Humans (Primera Temporada, 2015): distopías estivales
Nota: 6
Dirección: Lewis Arnold, Samuel Donovan, China Moo-Young
Guión: Jonathan Brackley, Lars Lundström, Sam Vincent
Reparto: Gemma Chan, Sam Derges, Rebecca Font, Sophie Gooding, William Hurt, Tom Goodman-Hill, Katherine Parkinnson
Cadena: AMC, Channel 4
Duración: 42 Min.
“Todo lo que se preguntaba eran las mismas respuestas que buscamos el resto de nosotros. ¿De dónde vengo? ¿A dónde voy? ¿Cuánto tiempo tengo? Todo lo que pude hacer fue sentarme y ver como moría.”
Rick Deckard
Rick Deckard, el inolvidable personaje al que encarnaba Harrison Ford en la fantasía futurista de Ridley Scott, Blade runner (1982), reflexionaba sobre su experiencia con el “replicante” Roy (Rutger Hauer) en estos términos. Y son sus palabras y el film al que pertenecen los que permiten encuadrar y analizar la serie Humans (2015); coproducida por las cadenas Channel 4 (UK) y AMC (USA), y que acaba de finalizar su primera temporada.
De los “replicantes” a los “sintéticos”: Del futurismo a un presente distópico
Adaptación de la serie sueca Real Humans (2012), Humans define las coordenadas de un reconocible presente en el que los seres humanos hemos sido capaces de beneficiarnos de los avances tecnológicos para disfrutar de las comodidades que ofrece la robótica. De apariencia prácticamente humana, los androides están programados para todo tipo de tareas: masajistas, empleados del hogar, acompañantes … El episodio piloto arranca con la decisión de Joe (el padre) de incorporar a uno de estos diseños sintéticos (Anita) al hogar de los Hawkings. Los primeros minutos muestran la heterogénea adaptación de los cinco miembros de la unidad familiar (los dos cónyuges y sus tres hijos) ante la nueva incorporación.
Desde el inicio la serie no deja de plantear preguntas reflexionando sobre nuestra propia existencia. ¿Qué diferencia a un robot de un humano? ¿Qué define la esencia de nuestra humanidad: las emociones, la racionalidad, ambas, ninguna? ¿No está nuestra propia vida en pleno siglo XXI robotizada? ¿No responde nuestra vida a mecanismos rutinarios que nos hacen olvidar nuestra auténtica esencia? ¿Cuándo perdimos nuestra humanidad? Anita activa en los miembros de la familia todo tipo de respuestas pero la más negativa la encontramos en el personaje de Laura Hawkings. La madre que asiste al proceso por el que la actividad doméstica del robot desplaza su lugar en el sistema familiar, y ve por lo tanto cosificada su significación. La madre a la que el sistema patriarcal ha designado como nutriente y sostén de la familia pero a la que se ha negado todo rédito. ¿Les suena?
La reflexión sociológica no cesa ¿Por qué los trabajos más rutinarios deshumanizan? ¿Por qué los inmigrantes realizan los trabajos más precarios y en base a ellos se ataca su dignidad? A estas arriesgadas preguntas la serie responde en su trama con la presencia del colectivo “We are people” (‘Somos la gente’) que defiende la pureza de ciertos humanos frente a otros. ¿Les suena?
La conciencia, ese peligroso componente de la humanidad
¿Y si Anita no fuese un robot? ¿Y si Anita tampoco fuese humana? ¿Quiénes son los robots ellos o nosotros? ¿Y si existieran muchas formas de SER? Desde el inicio de la historia se plantea la opción de que los robots empiecen a ser conscientes de de su propia identidad. Que la conciencia les libere de la condición de esclavos al servicio de los hombres para buscar la conquista de su propio destino. Y nosotros ¿No somos también esclavos del sistema?
Lanzando preguntas a nuestro presente la serie alcanza su máximo valor como estudio sociológico del estado del bienestar de las sociedades capitalistas. Interesante y ágil en su narración. Los primeros cuatro capítulos funcionan de manera más descriptiva y la segunda mitad es más catártica. Se echa en falta un mayor riesgo en la apuesta formal que sacrifica el potencial visual de la historia (nada parecido a Inteligencia Artificial de Steven Spielberg) en detrimento de una eficacia argumental que explica de forma nítida y coherente el sustrato filosófico de cuestiones tan capitales (eso decía Rick Deckard en la cita inicial).
Así anda la ficción anglosajona. Ocho capítulos para refrescarse en el verano mientras fantaseamos con mundos mejores (o no) al nuestro: “He visto cosas que ni imaginaríais”. Decía el replicante. Fin de la cita.
Fco. Javier Rueda Ramírez