Llenar el Vacío (Lemale et ha’halal) (2012): la decisión de Shira
Nota: 6
Dirección: Rama Burshtein
Guión: Rama Burshtein
Reparto: Hadas Yaron, Hila Feldman, Razia Israeli, Yiftach Klein
Fotografía: Asaf Sudri
Duración: 90 Min.
Algunas películas se justifican por su “mirada”. Por su capacidad para colocar la cámara en realidades desconocidas o poco transitadas, y retratar el ecosistema, como si de un documental se tratara. La debutante Rama Burshstein ha conseguido con Llenar el vacío, que su mirada al mundo de la ortodoxia hebrea resulte algo parecido a una clase de antropología cultural. El bisturí de la directora alcanza a diseccionar una hermética comunidad judía de la que se muestra con pulcritud y sencillez sus rituales, las jerarquías, o las estructuras machistas del poder.
La premisa argumental es tan localista como universal. Una joven de poco más de 20 años quiere casarse y elegir marido, pero su libertad se verá condicionada por innumerables circunstancias personales, familiares y sociales. El epicentro de las tensiones de este drama tienen en Shira a su protagonista, pero muchas veces las emociones no expresadas son tan importantes como las filmadas.
El guión acierta en hacer un uso discreto e inteligente de la música (omnipresente en canciones de la Torah) para vehicular las represiones de los protagonistas. Sirva una de las primeras escenas del film como paradigma de dicho planteamiento. Reunida la comunidad para rezar en un piso, se escucha suave, pero de fondo e insistente, una melodía techno, seguramente de los vecinos, mientras la cámara de la directora presenta en silencio la soledad y aislamiento de sus personajes.
Tradición frente a modernidad vuelve a ser el reto. Aquí no hay “violinista en el tejado” y sí un acordeón, el de la protagonista, que encierra de nuevo la metáfora de la voz, de la palabra, de la capacidad para decidir sobre la propia vida y asumir las consecuencias.
A pesar de la permanente, incómoda y desconcertante tensión con la que se acompaña a la joven Shira en la búsqueda de su felicidad, de la falta de oxígeno que se percibe en las vidas de su estricta familia, y de las posibles reiteraciones del mensaje en su tercio final, es necesario apreciar esta película por la forma en que muestra la ambigüedad y las contradicciones de la condición humana.
Javier Rueda Ramírez