de clase, pero no es suficiente tratándose del director de «La Semilla del Diablo» (Rosemary’s Baby).

Carlos Fernández Castro