El Vuelo (Flight) (2012)
Nota: 7
Dirección: Robert Zemeckis
Guión: John Gattins
Reparto: Denzel Washington, Kelly Reilly, Don Cheadle, John Goodman, Bruce Greenwood, Melissa Leo
Fotografía: Don Burgess
Duración: 138 Min.
Doce años hemos tenido que esperar a que el responsable de “Regreso al Futuro” volviera al cine de carne y hueso. Sus últimos trabajos “no animados” habían supuesto un despliegue de energía y creatividad inéditos en su carrera: la exitosa “Naúfrago”, evidente vehículo para que Tom Hanks aspirara a su tercer estatuilla dorada, y “Lo que la Verdad Esconde”, infravalorado film de terror sobrenatural que nos ofreció a un sorprendente y malévolo Harrison Ford y a Michelle Pfeiffer en la cima de su carrera, fueron rodadas el mismo año. Pero sus posteriores y prolongados escarceos con el cine de animación hacían presagiar que ambos films habían supuesto su despedida definitiva del cine de imagen real. Afortunadamente, una década después, Zemeckis ha desmentido nuestras sospechas y ha vuelto con fuerzas renovadas y un atrevimiento que promete dar que hablar.
La buena noticia es que Robert Zemeckis no ha perdido un ápice del sentido del espectáculo que había caracterizado siempre su cine; a pesar del riesgo que entraña rodar 138 minutos de metraje, su dirección mantiene el interés del espectador en todo momento. El cineasta americano logra implicar al espectador en el drama en que está inmerso su protagonista, y le conduce con gran sensibilidad a lo largo de su toda su penitencia; no todos los días se alcanza el estatus de héroe, y mucho menos cuando se compran todas las papeletas para provocar una catástrofe, y no para lograr una proeza.
Sin embargo, nadie retorna al Hollywood más glamouroso sin pagar peaje, y Robert Zemeckis no ha sido una excepción. A pesar de haber realizado un tipo de film que la meca del cine suele rechazar, se las ha ingeniado para compensar un argumento tremendamente pesimista y un protagonista oscuro y amoral. Desgraciadamente, el precio ha sido demasiado elevado; el cineasta americano claudica incomprensiblemente en el desenlace de su resurrección cinematográfica cubriendo el fruto más amargo de una desproporcionada capa de nata.
A pesar de la magnífica interpretación de Denzel Washington, que provoca simultáneamente rechazo y compasión; a pesar de un guión que explora la tragedia más allá de los límites permitidos por el Hollywood más arriesgado; a pesar de la atmósfera que su director logra crear en torno a la figura del alcohólico e irresponsable piloto Whip Whitaker; y a pesar de regalarnos grandes momentos de suspense, especialmente durante la secuencia en que Whip aterriza milagrosamente un avión fuera de control; Robert Zemeckis sucumbe tristemente a la presión ejercida por los grandes estudios y las grandes audiencias, que no soportan el peso de un final trágico o la ausencia de una moralina cargada de artificio.
De esta manera, asistimos a un espectáculo que podría haber trascendido; in extremis, nos vemos obligados a retirar la medalla de oro de perdedor a un Whip Whitaker que aspiraba a codearse con los más grandes de su especie. Y todo ello debido a las leyes no escritas que dictan los requisitos que debe cumplir un final para ser complaciente con el gran público; un público acostumbrado a no pensar en el drama que representa su día a día; a mantener su evasión de la realidad a través del cine. Porque el cine tiene el deber de entretener, pero también, de vez en cuando, el deber de sacudir conciencias y despertar al espectador de sus pesadillas con forma de sueño.
Carlos Fernández Castro
http://youtu.be/TSNY8UmAxb4
Un final, la verdad, decepcionante. Tanto más porque la película supo mantener el suspenso y el ritmo hasta ese momento. Mucho mejor final (por lo menos más real) dejar que Whip mintiera en el juicio y acabar la película mientras se dirige, nuevamente drogado, a pilotear su próximo avión.