La librería (The Bookshop, 2017)
Nota: 4
Dirección: Isabel Coixet
Guión: Isabel Coixet (Novela: Penelope Fitzgerald)
Reparto: Emily Mortimer, Patricia Clarkson, Bill Nighy, Honor Kneafsey, James Lance, Harvey Bennett
Fotografía: Jean-Claude Larrieu
Duración: 115 Min.
En un pasaje de La librería, la protagonista envía a otro personaje, recluido voluntariamente en una vieja mansión desde hace años, un ejemplar de Fahrenheit 751 para fidelizarlo como cliente de su flamante negocio. En ese momento se desvelan las verdaderas intenciones de Isabel Coixet: realizar un alegato a favor del libro de papel como medio de transmisión de conocimiento, como arte y como herramienta de comunicación entre los seres humanos. Una lástima que se trate de una información que es mejor transmitida por esta referencia que por la película en cuestión.
Es posible que estemos ante el clásico problema de la adaptación de un libro cuya naturaleza dificulta la traducción al lenguaje cinematográfico. O simplemente que Isabel Coixet haya perdido definitivamente la sensibilidad narrativa de sus primeras películas. Lo cierto es que estamos ante una obra en la que ninguna pieza parece funcionar a pleno rendimiento. Desde unos personajes poco definidos, fundamentalmente los secundarios, hasta unas relaciones que reclaman una mayor profundización para justificar el desarrollo argumental del film.
A esta falta de coherencia podríamos añadir la falta de cohesión resultante de unas descuidadas transiciones que ni siquiera la voz en off es capaz de compensar, así como una preocupante falta de dinamismo en algunos diálogos innecesariamente prolongados y lastrados por una mejorable dirección de actores. A excepción de Emily Mortimer y Bill Nighy, el resto de actores hacen gala de una escasa naturalidad, propiciada en parte por la caricaturización de sus personajes y por la escasa eficiencia de sus líneas de guión, que repercute en la credibilidad de numerosas secuencias.
Cómo resultado de semejantes taras obtenemos una película que no acaba de arrancar y se asemeja a un vehículo que constantemente se cala en los momentos clave. Parece como si Coixet tuviera en sus manos los ingredientes perfectos para cocinar una película costumbrista al más puro estilo británico pero desconociera sus tiempos de cocción y el orden de introducirlos en el metraje. Como consecuencia de ello paladeamos sabores que, en circunstancias normales, deberían agradarnos pero que en La librería tienden al amargor que provoca comer uno de tus platos favoritos habiendo sido mal cocinado.
Carlos Fernández Castro
Sin negar algunos de los argumentos críticos que indicas y por encima de debilidades y trabas, que las hay, la película de Coixet sobrevuela a sus lagunas y es capaz, en conjunto, de configurarse como una obra apreciable. Creo sinceramente que la directora catalana sigue en plena forma y vuelve a dejarnos su impronta. Un cine siempre inteligente e íntimo. No podemos estimar La librería como una película fallida en absoluto. Alberga una indiscutible pasión por lo que cuenta y la forma de plasmarlo es consecuente. Una ejecución formal ajustada y con un interés que no decrece a lo lardo del desarrollo de la historia. Sus personajes, aún con excesos de subrayado en algunos trazos pero sin llegar al maniqueísmo, atesoran vigor y las interpretaciones son, cuando menos, notables. Coixet no defrauda, y sin llegar en absoluto a la altura de sus dos obras maestras – Mi vida sin mí y La vida secreta de las palabras -, al menos nos deja una película estimable y siempre sensible. Un abrazo.