Crónicas desde el Nivel 13 (Día 5 – Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria)
La quinta jornada nos dejó dos nuevas películas que han roto el esquema general que había seguido el festival hasta el día de hoy. Dos películas radicalmente distintas tanto en su temática como en su planteamiento, que han dejado una sensación contradictoria tras su visionado en paralelo.
El actor alemán Milan Peschel con una interpretación soberbia en una película que no deja indiferente a nadie, podría alzarse –casi con toda probabilidad- con el premio al mejor actor, y aspirar a algún que otro galardón más en este certamen.
Hal auf freier strecke (Stopped on Track) (Andreas Dresen, 2011) – Sección Oficial a Concurso
El galardonado Andreas Dresen, escribe y dirige este drama trágico y demoledor que recorre en imágenes los últimos meses de vida de Frank Lange. Un Iván Illich contemporáneo, enfrentado a la aterradora inmediatez de una muerte anunciada.
El frío y desolador diagnóstico de un tumor cerebral agresivo y en fase terminal, significará para Frank el inicio de un vía crucis hacia la desaparición final marcado por el dolor, la impotencia, la rabia y la desesperación. Un viaje sin retorno que afectará de forma irreparable a todos aquellos que le rodean y que él mismo irá recogiendo en un diario íntimo de imágenes y grabaciones almacenado en la memoria de su teléfono móvil. Con el paso de las semanas, el último año de su vida toca a su fin y el mundo que una vez conoció dejará de tener sentido para él. Todos sus sueños y todos sus fracasos, todo lo que fue o podía haber sido, todo lo que alguna vez amó; todo desaparecerá definitivamente. O tal vez no.
El realismo crudo y directo de la puesta en escena -más próximo al tono documental que al relato de ficción- aporta un grado de honestidad fuera de lo común en una película de este género. Una obra devastadora, sin concesiones al sentimentalismo y con un registro interpretativo admirable. En especial, el de un Milan Peschel (Frank) dotado de una presencia física que transmite una fragilidad dolorosa e inquietante, siempre al borde de la descomposición.
Din dragoste cu cele mai bune intentii (Best Intentions) (Adrian Sitaru, 2012) – Sección Oficial a Concurso
Al recibir la noticia de que su madre ha sido ingresada en un hospital tras sufrir un posible ictus, Alex –un joven inseguro, sobreprotector y un poco paranoico- abandona apresuradamente Bucarest en dirección a su pueblo natal con el fin de asegurarse de que reciba los cuidados que merece. Para lograrlo tendrá que lidiar con una delirante galería de médicos, pacientes y amigos ansiosos por darle buenos -y siempre contradictorios- consejos sobre lo que debe hacer en cada momento, dando lugar a una caótica cadena de errores e indecisiones que parecerá no tener fin.
Adrian Sitaru dirige esta historia amable con toques de comedia ligera, por la que obtuvo el Premio al Mejor Director en el pasado Festival de Locarno. Una obra sencilla y sin grandes pretensiones que evoca cierto tono de teatralidad costumbrista -no exenta de una mirada irónica sobre lo cotidiano- propia de la comedia coral europea.
Una teatralidad que Sitaru extiende a la propia concepción de la puesta en escena, involucrando al espectador en una especie de “representación” en la que ocupará temporalmente las diversas posiciones de los actores dentro del escenario a lo largo del film. De este modo, los largos planos-secuencia que articulan el tejido visual del relato, se van encadenando en una sucesión de saltos de eje dentro del espacio fílmico que ponen en relación los diferentes puntos de vista de cada uno de los personajes. El resultado final es un collage interesante, muy elaborado y dinámico, pero que produce cierta sensación de extrañeza.
Aythami Ramos