Yo vengo aquí a hablar del libro : Cumbres Borrascosas (Wuthering Heights)
El objetivo de estas líneas es comparar, de forma muy resumida, las películas con los libros en los que se basan. El cine ha bebido de la literatura desde siempre y puede resultar interesante ver cuáles son las similitudes y diferencias entre las dos representaciones de una misma obra: veremos finales que se cambian, cómo algunos personajes desaparecen, aparecen o se retocan, los giros en la trama para que teóricamente ésta resulte más interesante en pantalla, qué se corta, qué se alarga y qué se añade, etc. Para ello tendremos a veces que contar detalles que es mejor no desvelar a aquellos que no han visto la película o leído el libro pero bueno, ya estáis avisados…
Cumbres Borrascosas fue la única novela de Emily Brontë y, pese a que hoy se le reconoce un puesto en la primera fila de la literatura romántica victoriana, en su día tuvo una recepción por la crítica bastante gélida. Su originalidad en cuanto a estructura y temas, sus personajes extremos y el lenguaje crudo y sin adornos cogió por sorpresa a los lectores, que calificaron el libro de inmoral y violento.
Esta obra literaria ha sido adaptada al cine en numerosas ocasiones pero casi todas ellas, incluyendo la que hoy nos ocupa, han ignorado la segunda de las dos partes en las que tradicionalmente se divide el libro. En la primera, se describe cómo el patriarca de la familia Earnshaw regresa un día de la ciudad a su finca «Cumbres Borrascosas» con un pequeño vagabundo al que llama Heathcliff. Lejos de ser acogido cariñosamente por la familia, Heathcliff es maltratado por su hermanastro y considerado un esclavo cuando muere su protector. No obstante, encuentra un aliado en Cathy, la hija del viejo Earnshaw, quien sin embargo, le abandonará para casarse con su insípido y afeminado vecino Edgar Linton. Despechado, Heathcliff huye, se alista en el ejército y regresa un año más tarde para entrometerse en la vida de Cathy y usurpar la casa familiar. Sin embargo, la venganza de Heathcliff no dará sus dulces frutos y, tras la muerte de Cathy (con la que termina la primera parte), se encierra para continuar una vida oscura y llena de resentimiento.
Las vicisitudes de la segunda generación de Lintons y Earnshaws se narran en la segunda parte de la novela que, pese a contar también con momentos muy tensos y crudos, deriva hacia un final optimista. Como adelantábamos antes, esta adaptación dirigida en 2011 por Andrea Arnold, tan sólo abarca la primera mitad de la obra de Brontë. Además, la manera de introducirnos en la rocambolesca historia de las dos familias también varía considerablemente de un formato a otro. Mientras que Arnold nos cuenta los hechos en orden cronológico, Brontë juega con el tiempo y, nada más comenzar, nos sitúa en Cumbres Borrascosas tras la muerte de Cathy. La escritora se sirve de Lockwood, inquilino del Heathcliff «de la segunda parte», y de sus conversaciones con la que un día fuera ama de llaves de los Earnshaw (Nelly Dean) para ir desvelando la dramática relación entre las dos familias desde el principio. También es Lockwood quien ve o sueña, no queda muy claro, el famoso fantasma de Cathy golpeando la ventana e inmortalizado en los años 70 por la famosa canción de Kate Bush. Esta supresión de la figura del narrador (Loockwood y Nelly), aparte de eliminar el componente gótico del “fantasma” de Cathy, lógicamente también elimina el punto de vista de los narradores. Con ello, resta matices a la historia y niega al espectador estos dos hilos conductores que, desde el presente, nos guían por un laberinto de escenas turbulentas y nombres que se van repitiendo constantemente.
