Una Introducción personal al Festival de Cannes
Son muchas las causas y circunstancias que han llevado a que cuando oímos “Cannes” (que en España solemos decir al modo inglés “Cans”, cuando deberíamos decir “Can”) automáticamente pensemos en lujo y cine de calidad, o viceversa. No voy a analizar pormenorizadamente todas ellas, pero sí quiero que tú, lector de Bandeja de Plata, seas consciente de que Cannes es tan sólo una pequeña localidad costera de Francia, que podría ser como Benidorm en España (sí, sí, has leído bien), pero lo que la diferencia es que tiene un estupendo palacio de congresos y una fabulosa historia a sus espaldas.
Los jefes de todo esto
Casi parafraseando a Lars von Trier quería introduciros a los dos hombres que rigen los destinos de la cinematografía mundial, a quienes al fin y al cabo determinan en gran parte el calendario anual del cine (muchas películas apresuran su montaje para llegar a Cannes y unas pocas salen de Cannes con un prestigio imborrable que las puede llevar a grandes éxitos de taquilla, el Oscar o incluso la presencia con letras de oro en los libros de historia). Son Thierry Fremaux y Gilles Jacob.
El primero es el responsable de la selección de las películas (el director artístico, o delegado general, como le llaman en francés), el segundo lo fue hasta el año 2000 y desde entonces es el presidente, o sea, el que recibe a las estrellas en la alfombra roja, cena con ellas y vigila que todos queden contentos. Jacob dice que él ya no selecciona las películas y que disfruta mucho viéndolas por primera vez en el festival, no se cansa de decir que es tímido y no deja de mirarle las piernas a Nicole Kidman. Fremaux es un auténtico relaciones públicas, sus presentaciones en “Un certain regard” son divertidísimas y le gusta “colar” en la sección oficial películas con sexo explícito (a ser posible entre personas con sobrepeso) y en “Un certain regard” cintas de cinematografías exóticas y/o emergentes.
La selección de este año: Thierry, tráeme estrellas
El problema de todo festival es la prensa. Tal cual. Fremaux y Jacob son periodistas (problema número uno), los críticos de cine en su inmensa mayoría son periodistas (problema número dos) y eso conlleva, en la mayor parte de los casos, la necesidad inmediata de TITULARES. Sí, así, en mayúsculas.
Con este primer párrafo igual me he ganado la enemistad de varios profesionales del periodismo, pero creo que hemos perdido perspectiva con el cine y las grandes películas no lo son inmediatamente, sino sólo con el paso del tiempo. ¿Es “El árbol de la vida”, de Mallick, una gran película? Seguramente sí, pero eso no hace de la selección oficial de 2011 mejor que la de 2012, donde algunos críticos de los grandes medios quisieron dar la imagen de que lo único bueno era “Amor”, de Haneke (otra que, por cierto, creo que es una gran película).
Como Cannes no puede dar un paso atrás ni para coger carrerilla, este año se ha encargado de juntar algunos de los directores más prestigiosos del planeta para formar una selección que a los críticos nos parezca, a priori, muy apetecible: los Coen, Jarmusch, Polanski, Soderbergh (ejem, dejad que carraspee), Ozon, Kore-Eda, Asghar Farhadi, James Gray, Winding Refn, Alexander Payne (me pongo en pie, me quito el sombrero, me pongo de rodillas), etc. Tenéis la lista entera aquí: Selección.
Junto a ellos no pueden faltar los directores franceses “intelectuales” de turno (siete producciones francesas sobre veinte me parece una exageración, por cierto), como los dos Arnaud, des Pallieres y Desplechin, la señora francesa mediática (Valeria Bruni-Tedeschi, buena actriz, realizadora casi novel y ¡¡hermana de Carla Bruni!!), así como el “toque Reygadas” que tanto le gusta a Fremaux: Amat Escalante, que aunque haya nacido en Barcelona, vive en México y hace un cine muy del estilo del director de “Luz silenciosa”. Para lo que no hay sitio desde el año pasado es para los directores noveles, que -eso sí- pueblan “Un certain regard” (donde estrena Sofia Coppolla) y la Semaine.
Así, pues, este año las estrellas para la crítica serán los directores, las estrellas para los fotógrafos seguirán siendo los actores (inaugurar con DiCaprio en 3D le habrá encantado a Jacob, mitómano donde los haya) y todas brillarán bajo la misma luz del único sol que reina en Cannes: el dinero.
¿Qué hay debajo de Cannes?
Porque debajo, tanto física como “espiritualmente”, del Festival de Cannes lo que se encuentra es dinero, una capacidad para mover dinero como uno no se puede imaginar, casi ni siquiera viéndolo.
Debajo de las principales salas de proyección del festival (la inmensa Louis Lumière y la grandísima Claude Debussy) se localiza un universo de vendedores (agentes de ventas, distribuidoras, productoras, etc.) que también se encarga de proyectarte en diversas pequeñas salas sus últimas películas. Y digo sus últimas porque en el Mercado del Festival de Cannes cabe todo, desde las cintas que se proyectan en el festival (y que si no se han vendido antes de su proyección a los distintos mercados corren el riesgo de quedarse sin vender -malas críticas- o volverse carísimas -buenas críticas-) hasta el último Torrente (ahí se cerró el acuerdo para distribuirlo en Rusia) o todo tipo de cortometrajes.
