A Cambio de Nada (2015)
Nota: 6,5
Dirección: Daniel Guzmán
Guión: Daniel Guzmán
Reparto: Miguel Herrán, Antonio Bachiller, María Miguel, Antonia Guzmán, Felipe García Vélez, Luis Tosar, Miguel Rellán
Fotografía: Josu Inchaustegui
Duración: 93 Min.
El debut en la dirección de Daniel Guzmán es un reflejo relativamente fiel del carácter voluntarioso y simpático que el actor ha ofrecido siempre delante de las cámaras. Sin embargo, también contiene grandes dosis de oscuridad, que le alejan del buenismo en el que podía haber caído este amargo retrato de una preciosa amistad. Lástima que el madrileño no haya sacado brillo a un guión plagado de tantos aciertos como defectos, convirtiendo ‘A Cambio de Nada’ en una exposición fallida de los males que acechan a un sector de nuestra sociedad.
Al igual que en ‘Sueños’, el corto con el que ganó un Goya en 2003, Daniel Guzmán convierte la relación de amistad entre dos adolescentes en la espina dorsal de su primer largometraje. A partir de esta idea central, se articulan un buen número de líneas argumentales que reflejan las obsesiones de un cineasta tan comunicativo como narrativamente inexperto. A lo largo de 93 minutos, pasamos de largo demasiados frentes abiertos, a la espera de unos desarrollos dignos de su relevancia temática.
La ambición desmedida del director no afecta al retrato del personaje principal, pero sí transmite inseguridad respecto al destino que persigue la narración. Como consecuencia de ello, se percibe una alarmante falta de cariño hacia determinados personajes que en un principio brillan con intensidad para acabar desapareciendo por la puerta de atrás. Guzmán paga cara la novatada, provocando daños colaterales del todo involuntarios: entre ellos, el injusto tratamiento que recibe Antonia, un jugoso personaje interpretado por su abuela en la vida real.
Sin embargo, ‘A Cambio de Nada’ hace gala de grandes virtudes que hacen vislumbrar un futuro prometedor para este impetuoso realizador. Daniel Guzmán aprovecha la química natural entre los dos protagonistas para aportar autenticidad a determinadas secuencias que no acaban de funcionar. Su capacidad de observación y su habilidad para dirigir actores son determinantes a la hora de extraer lo mejor de un reparto entregado para la causa. Los planos rebosan ese costumbrismo de clase baja que devora los cimientos de nuestra sociedad. El empleo mal pagado, al absentismo escolar, el dinero fácil, la falta de ilusión en un futuro mejor… son los eslabones por donde se rompe una España en proceso de descomposición.
‘A Cambio de Nada’ transita diferentes tonos argumentales sin caer en la falta de cohesión. En cierto modo, la precisa elección de un ritmo narrativo apropiado para cada momento, dota a la película de una fluidez inesperada sobre el papel. En sus secuencias encontramos espacio para la reflexión, para las persecuciones frenéticas, para las relaciones humanas, e incluso para determinadas licencias poéticas que marcan la diferencia entre una película de encargo y un proyecto personal.
Daniel Guzmán demuestra un talento innato para la narración cinematográfica, pero también deja al descubierto sus carencias como escritor. Quizás la mano de un guionista profesional hubiera aportado el definitivo salto de calidad para una película bien dirigida y sorprendentemente bien interpretada. La buena noticia es la conexión instantánea entre el debutante y un público deseoso de un cine que represente su realidad.
Carlos Fernández Castro