Yo vengo aquí a hablar del libro: Drácula de Bram Stoker (Dracula)
El objetivo de estas líneas es comparar, de forma muy resumida, las películas con los libros en los que se basan. El cine ha bebido de la literatura desde siempre y puede resultar interesante ver cuáles son las similitudes y diferencias entre las dos representaciones de una misma obra: veremos finales que se cambian, cómo algunos personajes desaparecen, aparecen o se retocan, los giros en la trama para que teóricamente ésta resulte más interesante en pantalla, qué se corta, qué se alarga y qué se añade, etc. Para ello tendremos a veces que contar detalles que es mejor no desvelar a aquellos que no han visto la película o leído el libro pero bueno, ya estáis avisados…
La idea de un ser maléfico que se alimenta de la sangre de sus víctimas ha atraído al hombre desde tiempos lejanos. La figura del vampiro ha estado y estará presente en nuestro imaginario evolucionando con el tiempo y los gustos de cada época. La podemos encontrar en el mítico chupacabras, en las criaturas aladas de Thanit Lee, en las damas escurridizas de Le Fanu, y en las frívolas ‘Twilight’ o ‘True Blood’.
En esta ocasión nos centraremos en la obra considerada por la mayoría como el origen literario de la figura del vampiro actual: Drácula, escrita en el año 1897 por el dublinés Bram Stoker. La compararemos con la película dirigida por Coppola en 1992 que hábilmente incorpora a su título la frase “de Bram Stoker”. Veremos a continuación que esta apostilla no es del todo cierta y que Coppola añadió varios elementos de su cosecha.
El director de cine, desviándose de la obra que tomó como referencia, combinó el horror con la atracción hacia un depredador irresistible. El vampiro de Coppola es guapo, culto, exótico y además… está enamorado. Con ello, Drácula (al que encarna un inquietante Gary Oldman) pierde el poder de infundirnos terror para convertirse en ese oscuro objeto de deseo; tanto que Mina, la protagonista femenina interpretada por Winona Ryder, no puede evitar caer rendida a sus pies. Además, la película refuerza esta, llamémosla vertiente romántica, convirtiendo a Mina en la reencarnación de Elizabeta, la mujer del conde muerta desde hace siglos y que éste ha estado buscando sin perder la esperanza. Por tanto, la película aporta dos ideas que no están presentes en el libro y que se relacionan entre ellas: la reencarnación y la historia de amor entre Mina y Drácula.
Esto último sería difícil de creer si nos atenemos al libro. Para empezar, y a diferencia de la película, la criatura de Stoker no es particularmente atractiva (ni siquiera cuando rejuvenece). El escritor la describe como un ser “con escaso vello en las mejillas pero que crece profusamente en el resto del cuerpo. Sus cejas eran muy pobladas y casi se encontraban sobre su nariz (…). La boca (…) fina y cruel bajo un espeso mostacho tenía unos peculiares dientes afilados que sobresalían de los labios”. Para completar el cuadro, añadiremos que tenía pelo en las palmas de las manos y las orejas puntiagudas.
Por otra parte, Stoker debió revolverse en su tumba cuando Coppola convirtió a Mina, su ideal de mujer victoriana, en poco menos que una adúltera que se pasa al enemigo (física y espiritualmente). Mina, según el escritor es una “mujer dulce , dulce en toda la radiante belleza de su juventud” que contrapone “su inocente fe a todas nuestras dudas y temores (…) toda su bondad y pureza”. También es un ser delicado que no debe exponerse a la realidad del mundo porque “aunque no sufra daño alguno, su corazón podría sucumbir ante tantos horrores y después enfermar de nervios mientras esté despierta y sufrir malos sueños mientras duerme”. No es posible que semejante dechado de virtudes se enamore de un vampiro que es la reencarnación del mal. En consecuencia, en el libro no encontraremos ninguna de las escenas en las que el seductor conde intenta atraer a Mina. Entre ellas está la del lobo que se escapa del zoológico e irrumpe en la exposición para lucimiento del conde ante su enamorada, o aquélla en la que los dos beben absenta en una cafetería. Señalar también que la escena en la que Mina bebe la sangre del vampiro no tiene ningún parecido con la de Stoker. La Mina del libro bebe contra su voluntad y además, con su marido presente (aunque dormido):
Drácula: “¡Silencio! […] o estampo sus sesos contra la pared” (refiriéndose al marido de Mina, Jonathan Harker).
Mina: “y entonces, ¡oh Dios mío, ten compasión de mí! puso sus putrefactos labios sobre mi garganta […] con sus uñas afiladas abrió una vena en su pecho y cuando la sangre comenzó a fluir, me sujetó las manos y me cogió del cuello empujando mi boca contra la herida de forma que o me ahogaba o tragaba algo de …¡oh Dios mío!”.
