Crónicas desde el Festival Internacional de Cine de Berlín 2020 (26 de febrero)
Sección Oficial II
En esta nueva crónica, Rubén se centra en las películas visionadas en la sección oficial de esta 70 edición de la Berlinale. A los últimos trabajos de Abel Ferrara y el dueto compuesto por Caetano Gotardo y Marco Dutra, revisados en el texto del día anterior, se suman las últimas propuestas de Christian Petzold, Giorgio Diritti, Favio y Damiano D’Innocenzo y el siempre estimulante Hong Sang-so.
Undine (Christian Petzold)
Puede ser que Christian Petzold haya escogido Berlín como escenario a modo de personaje para hacer más fácil la puja de Udine por el Oso de Oro. Puede ser que molesten a algunos sus metáforas poco sutiles o la pertenencia del film al dominio de la fábula, desde el momento en que las vibraciones del amor hacen estallar todo un acuario. O que la extraña pareja formada por Franz Rogowski y Paula Beer (ambos, por cierto, excelentes) sea inimaginable a todos los niveles. Puede ser que la ñoñería de ciertos momentos descoloque, o que la historia huela a sabida. Pero conviene celebrar al mejor Peztold de los últimos tiempos en una cinta con regusto a Almodóvar y Antonioni que atrapa al espectador hasta el último fotograma.
Volevo Nascondermi (Giorgio Diritti)
A estas alturas, la mera idea de biopic puede generar reacciones alérgicas en el más motivado de los críticos. Como las películas de superhéroes, las biográficas han devenido productos masivos de la industria a fin de rellenar salas. Lo cual no quiere decir que no aparezca un Joker de vez en cuando. Lo mismo sucede con la cinta de Diritti sobre el enfermo mental Antonio Ligabue, convertido en pintor merced a su oculto talento y al cariño espontáneo de un artista que tuvo compasión de él. La interpretación de Elio Germano es sencillamente soberbia, y la narración elíptica, casi cuántica, transmite a la perfección la intermitente consciencia de un personaje que viene a recordarnos el núcleo más puro de lo admirablemente humano.
Favolacce (Favio y Damiano D’Innocenzo)
A primera vista, la italiana Favolacce no es más que una película de corte sensacionalista sobre familias de clase media tirando a baja y escasa formación cultural. A segunda vista, también, pero la mirada reposada aprehende el film (duro, desagradable, complicado de ver) desde su esencia: la del relato de unas existencias viscerales hecho desde el desesperante materialismo en que están inmersas. No es, por tanto, una cinta para el descanso ni para la reflexión; antes bien se trata de una película primaria, exasperante y triste como todos sus moradores. ¿Con qué fin? La respuesta se antoja discutible. De lo que no cabe duda es de que la propuesta de los hermanos D’Innocenzo resulta coherente hasta las últimas consecuencias.
La mujer que corría (Domangchin Yeoja, Hong Sangsoo)
El gato que ríe podría titularse también la nueva película de Hong Sangsoo, en honor al momento más hilarante y mágico de la misma. La carcajada generalizada en la sala pone de manifiesto la inmensa potencia fílmica que se esconde tras el estilo austero del surcoreano, que lo capacita para expresar en profundidad lo radicalmente humano. La mujer… no es una excepción, y bajo el pretexto de una joven que viaja para visitar a varias amigas, Sangsoo construye, del modo reiterativo que le es propio, un poliedro de propuestas existenciales. Pero no las juzga: sus formas, tan cristalinas, apenas varían en cada vuelta del círculo, y corresponde al espectador la tarea de descifrar el nuevo acertijo antropológico que propone uno de los mejores directores del mundo.
Rubén de la Prida Caballero