Frances Ha (2013)
Nota: 8
Dirección: Noah Baumbach
Guión: Noah Baumbach, Greta Gerwig
Reparto: Greta Gerwig, Mickey Summer, Adam Driver, Michael Esper, Grace Gummer, Charlotte d’Amboise
Fotografía: Sam Levy
Duración: 86 Min.
Cualquier persona que haya rebasado la treintena, o esté a punto de alcanzarla, se sentirá irremediablemente identificado con «Frances Ha». Poco importa si eres hombre o mujer, si has madurado o si te sientes aún como un adolescente en plena revolución hormonal. Para apreciar el nuevo trabajo de Noah Baumbach, tan solo es necesario un poquito de sensibilidad, un mínimo de empatía, y la dosis necesaria de autocrítica para reconocer tus propios defectos. El director de Brooklyn y Greta Gerwig han construido uno de esos personajes que perduran en el tiempo; y no precisamente debido a sus virtudes, a su saber estar, o a su inteligencia emocional, sino porque, de alguna manera, «Frances Ha» es un rompecabezas con el que todos tenemos piezas en común.
Qué duda cabe que este es el show de Greta Gerwig, auténtico centro de gravedad de una película concebida por y para ella. Pero este factor, lejos de representar un handycap, se erige en una de las grandes bazas del film. Frances es una veinteañera que se acerca peligrosamente a los treinta sin mostrar señales de madurez, o sentido de la responsabilidad alguno; para ella, nada tiene tanta importancia como compartirlo todo con su mejor amiga, asistir a todas las fiestas posibles, rodearse de la gente más cool, o llegar a ser una gran bailarina. Frances se cree el ombligo del mundo, razón por la que Noah Baumbach, con gran acierto, hace girar la narración alrededor de su persona.
Director y actriz, asimismo guionistas del film, han encontrado el equilibrio perfecto en la construcción de su carismática protagonista. El patetismo de Frances es compensado por su inocencia: ese tesoro que todos mantenemos hasta el momento en el que nos damos cuenta que debemos agarrar con firmeza el timón de nuestras vidas, y factor que desequilibra nuestra balanza interna a su favor, descartando el rechazo inicial que provoca su egoísmo vital. Las situaciones descritas en el film parecen sacadas de la experiencia personal de cualquier post adolescente, e invitan a la identificación sin posibilidad de rechazo. Durante el visionado de las primeras secuencias, tendemos a pensar en la protagonista como un reflejo distorsionado y muy alejado de nosotros mismos; pero según avanza el metraje, el espejo se desempaña progresivamente y descubrimos en ella más rasgos de nuestra personalidad de los que desearíamos encontrar.
Todos hemos sentido que la amistad era lo más importante en nuestras vidas, todos hemos necesitado la aprobación de la gente que nos rodea a la hora de tomar determinadas decisiones, todos hemos cometido errores de los que no hemos aprendido una mierda…Cuando ese mundo que hemos construido a nuestro alrededor se ha desmoronado, todos hemos sentido la necesidad de empezar de cero, sentirnos como en casa, recordar que alguien nos quiere incondicionalmente, sentir que estamos ofreciendo la mejor versión de nosotros mismos sin aparentar ser otras personas. Y por lo que se puede apreciar en «Frances Ha», Noah Baumbach y Greta Gerwig tienen la suficiente sensibilidad y capacidad de observación para reflejar todas estas ideas en las situaciones de esta película.
Para ver esta película, podemos decantarnos por dos opciones: observar desde la distancia una vida que deambula por la cotidianidad; o acercamos a ella con un mínimo de honestidad, de manera que podamos compartir el huracán emocional en que vive inmersa, y comprender ese lento proceso de maduración al que en algún momento todos nos hemos enfrentado. Vivir la vida con intensidad pasa factura, pero pasar por ella de puntillas es imperdonable.
Carlos Fernández Castro