Carta abierta de Rubén Chacón a los lectores de Bandeja de Plata
Queridos amigos y amigas de Bandeja de Plata:
Quizás os parezca un poco osado que me dirija así a vosotros. Quizás penséis que estoy empleando un formulismo de forma automática, sin reparar mucho su sentido. Y nada más lejos de la realidad: cuando os digo QUERIDOS, lo digo con toda la intención del mundo. Porque hoy hace dos años desde que me acogisteis en esta casa por primera vez…, ¡y menuda acogida!
¡DOS AÑOS EXACTOS! El 7 de diciembre de 2014 mi muy querido Carlos Fernández (el señor director de esta maravilla) tuvo a bien publicar la primera de mis REFLEXIONES DE PELÍCULA, y hoy, 7 de diciembre de 2016 os vengo a anunciar con todo el orgullo y toda la ilusión que me cabe en el pecho, que el sábado de la semana que viene, el 17 de diciembre de 2016, se presentará a partir de las 19:00 en la librería EL OLOR DE LA LLUVIA (Calle Maldonadas, 6 – 28005 Madrid) REFLEXIONES DE PELÍCULA: El cine como excusa para pensar. Y, por supuesto, todas vosotras, todos vosotros, estáis invitados.
Desde que tengo uso de razón, he encontrado en la escritura mi principal medio de expresión: emociones, sensaciones y pensamientos que de forma oral me resultaban muy difíciles de trasmitir, o sencillamente no me apetecía (o no me atrevía) a compartir, tomaban cuerpo de una forma muy satisfactoria y asombrosamente precisa si las escribía.
Está mal que yo lo diga, pero en varias ocasiones me he llegado a emocionar hasta las lágrimas con textos que he escrito yo mismo. Un ejercicio de narcisismo que no tiene ningún mérito, por otra parte. Pero la cosa cambia cuando alguien a través de las redes sociales o en persona te dice: “Gracias Rubén por traducir en palabras emociones que ni yo mismo o yo misma había sido capaz de expresar; e incluso aquellas que ni siquiera sabía que sentía y en las que he reparado al leerte a ti”.
Cuando alguien elogia lo que escribes por primera vez, suele ser tu madre, en plan:
- ¡Ay, hijo mío, pero qué bien escribes!
Posteriormente, cabe la posibilidad de que te lo diga tu novia, en plan:
- ¡Ay cariño, qué cositas tan bonitas me pones!
¿Qué ocurre…? Pues que tiendes a asumir que sus críticas excesivamente positivas y sus alabanzas tienen más que ver con el amor que te tienen que con tu capacidad como escritor.
Ahora bien, cuando estas manifestaciones provienen de personas que no te conocen de nada (y aquí es donde entráis vosotras y vosotros en la historia), te pasa algo parecido al prota de aquella serie que se llamaba “El Gran Héroe Americano” (¿sabéis de cuál os hablo?). Es como si los alienígenas te hubiesen dejado en el cajón de la cómoda un traje de superhéroe nuevecito, que no tienes ni pajolera idea de cómo utilizar. Así que es relativamente normal que al principio cometas errores, que el resultado de tus esfuerzos no sea precisamente el que habías pretendido en un principio, o que vengan otros con más fe en tu talento que uno mismo a sacar tajada de él.
Lo que os quiero decir, amigos, es que ya he pasado por ahí. Y que con el tiempo he llegado a comprender que (como decía el tío Ben de Spiderman), “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”. Llega un momento en que, como los superhéroes de Marvel, tienes que elegir un bando. Y yo ya llevaba demasiado tiempo en el de los timadores del espíritu…
Y aquí es donde aparece en la historia, para darle un giro a los acontecimientos, un buen amigo. Andaba yo buscando la excusa para probarme otra chaqueta, cuando me ofreció una plataforma desde la que utilizar lo que él denominó como “mi don” para hacer el bien. Elegante y caballero como es él, disfrazó (como suele hacer) el favor que me hacía, dándome a entender que era yo el que le hacía a él un honor si me prestaba a compartir mis REFLEXIONES DE PELÍCULA en su web de cine: www.bandejadeplata.com, una de las mejores que podréis encontrar en Internet sobre el séptimo arte.
Por eso os pido un fortísimo aplauso para el Sr. Carlos Fernández Castro, el principal precursor de que hayamos llegado hasta aquí… Pero Carlos no ha sido el único culpable, no. Porque ni él ni yo nos atrevíamos a imaginar hasta qué punto aquellas reflexiones excesivamente largas para una web, y que demandaban unos tiempos, una atención y un interés de los que muchas veces no disponemos en los días que corren, iban a ser bien recibidas por vuestra parte. Así que creedme cuando os digo que cada uno de vosotros tenéis vuestra buena parte de responsabilidad en que yo continuase escribiendo y hasta que un buen día, el editor de LapizCeroEdiciones, me propusiese recopilar las mejores de mis REFLEXIONES DE PELÍCULA, para confeccionar el libro que hoy, dos años después, ve la luz.
¿Entendéis ahora el porqué de mi alegría y la razón por la cual me atrevo a dirigirme a vosotras y a vosotros como mis queridos amigos…?
Sé que son fechas comprometidas, que muchos de vosotros no vivís o no estaréis por Madrid el próximo 17 de diciembre. Pero aún así quería que supierais que me encantaría conoceros a todos en persona: uno por uno. Tener la ocasión de invitaros a un café, charlar sobre el cine como excusa para pensar y, sobre todo, agradeceros personalmente vuestro apoyo y vuestro empuje, para que este sueño anhelado hoy pueda ser una realidad.
Y a todos aquellos que queráis y que podáis, os espero de todo corazón.
LIBRERÍA “EL OLOR DE LA LLUVIA” – Calle Maldonadas, 6 – 28005 Madrid
Sábado 17 de diciembre de 2016, a partir de las 19:00.
Y una cosa más que os pido: nos han comunicado que el aforo máximo es de 60 personas, por lo que os ruego que aquellos que preveáis que asistiréis me enviéis un correo electrónico a: reflexionesdepelicula@gmail.com indicándome vuestro nombre y apellidos, de modo que os pueda reservar un lugar.
Asimismo, los que deseen adquirir el libro allí, podrán hacerlo al precio especial de lanzamiento de 15 euros, en lugar de los 18 euros a los que se venderá habitualmente en librerías y las páginas web: www.lapizceroediciones.es y www.filosofers.com
¡Muchísimas gracias a todas y a todos por estos dos años inolvidables!
¡Porque cumplamos muchos más juntos!
Os envío mi más afectuoso saludo.
Rubén Chacón Sanchidrián