Si tu distribuidora es muy grande (por ejemplo, Wild Bunch), probablemente tengas el mejor balcón de Cannes y el más cercano al Palais (y hayas alquilado un yate inmenso para montar fiestas donde cerrar grandes acuerdos de negocios); si trabajas para el Canal Arte, tu yate será seguramente de los más cuidados del puerto; si estás intentando mostrar tu película a todos los festivales del mundo, podrás recorrerte las distintas representaciones de los países, tanto en el Mercado, como en la zona acordonada de la playa o incluso en un piso casi surrealista (caso de Polonia, que parece hacer honor a Polanski). Si haces cine y quieres que se vea, que se venda, tu primera opción debería ser Cannes.
¿Y dónde queda el cine puro, el arte?
En todos lados, por supuesto, pero a diferentes niveles. Porque, eso sí, Cannes se encarga muy rápidamente de establecer clases (incluso entre los periodistas, ¡por supuesto!). Si eres un director de prestigio y tu película tiene presupuesto, puedes ir a sección oficial. Si eres un director novel y nos caes bien, seguramente se peleen por ti “Un certain regard” (“Una cierta mirada”) y la Quincena o incluso la Semana. Y si eres independiente a ultranza, siempre te quedará el ACID. ¿Los miramos un poco por encima y ya terminamos este artículo?
Una cierta mirada. Es la sección que creó Jacob para aglutinar todas las diferentes subsecciones que había en el festival. Dice en sus memorias (“La vida pasará como un sueño”, que por cierto creo que sólo están en francés y en las que abusa de recuerdos de niñez y una cierta egolatría) que se equivocó al ponerle un nombre demasiado poético, pero el error quizá haya sido no llamarle directamente Segunda División, pues por mucho que digan él o Fremaux, es la consideración que le dan a las películas que aparecen aquí, donde -no obstante- hasta hace unos pocos años se hacían grandes descubrimientos. Este año tenemos, además de a Sofia Coppola en la apertura, a James Franco, Lucía Puenzo, seis directores noveles (incluyendo otro español que vive en México: Diego Quemada-Díez) y una película anónima y sin título (no, creo que no es “La mula”).
La quincena de los realizadores. Ha sido la más transgresora (a Jacob se le pusieron los dientes largos en 1979 cuando veía las colas que hacían para ver “El imperio de los sentidos”) y sus dirigentes (como los de la Semaine) comparten películas con la sección oficial (tú envías tu película a Cannes y ellos deciden dónde la ponen: Oficial, Regard, Quinzaine, Semaine). Este año la estrella es Jodorovsky, con su nueva película y un documental sobre su inacabado Dune. Además, va a ser de los pocos espacios en Cannes donde se vean comedias y documentales. Siempre descubre algo o a alguien, pero nunca se sabe qué va a ser a priori.
La semana de la crítica. Es más antigua que la Quinzaine, pero tiene menos eco mediático. El año pasado ganó la estupenda “De aquí y allá”, del español Antonio Méndez y este año se dedica prácticamente a descubrir directores noveles, salvo en el cierre, donde proyectará una película colectiva (o tres cortos de tres autores, como queráis) de Greenaway, Goddard y Pèra … ¡¡en 3D!! Eso será al cierre, pero promete ser muy interesante.
ACID. A la Asociación para la Difusión del Cine Independiente no se la conoce casi fuera de Cannes y a veces proyecta películas imprescindibles que nunca se verán fuera de Francia (recuerdo “Bovines”, en 2011). Son mayoritariamente francesas, pero no exclusivamente, y se trata de producciones de muy poco presupuesto. Merece la pena pasarse para ver otro tipo de cine. Clicar para ver la web oficial.
Ah, y Cannes Classics. Sí, sí, que hay otra sección y ¡con presencia española! A ver, se trata de Cannes Classics, donde se programan películas clásicas restauradas. Algunas de ellas se proyectan incluso a partir de las diez de la noche en la playa. Pero “Con la pata quebrada”, de Diego Galán (documental de montaje sobre el machismo en el cine español), podrá verse bajo techo. ¿Tiene algo que ver su selección para esta sección con que Agustín Almodóvar sea el productor? No pienso responder.
¿Y qué os voy a contar yo?
Muy bien, has llegado al final de este artículo, es probable que te haya parecido un poco rollo, pero quieres darme una oportunidad y te preguntas: ¿tú qué vas a contarnos del Festival de Cannes? Evidentemente, tendré que hablaros de la sección oficial, dar mi opinión (razonada) sobre las películas que allí se proyecten, tendría que seleccionar algunas otras películas de las demás secciones, debería pulsar los distintos “stands” del mercado para ver si se vende cine o no, debería pasarme (aunque pueda ser muy deprimente, ya lo era el año pasado) por el “stand” de España a ver si se vende alguna película (o directamente ya vendemos el país), debería acudir a alguna de esas fiestas que tan míticas pueden parecer desde fuera y donde se bebe poco (al menos yo) y se habla mucho de negocios (al menos otros), etc.
¿Qué os voy a contar? Decídmelo vosotros, decidme qué queréis que os cuente, pero antes de hacerlo pensad que Cannes es una ciudad, no un paraíso, que todos y cada uno de los directores, actores, productores, etc., en que estéis pensando son personas reales, no dioses ni héroes de una mitología griega, pensad incluso que algún día vosotros podríais estar en su lugar y que ese día seguiréis necesitando comer, beber, ver cine y, sobre todo, amar.
Antonio Peláez (Director de Radiocine)