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Crónicas desde el Nivel 13 (Día 6 – Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria

Llegamos a la sexta jornada y la programación da un sorprendente –por inesperado- giro, con dos nuevas y desconcertantes propuestas. Dos producciones del cine iberoamericano reciente que parecen encontrar lugares comunes en el territorio estético de lo siniestro, a través de la suciedad visual y las continuas referencias a la muerte.

No parece, sin embargo, que ninguno de estos títulos vaya a alterar de forma radical el juicio del jurado. El festival se acerca a su fin y “Tabu” continúa a la cabeza. Cada vez queda menos margen para la sorpresa y parece que algunos premios empiezan a estar cantados.

Malaventura (Michel Lipkes, 2011) – Sección Oficial a Concurso

Al amanecer, un anciano se despierta en mitad de una habitación sucia y desordenada en algún lugar de Ciudad de México. Acosado por la memoria de un pasado que nunca llegaremos a conocer, el anciano se prepara para salir a las calles y emprender un viaje –tal vez el último- que le guiará hasta la muerte por un paisaje urbano desolador y asfixiante. Un recorrido agónico a través de las cicatrices de una ciudad moribunda.

Por medio de una puesta en escena dominada por el estatismo y la dureza del plano frontal, la cámara se sumerge en una espiral de repugnancia y desasosiego que envuelve al espectador en un universo de sonidos metálicos, voces oscuras y sustancias abyectas. Un territorio sucio, extraño, casi fantasmagórico, habitado por sombras espectrales que deambulan acosados por la culpa, el dolor y la soledad. Seres como el anciano, vagando sin rumbo en busca de un refugio que quizá no encontrarán nunca.

El mexicano Michel Lipkes debuta en la dirección con este film difícil, inquietante y perturbador. Una obra inclasificable que evoca ciertas resonancias con el universo surrealista de Buñuel –el último plano parece una referencia clara a “Los Olvidados” (1950)-, pero con un planteamiento estético mucho más próximo a la belleza siniestra de “Inland Empire” (David Lynch, 2005). Las comparaciones, sin embargo, pueden resultar odiosas.

Mae e filha (Mother and Daughter) (Petrus Cariry, 2011) – Sección Oficial a Concurso

Una mujer recorre un sendero con su bebé muerto en los brazos. La joven se dirige a la hacienda familiar para que su madre -una mujer supersticiosa y de fuertes convicciones católicas- conozca a su único nieto antes de darle sepultura. Pero tras bautizar al niño la anciana se opone a enterrarlo. En su opinión, su lugar está allí junto a ella, entre los muros de la vieja hacienda rodeados por los espíritus y las huellas de un tiempo en ruinas.

Petrus Cariry escribe y dirige esta historia oscura y turbadora que parece aproximarse desde la estética de lo siniestro a la imaginería y los códigos narrativos del realismo mágico iberoamericano. Un relato sobre dos mujeres atrapadas en un espacio-tiempo dominado por el recuerdo y los fantasmas del pasado. Condenadas a un eterno presente de dolor y soledad que anula la posibilidad de un futuro lleno de oscuros presagios.

La sugestiva puesta en escena de Cariry, funde lo real y lo fantástico mediante una concepción muy estilizada de la imagen fílmica. Vinculada principalmente a la manipulación del tiempo, ya sea a través del movimiento ralentizado –alternando en ocasiones dos cuerpos que se desplazan a velocidades distintas dentro del mismo encuadre- o mediante la oposición de elementos estáticos –generalmente aquellos que representan el pasado como las ruinas o los jinetes- y elementos dinámicos. Soluciones formales poco usuales que en ocasiones generan cierto desconcierto, pero que contribuyen a situar la película en una dimensión inquietante y siniestra.

Aythami Ramos

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