En cuanto a la idea de la reencarnación, la historia de Stoker narra la típica lucha del bien (identificado con la religión cristiana) contra el mal y el diablo. En este escenario no hay zonas grises. Los buenos reciben su recompensa – salvo alguno que muere por el camino, porque no todo iba a ser un camino de rosas – y al final de la aventura el diablo vuelve al infierno del que salió y al que pertenece. No hay segundas oportunidades ni posibilidad de redención.
Además, Coppola es más atrevido con ciertas escenas que Stoker. Por ejemplo, en el libro tan solo vemos cómo Drácula se inclina sobre Lucy (la amiga de Mina que finalmente muere a manos de su prometido) supuestamente para morderle el cuello. En cambio en la película, vemos a Lucy en una pose comprometida, semidesnuda sobre un banco con una especie de hombre lobo encima. Coppola también imaginó el encuentro de Jonathan Harker (Keanu Reeves) con las tres vampiras del castillo de una forma mucho más sexual. En este caso, y en contraste con la cuasi-orgía que nos presenta el director, tan sólo una de las tres vampiras se acerca a Jonathan, completamente vestida, y justo cuando está a punto de morder, Drácula aparece y la aparta bruscamente. Además de mostrar este recato, las tres damas se ríen sin contemplaciones del conde cuando éste irrumpe entre ellas para poner fin a la diversión, sin demostrar ningún tipo de miedo o respeto: “ la mujer rubia, con una carcajada cargada de desvergonzada coquetería se volvió para contestar: ´tú nunca has amado´ […]. El resto se unió a ella en una risa sin alma, dura, totalmente desprovista de sentimiento que resonó en la estancia y que casi me hizo desfallecer”.
Los personajes también se ajustan bastante a los descritos por Stoker aunque personalmente no me agradó la caracterización de Drácula en su castillo de Transilvania ni me había imaginado su aspecto tan repulsivo al final de la película. Van Helsing (Anthony Hopkins) es la viva imagen del algo chiflado profesor holandés y Winona Ryder encarna a Mina a la perfección. Hay ciertos personajes que no aparecen en la película como es el caso de la madre de Lucy , que muere junto a su hija, o el anciano Mr Swales que es la primera víctima de Drácula en tierra inglesa. Pero estas omisiones no afectan demasiado a la trama.
El final de la película es particularmente meloso y en esto difiere totalmente del libro. Mientras que Coppola redime a Drácula tras un estacazo de manos de su amada, en la obra de Stoker Jonathan Harker le corta el cuello al conde al tiempo que su amigo Quincey Morris le clava una estaca en el corazón. Mina, lejos de entristecerse y defender al vampiro, es alabada por todos por su coraje en su lucha contra el mal.
Además, el libro contiene un epílogo al que no se hace referencia en la película. Gracias a él , sabemos que los supervivientes de la aventura regresan siete años después a Transilvania. Lord Godalming y Seward están felizmente casados y Mina y Jonathan tienen un niño. Todos se dan cuenta de que lo único que poseen para probar la verdad de su historia son sus propios diarios, correspondencia y notas pero esto no parece importarles mucho. El libro termina con las palabras de Jonathan «No necesitamos pruebas. No pedimos a nadie que nos crea«.
No obstante y pese a estas diferencias y otras menores, la película de Coppola se ajusta más al original que películas anteriores. El director supo aunar sin fisuras las cartas, notas y diarios que forman la narración de Stoker ofreciendo una narración ágil y bastante fiel al libro en general.
Curiosidades:
– Según la viuda de Bram Stoker, el relato “El invitado de Drácula” era el primer capítulo del libro pero fue eliminado por los editores debido a su extensión. Se publicó dos años después de la muerte de Stoker como parte de una recopilación de relatos cortos que los amantes de la literatura de terror conocen muy bien como “La casa del juez” o “El entierro de las ratas”.
– Pese a que la película comienza con la siniestra historia de Vlad el Empalador e incluso se refiere al hecho del suicidio de su mujer arrojándose a un río para no caer en manos del ejército turco, Stoker no dice explícitamente que Drácula sea Vlad. En el libro sólo encontramos un monólogo del conde enorgulleciéndose de ser descendiente de Atila y de los Drácula. Por otra parte, existe una teoría según la cual la inspiración de Stoker no provenía tan sólo de Vlad El Empalador, sino de una figura histórica de la Irlanda natal del autor: Manus el Magnífico del clan O’Donnell que además, era un antepasado de Stoker .
– Para el papel de Drácula se consideraron actores tan diversos como Viggo Mortensen, Andy García , Liam Neeson y Antonio Banderas.
– En los comentarios del DVD Coppola explica que la ceremonia de matrimonio entre Mina y Jonathan se celebró en una inglesia ortodoxa griega en Los Angeles ante un sacerdote «de verdad» y por tanto, los dos actores realmente salieron de allí casados según ese rito.
Mercedes Cal González