Dune (1984): genialidades y atrocidades de un visionario
Nota: 7
Dirección: David Lynch
Guión: David Lynch (Novela: Frank Herbert)
Reparto: Kyle MacLachhlan, Sting, Jürgen Prochnow, Patrick Stewart, Max von Sydow, Sean Young
Fotografía: Freddie Francis, Frederick Elmes
Duración: 145 Min.
Muchos la desprecian, la tachan de engendro, se mofan de sus deformidades… ¡y no les falta razón! Ver «Dune», aún con el alma limpia de prejuicios, puede ser una experiencia sonrojante, hilarante o soporífera por momentos. Se le critica su caótico guión, saltan a la vista las chapuzas en la puesta en escena, y los efectos especiales resultan enternecedoramente “vintage” para el más condescendiente de los fans. Pero hay más: interpretaciones histriónicas, solemnidad risible, recursos narrativos dignos de los “Power Ranger”, y estilismos grotescos (¿¿Como demonios convencieron a Sting para que se pusiera el farda-huevos- batman?? Ah, claro, eran los 80…).
Dicho todo esto… confieso que la amo. Amo «Dune». La historia de mi relación de amor masoquista comenzó, como tantas obsesiones, en la más tierna infancia, allá por los 80; sólo había un canal y medio de TV; VHS y Betamax eran tecnología avanzada al alcance de unos pocos privilegiados. Un buen día, en el programa “De Película” de TVE vi una escena en la que una bruja calva obligaba a un joven a introducir la mano en una caja amenazándole con un aguijón venenoso; “sentirás una picazón, que luego se convertirá en quemazón” le decía al aterrado imberbe. Esta escena cautivó mi imaginación durante los años siguientes.
Ya como adulto descubrí a David Lynch y me convertí en seguidor incondicional. ¿Qué voy a decir de Lynch que no se haya dicho ya? ¿Qué decir de un artista cuyo nombre se convierte en adjetivo? Vi todo lo que hizo, cortos incluidos, antes de ver «Dune». Sabía que era mala y quería posponer la decepción; «Dune» aún sirve de estafermo a los escasos obstinados que insisten en renegar del genio de Missoula. Finalmente la vi y me encontré con un extraño monstruo cinematográfico. Todo lo malo comentado sobre ella era cierto; pero descubrí pequeñas joyas incrustadas en la amalgama amorfa: por ejemplo, la escena en la que el navegante entra en el salón del trono, o aquella en la que Paul Atreides arenga a los Fremen en la Catedral Secreta. Escasos momentos en los que florece el talento irrepetible de Lynch para conectar con partes muy primitivas de nuestro subconsciente. Me enervó presenciar cómo la película empieza con un diseño de producción plagado de detalles fascinantes y un pulso narrativo notable para degenerar progresivamente en una gelatina viscosa y repetitiva de transparencias absurdas y planos de extras corriendo hacia la muerte. No entendía cómo era posible semejante combinado de aciertos y despropósitos en un proyecto tan ambicioso. Me interesé por las circunstancias del fiasco.
Investigué y descubrí que la novela de Frank Herbert es la más exitosa y una de las más influyentes del género. Su adaptación a la pantalla es en si misma una epopeya de proporciones Homéricas. 13 años de pre-producción con innumerables guiones y una constelación de figuras implicadas: Jodorowsky, Lean, Welles, Ridley Scott, Moebius, Giger… Dan O’Bannon acabó ingresado en un manicomio (donde escribió «Alien») y Dalí quería cobrar 100.000$ la hora por hacer de Sadam IV pero fue expulsado del proyecto por Franquista. La cantidad de sangre, sudor y lágrimas vertidas es apasionante. Basta ver este video de Jodorowsky para alucinar.
David Lynch cotizaba al alza tras «Eraser Head» y «Elephant Man«. Renunció a hacer «Return of the Jedi» y dedicó tres y medio de sus mejores años al engendro. Los detalles serían material más que suficiente para un libro o documental monográfico. El fracaso cabe atribuirlo al desacuerdo entre Dino de Laurentis – que quería que la película fuese comercial- y Lynch quien, fascinado con la novela de Herbert, buscaba reflejar la complejidad temática y narrativa de la obra. 1700 profesionales, 40 millones de dólares y 14 años fueron necesarios para que «Dune» fuera estrenada y ni uno ni otro se salió con la suya.
Amo «Dune» por todo lo que representa: un monumento a lo mejor y lo peor que puede dar el ser humano. Una demostración gráfica de lo asombrosamente difícil que es, -pese a disponer de medios y de las mejores intenciones- hacer una buena película. Pero sobre todo me fascina la película que pudo ser y no fue. Sueño con la «On the Road» de Brando, «Nostromo» de Lean o el «Napoleón» de Kubrick. En esa filmoteca imposible, «Dune» (la imaginaria, que sólo Lynch vio en su mente) merecería sin duda un lugar privilegiado. El mayor mérito de la «Dune» real es hacernos soñar con ella.
Martín López
lo siento pero no estoy de acuerdo, para aquellos que hayan visto la star wars o una odisea en el espacio es normal que cualquier otra película les parezca un fiasco de serie b pero la realidad es que dune es una muy buena película, los escenarios, el vestuario, el ambiente, lo siento pero la vi creíble.
Ahora si lo que querías era un equivalente de la guerra de las galaxias pues hombre, es que eso es imposible incluso a día de hoy, star wars es y será insuperable.