No obstante, en lo relativo a la ambientación, Arnold ha sido completamente fiel a la novela. Su película describe Cumbres Borrascosas como una finca aislada en los páramos del norte de Inglaterra llamada así por “los rigores atmosféricos a que la propiedad se veía sometida cuando la tempestad soplaba”. El nombre, como se irá haciendo patente a medida que nos adentramos en este escenario claustrofóbico, es muy apropiado ya que también hace referencia a las relaciones personales de sus habitantes. No sorprende que Arnold ganara varios premios de fotografía ya que consigue transmitir tanto la sensación de aislamiento como los rigores de una naturaleza semisalvaje. Pese a este esfuerzo, al suprimir la figura del narrador y no dar importancia alguna al diálogo (uno de los aspectos claves de la novela) la película se resiente , y mucho, hasta el punto de que parece que estamos viendo un collage de imágenes sin relación aparente entre ellas. Esta excesiva confianza en las imágenes es , en mi opinión, uno de los puntos débiles de la adaptación de Arnold. Ciertamente, la directora incluye peleas, animales degollados en directo y otras escenas cuyo objetivo supuestamente es reflejar la crudeza y violencia original de la obra de Brontë, pero he de decir que dicha violencia visual tuvo en mí el mismo efecto que ver a muñecos siguiendo una rutina. La ausencia de música y la inclusión de interminables escenas de insectos, flores silvestres y paisajes yermos tampoco contribuyen a crear un ambiente propicio para las relaciones tormentosas que se describen en la novela.
Por otra parte, señalar que casi se necesita biodramina para ver la obra de Arnold. Tuve que hacer un esfuerzo hercúleo para no tirar la toalla en los primeros diez minutos ante el constante vaivén de la cámara. A ello se añade la falta de luz de varias escenas, el formato utilizado, las imágenes borrosas y primeros planos que, por alguna extraña razón, se centran en la coronilla de los personajes.
Dejando a un lado las diferencias relativas a ambientación y forma de narrar la historia, debemos destacar que uno de los motivos por los que la adaptación de Arnold es diferente al resto y por ende bastante polémica, es que Heathcliff es interpretado por dos actores negros (Solomon Glave y James Howson) cuando en la novela se describe al antihéroe como: “moreno (…) parecía gitano”. Es posible que en la época en la que Brontë escribió Cumbres Borrascosas (mediados del siglo XIX) parecieran igual de inadecuadas las relaciones amorosas de la hija de un terrateniente inglés tanto con un gitano como con un negro pero, por otras obras de la misma época (Quintín Durward o El Jorobado de Notre Dame, por ejemplo), parece que los gitanos tenían un halo mucho más misterioso y romántico que los negros. No obstante, lo que no me convenció en absoluto fue la interpretación en sí. Según Brontë, en palabras de Cathy , Heathcliff era “un hombre violento, sin piedad, un lobo. Nunca le diría ‘deja en paz a mi enemigo porque hacerle daño sería cruel’ sino ‘déjale en paz porque yo lo quiero’ ”. Howson no tiene, ni por asomo, la intensidad de esta descripción. Su personaje pasa sin pena ni gloria cuando se supone que es una de las piedras angulares de la narración. Lo mismo debo decir de la actriz que encarna a la Cathy adulta (Kaya Scoledario).
La obra de Arnold me dejó la misma sensación que el intento de Sofía Coppola con su visión particular en “María Antonieta”. A mi entender, la mezcla entre lo moderno y lo que no lo es fracasa también en este caso y Arnold no consigue capturar la esencia de la novela. Parece un intento fallido de transmitir la desolación de la obra de Brontë a través de ruido de viento y de escenas tediosas sin reflejar los conflictos y contradicciones de sus personajes, que es realmente lo interesante del original.
Quizás a quien no haya leído el libro pueda resultarle mas fácil encontrar puntos positivos en la película. El movimiento de cámara, la excesiva duración, la falta de diálogo y la perspectiva inusual de la directora (entre otros factores) no me permiten apreciar la obra de Arnold positivamente.
Curiosidades:
Reproducimos, traducida, una de las criticas que recibió la novela de Emily Brontë y que fue encontrada en su escritorio tras su muerte: “Es un misterio cómo alguien ha podido escribir tal libro sin suicidarse antes de llegar al capítulo doce. Es un compendio sobre vulgaridad y horrores antinaturales”.
La adaptación de la novela al cine parece que sorprendió hasta a la propia Arnold que en una ocasión dijo : “Ni en un millón de años pensé que haría una adaptación. De hecho, estoy en contra de ellas. Siempre he creído que la forma cinematográfica es totalmente distinta a la forma literaria”.
Hay varias adaptaciones de la novela al cine incluyendo una versión musical a lo Bollywood, una serie británica en la que los personajes de Cathy y Heathcliff se intercambian los papeles («Sparkhouse»), una serie filipina y varias películas de distintos países como Francia, Italia, Japón e incluso España (“Abismos de Pasión”, dirigida por Luis Buñuel y ambientada en Méjico).
Mercedes Cal González.