Secuencias Inolvidables: El Moderno Sherlock Holmes (Sherlock Jr.)
A pesar de su inmenso talento, Buster Keaton nunca recibió el reconocimiento que merecía. Bien cierto es que los profesionales del sector, la prensa especializada, y los cinéfilos de todo el mundo le veneran, pero un cineasta de su importancia debería figurar en un lugar de privilegio, muy próximo a la de Charles Chaplin, en el corazón de todo ser humano, joven o adulto, europeo o asiático. Basta con preguntar a un adolescente para entender lo que quiero decir.
En la secuencia inolvidable que nos ocupa, asistimos a un espectacular derroche de ingenio y creatividad. Aprovechando las enseñanzas del gran Georges Méliès, Keaton recurre a una puesta en escena de lo más imaginativa para sorprender al espectador. El protagonista, un proyeccionista de cine, se queda dormido y sueña que pasa a formar parte del reparto de una película muy particular, peligrosa, y mutante. Décadas más tarde, Woody Allen tomaría buena nota de esta ocurrencia para establecer la premisa de «La Rosa Púrpura del Cairo».
Keaton no necesita espectaculares movimientos de cámara para firmar esta secuencia. Tan solo recurre a un plano fijo en el que su sentido del ritmo y su innata capacidad para el humor físico se encargan del dinamismo.Para apreciarlo mejor, conviene calibrar la precisión que requiere esta puesta en escena, ya que pasamos de un espacio físico a otro, sin solución de continuidad, y con la única ayuda de determinadas «marcas», para enlazar los diferentes espacios físicos en los que transcurre la acción. Por último, una apreciación: para hacer esto, ¡¡¡primero se te tiene que ocurrir!»!!!
La película en cuestión es «El Moderno Sherlock Holmes«, y fue dirigida por le propio Keaton en 1924. Ahí va la secuencia:
Carlos Fernández Castro