Guardianes de la galaxia Vol. 2 (Guardians of the Galaxy Vol. 2) (2017)
Nota: 6,5
Dirección: James Gunn
Guión: James Gunn (Cómic: Dan Abnett, Andy Lanning)
Reparto: Chris Pratt, Zoe Saldana, Bradley Cooper, Vin Diesel, Dave Bautista, Michael Rocker, Kurt Russell
Fotografía: Henry Braham
Duración: 137 Min.
Cuando se realiza una copia siempre existe la posibilidad del fracaso, bien por la fidelidad excesiva al modelo original o bien por el distanciamiento de las virtudes ajenas que la motivaron. Son pocas las ocasiones en las que, a pesar de las similitudes evidentes, el eco hace olvidar la voz o, al menos, consigue sonar mas a homenaje que a plagio. Consciente de estos peligros, James Gunn ha sido tremendamente cuidadoso a la hora de repetir la fórmula que convirtió La guerra de las galaxias (Star Wars) en un éxito sin precedentes: evitando la comparación, toma prestadas algunas de las claves de la mítica saga pero observa su esencia desde una distancia prudencial.
Bien cierto es que en la primera parte de Guardianes de la galaxia era inevitable adivinar un poco de Solo por aquí y otro poco de Chewacca por allá, así como rememorar la tensión sexual de un romance que, como el de Han y la princesa Leia, no acababa de cristalizar. También divisábamos una serie de villanos que, sumando sus maldades, intentaban alcanzar el impacto del mismísimo Darth Vader. Sin embargo, de su argumento no subyacían reflexiones filosóficas o existencialistas sobre la delgada línea que separa el bien y el mal. Manteniendo el tono ligero de su predecesora, esta segunda entrega se distancia un poco más de la relativa seriedad del modelo Lucas y se adentra definitivamente en el terreno de la comedia.
Tras el éxito del primer volumen, Gunn transmite la sensación de haber adquirido la suficiente confianza como para dotar a su franquicia de una personalidad propia, sin dejar de lado esos ingredientes que ya parecen ser imprescindibles en cualquier aventura galáctica que se precie. Entre ellas, la búsqueda de una identidad a través de la figura paterna y el empleo de líneas narrativas paralelas que nazcan de la separación temporal de sus protagonistas. Sin embargo, en esta secuela florecen nuevas preocupaciones que riman con la realidad social del S. XXI y suponen una actualización de la fórmula: los guardianes de la galaxia no son más que la expresión de un nuevo modelo de familia en el que los vínculos sanguíneos ceden su lugar a los afectivos.
Podríamos decir que nos encontramos ante una celebración de la amistad en la que, predominando los aspectos positivos, tampoco se elude la exploración de ese lado oscuro y autodestructivo que todos llevamos dentro y que, en ocasiones, pone en peligro las relaciones más sólidas (durante el film, Rocket huye del aprecio de sus amigos a causa de una serie de traumas que arrastra de su pasado). Pero en manos de Gunn, la sonrisa vence por goleada a la metafísica y el arte está al servicio del entretenimiento menos acomplejado.
Desde los primeros compases del film se establece el tono que guiará el resto de la narración: mientras el resto de guardianes libra una batalla campal contra unos delincuentes galácticos, el minúsculo y vulnerable Groot se mueve despreocupadamente al compás de una música ochentera, ajeno a los peligros que le acechan. La cámara sigue sus movimientos y entrega una secuencia de humor físico que relega el drama de sus compañeros a un segundo plano, dejando constancia del inmenso talento cómico del director y de su habilidad para una puesta en escena que combina arte y diversión con suma facilidad. Y es quizás en este viraje definitivo hacia la comedia donde este segundo volumen olvida el sabor aventurero de su predecesora y pierde parte del encanto que convirtió Guardianes de la galaxia en la «nueva esperanza» del cine de ciencia-ficción.
Carlos Fernández Castro
Aún cuando tiene sus cosas buenas, se dedicaron a hacerla muy cómica, a veces demasiado, y no es que esté mal, entretiene y todo, pero hay muchas cosas que pasan a volverse tediosas, por ese mismo ámbito, taaaanto de comedia aburre.