Café Society (2016)
Nota: 6
Dirección: Woody Allen
Guión: Woody Allen
Reparto: Jesse Eisenberg, Kristen Stewart, Steve Carell, Blake Lively, Parker Posey, Corey Stoll, Sheryl Lee, Jeannie Berlin
Fotografía: Vittorio Storaro
Duración: 96 Min.
Hace tan solo unos meses, los hermanos Coen estrenaban una suerte de homenaje al cine americano de los años 30 (Ave Cesar) en el que parecían más interesados en el ejercicio nostálgico que en la construcción narrativa. En cierto modo, el último trabajo de Woody Allen adolece de los mismos defectos (quizás menos acusados) durante su primera mitad e incorpora nuevas perversiones en una última media hora gobernada parcialmente por el capricho.
Tal es así que el regreso a su adorada Manhattan durante el desarrollo de Café Society no parece devolvernos al mejor Allen, presente por momentos en Irrational Man. Contradictoriamente, es en Los Ángeles donde mejor funciona este triángulo amoroso que vascula entre el amor, la infidelidad y la fuerza gravitatoria del Hollywood dorado.
A lo largo de todo el film, Allen despliega sus encantos habituales: diálogos ingeniosos, situaciones cómicas y un buen ramillete de personajes extravagantes. Sin embargo, el conjunto se ve trufado por una falta de foco inexplicable. Nada parecen aportar las narraciones dedicadas al hermano mafioso del protagonista o a la hermana de este, casada con un tipo normal que huye de la violencia para resolver sus conflictos. Se trata de afluentes argumentales que interrumpen constantemente el fluido ritmo de ese tira y afloja entre Jesse Eisenberg y Kristen Stewart.
Pero no concluyen aquí los problemas de Café Society, que probablemente cuenta con uno de los guiones menos consistentes de su autor. A lo anteriormente mencionado, podríamos añadir la falta de credibilidad en las motivaciones de sus protagonistas: si bien son necesarias para justificar los giros de guión, insultan a la inteligencia del espectador por su escasa consistencia. La película no escapa de la consecuente frialdad, ni aún contando con la fotografía del mítico Vittorio Storaro, quien parece homenajear su propio trabajo en la fallida Corazonada (One from the Heart, Francis Ford Coppola, 1982).
Woody Allen parece haber perdido la pasión que brotaba de su cine. Es por eso que el visionado de Cafe Society no deja huella en el espectador. Su narración es como esa marioneta que exhibe los hilos de su maestro y destierra toda posibilidad de hacernos creer en la magia que antes desprendía su cine. Y me temo que recurrir al Hollywood clásico no es el mejor camino para compensar estas carencias.
Carlos Fernández Castro