Cumbres Borrascosas (Wuthering Heights) (2012)
Nota: 6
Dirección: Andrea Arnold
Guión: Olivia Hetreed (Novela: Emily Brontë)
Reparto: James Howson, Kaya Scodelario, Nichola Burley
Fotografía: Robbie Ryan
Adaptar «Cumbres Borrascosas» a la gran pantalla lleva siendo una empresa de alto riesgo desde que en 1939 William Wyler lo intentara por primera vez con desiguales resultados; y como bien sabe cualquier cinéfilo que se precie, el responsable de «La Loba» o «Los Mejores Años de Nuestras Vidas» no ha sido un cualquiera en la historia del cine. Posteriores adaptaciones cinematográficas no han supuesto mas que un quebradero de cabeza para aquel que las haya acometido; parece ser que la novela de Emily Brönte contiene una carga emocional tan potente que su traducción en imágenes es prácticamente inasequible para cualquier cineasta.
Andrea Arnold, una de las abanderadas del cine independiente británico actual, no ha escapado a la maldición, y ha firmado una adaptación que contiene ciertos logros, pero que también adolece de las mismas carencias que sus antecesoras. Al conocer sus intenciones a cerca de realizar una nueva versión de la novela de Brönte, la gran incógnita residía en cómo iba a afectar a su estilo la personalidad del texto original; pues bien, la autora de «Fish Tank» no ha sucumbido al clasicismo que se le presupone a una obra de esta naturaleza, y se ha mantenido fiel a la cámara en mano tan característica de sus dos anteriores largometrajes. Lo mas sorprendente es que el resultado no es del todo disparatado, todo un logro en el haber de la testaruda cineasta británica. Juega a su favor un exuberante paisaje, que en ocasiones compensa los temblores injustificados en muchos de sus planos, y una fotografía deliciosa, a cargo de su colaborador habitual Robbie Ryan.
Podríamos decir que su principal defecto radica en la frialdad que desprende el conjunto. La cineasta inglesa observa a sus personajes desde la lejanía, sin aproximarse demasiado a ellos; con una objetividad heladora en su intento por no juzgarlos y escapar a los favoritismos. En definitiva, se percibe una ausencia de cariño hacia los protagonistas de su película; y eso en cine, se paga.
Desgraciadamente, la ausencia de pasión en la mirada de su directora se contagia a la relación entre Heathcliff y Kate; no solo tenemos que dar por hecho los vínculos tan íntimos que les unen -nunca se muestran en pantalla-, sino que, al igual que en la versión de Wyler, la química entre los actores que les interpretan es inexistente.
Profundizando en el estilo del film, Arnold se ha decantado por el realismo imperante en su -todavía corta- filmografía; también ha optado por un contexto menos idílico que en adaptaciones anteriores, y ha mantenido su tendencia a la narración pausada, que se detiene en detalles y momentos aparentemente irrelevantes.
En cuanto a la temática, añade contundentes tintes racistas -que no aportan gran cosa- a la relación entre Heathcliff (al que tiñe de negro) y Hindley (hermano de su amada Kate), y vuelve a incidir en la diferencia entre clases sociales -muy marcadas en aquella época y tristemente vigentes hoy día-; la directora filma con gran acierto numerosos planos en los que Heathcliff observa desde fuera, a través de los ventanales, lo que ocurre en el interior de la mansión Linton, simbolizando lo que ansía y nunca podrá alcanzar -por mucha fortuna que amase-.
Como ocurre en la novela, también hay sitio en el film para indagar en la ambición de sus personajes y en los factores que pueden convertir un amor difícil en imposible. En este sentido, le ocurre lo mismo a Andrea Arnold que a Kate, su protagonista femenina; sacrifica lo verdaderamente importante (la fascinante historia de la novela en que se inspira su film) por algo realmente secundario (una estética determinada o un estilo visual atrevido no tienen sentido si no están al servicio del argumento). Aún así, se aprecia una prometedora cineasta detrás de sus ganas de llamar la atención. Quizás la próxima vez.
Carlos Fernández Castro
Creo que va siendo hora de plantearse si realmente era necesario adaptar otra vez (que no re-leer) «Cumbres Borrascosas», «Jane Eyre» y un largo etcétera de películas que han sido llevadas al cine una y mil veces en el pasado. ¿Qué ganamos con todo ésto?