El Dictador (The Dictator) (2012)

Nota: 6,5

Dirección: Larry Charles

Guión: Sacha Baron Cohen, Alec Berg, David Mandel, Jeff Schaffer

Reparto: Sacha Baron Cohen, Anna Faris, Ben Kingsley, John C. Reilly, Megan Fox

Fotografía: Lawrence Sher

Duración: 83 Min.

Algunos no podrán creerlo, otros pensarán que estoy bromeando; pero lo cierto es que la nueva comedia del humorista británico Sacha Baron Cohen, contrariamente a lo que suele suceder, logra arrancar carcajadas incluso de sus más firmes detractores. Evidentemente, esta última afirmación no implica que el protagonista de «Bruno» haya abandonado su archiconocido mal gusto; simplemente le ha concedido un menor protagonismo que en anteriores trabajos. Gracias a ello, ha destinado gran parte de sus esfuerzos a la crítica feroz e inclemente de los numerosos regímenes totalitarios que todavía infectan el globo terráqueo.

Si hay algo que debemos reconocer a esta película es su falta de prudencia y el gran valor para llamar a determinadas cosas por su nombre, escapando del habitual lastre que supone la doctrina de lo «políticamente correcto». En un inicio ingenioso -a pesar de un buen número de estúpidas bromas que lo empañan ligeramente-, Charles y Cohen recurren al falso documental para parodiar las miserables e inhumanas condiciones de vida que sufre la población de un ficticio país del continente africano, sometida a la voluntad de su omnipotente dictador.

Comprobamos una vez más el inmenso poder del humor, que permite demonizar abiertamente: determinados regímenes fascistas que nuestra sociedad incomprensiblemente justifica; las sistemáticas violaciones de derechos humanos en determinados países, que el primer mundo decide ignorar caprichosamente; la alarmante opresión a la que está sometida la mujer en algunas sociedades y religiones…y todo ello sin resultar excesivamente serios, dramáticos o reivindicativos, conceptos que alejarían de su visionado al público potencial de este film.

«El Dictador» es una película que te puedes tomar a broma pasando un buen rato, o de la que puedes sacar una segunda lectura con tan sólo rascar ligeramente en su superficie; evidentemente, no se trata de una obra existencial que hubiese firmado el mismísimo Ingmar Bergman, pero invita a replantearnos la aceptación de ciertas realidades que justificamos en otras culturas -e incluso instamos a respetar- , y que no seríamos capaces de tolerar en la nuestra, e incluso las consideramos indignas objetivamente hablando.

A pesar de momentos realmente brillantes -como el discurso final, que critica conductas propias de regímenes dictatoriales, curiosamente coincidentes con maniobras que habitualmente llevan a cabo las grandes potencias del «mundo civilizado«- «El Dictador» no deja de ser una comedia al servicio de las disparatadas ocurrencias de Sacha Baron Cohen, que convierten el film en una interminable sucesión de gags sin coherencia narrativa ni un hilo argumental sólido.

Aún así, estamos ante una película que merece ser vista por la inmensa valentía de su propuesta y por las numerosas carcajadas que logrará arrancar del espectador más sesudo. A pesar de su inofensiva apariencia, «El Dictador» es una película que sorprenderá por su escasa autocensura en el tratamiento de temas «tabú» y la seriedad de su verdadero mensaje.

Carlos Fernández Castro