Animales fantásticos y dónde encontrarlos (Fantastic Beasts and Where to Find Them) (2016)
Nota: 6,5
Dirección: David Yates
Guión: J. K. Rowling (Libro: J. K. Rowling)
Reparto: Eddie Redmayne, Katherine Waterston, Colin Farrell, Carmen Ejogo, Dan Fogler, Alison Sudol, Ezra Miller, Samantha Morton, Johnny Depp
Fotografía: Philippe Rousselot
Duración: 140 Min.
La gallina de los huevos de oro ha muerto. Larga vida a la gallina de los huevos de oro. Porque de animales peculiares va la cosa, y éste en concreto no hubiera desentonado entre los que J. K. Rowling ha escondido en la maleta de su nuevo mago. Cuando parecía que el último libro de Harry Potter representaba el final de su idilio con la gran pantalla, alguien pensó que su catálogo de bichos raros, mencionado ya en libros anteriores, podría ser la chispa adecuada que encendiera una nueva saga.
Y vaya si ha prendido fuego. Aprendiendo de errores pasados, Animales fantásticos… arranca con mejor pie que La piedra filosofal. Por un lado, David Yates se desprende del innecesario tono infantil que lastraba a los primeros Harry Potter (la presencia de unos protagonistas tan jóvenes no lo justificaba, como puede comprobarse en El prisionero de Azkaban) y demuestra haberle tomado la medida al universo Rowling y a sus tonos claroscuros. Poco queda del buenismo de la era Colombus, ni siquiera en la elección de un casting liderado por Eddie Redmayne, que confirma su extraña sensibilidad y su sobrado carisma para liderar esta nueva saga.
Podríamos afirmar que el apartado interpretativo es el que imprime a Animales fantásticos… ese toque encantador que desprenden sus diálogos y sus situaciones más cómicas. Sería injusto ignorar el despliegue técnico de sus secuencias de acción o pasar por alto el dominio de su director a la hora de gestionar el croma, pero como sucede en tantas producciones del estilo, el factor humano acaba brillando más que el digital: el «chico conoce a chica» sigue demostrando su eterna vigencia cien años después, el «ámate a ti mismo y los demás te amarán» funciona en 2016 tan bien como lo hizo en Siempre hace buen tiempo, y las sonrisas (casi siempre provocadas por un magnífico Dan Fogler) siguen siendo la mejor compensación por la compra de una entrada.
Y precisamente la magia inunda la gran pantalla cuando los protagonistas hacen gala de su innegable química. No tanto cuando Yates se recrea en los fantásticos animales concebidos por J. K. Rowling o cuando muestra la destrucción, a manos del malvado de turno, de un Nueva York de los años 20 magníficamente resucitado por ordenador. Sorprendentemente, la película encuentra el ritmo adecuado cuando se centra en las relaciones humanas y, sin embargo, se muestra más incómoda en las secuencias de exhibicionismo visual. Una vez más, el mundo mágico se revela como el contexto ideal para hablar sobre amor, amistad, tolerancia y autoestima. Nada nuevo bajo el sol, pero ¿acaso hacía falta?
Carlos Fernández Castro
Número de Kelly en siempre hace buen tiempo
Actores
Ritmo lento en presentación de personajes
