Stalker (1979)
Nota: 9
Dirección: Andrei Tarkovsky
Guión: Arcadi Strougatski, Boris Strougatski
Reparto: Aleksandr Kaidanovsky, Anatoly Solonitsyn, Nikolai Grinko, Natacha Abramova
Fotografía: Alexandre Kniajinski
Duración: 161 Min.
El “stalker” trabaja guiando a personas a través de “La Zona” -un área donde las leyes de la física no rigen la realidad- para encontrar “La Habitación”, de la que se dice que cumple los deseos más íntimos de cualquiera que penetra en ella.
Así de sugerente es la premisa de “Stalker”, una película admirada por muchos pero que pocos han visto realmente. Alguna culpa tendrá su creador, Andrei Tarkovski, cuya fama de hacer un cine hermético y elitista generaba no pocas suspicacias en la URSS. Él mismo arrojaba leña al fuego con arrogantes machadas: “Solo me interesan dos espectadores: uno se llama Bresson y el otro Bergman” dijo cuando se le criticó la lentitud de “Stalker”.
La producción de la película no carece de detalles románticos y ciertas dosis de malditismo. Hubo que rodarla entera por segunda vez cuando el material fotográfico se malogró en el revelado. Por otro lado, el cáncer que causó una muerte prematura al propio Tarkovski cabe atribuirlo a los efluvios tóxicos emanados por la antigua central hidroeléctrica de Jägala, localización principal del film.
Pero hablemos de la película. Al margen de todo lo que la rodea, «Stalker» es una película imprescindible. No es posible verla de forma casual. Son necesarios todos tus recursos cognitivos y buenas reservas de carbohidratos en el cuerpo para mantener las neuronas a tope durante sus 163 minutos y 142 planos. Al igual que si emprendieras un gran viaje de exploración es posible que fracases o necesites varios intentos, pero la experiencia no resultará estéril.
Desde el primer minuto, la cautivadora música de Eduard Artemyev crea una atmósfera de espiritualidad solemne, lo que junto con los pausados movimientos de la cámara nos predispone a esperar con fascinación a que se manifieste lo sobrenatural. El breve texto introductorio (“¿Qué ocurrió entonces?, ¿Cayó un meteorito?, ¿Fue una visita de habitantes del infinito cósmico? Sea de una forma u otra, surgió el mayor de los milagros: La zona”) nos revela que esta es una película de ciencia ficción. Pero la tecnología más avanzada que veremos quedó obsoleta en la primera mitad del siglo XX.
Tampoco recibiremos explicaciones aclaratorias para el público más torpe. Sólo continuas insinuaciones de lo que nos espera. La súplica desesperada de la esposa y el diálogo de “Escritor” con su admiradora que nos avisa de que “El mundo es aburrido: no hay telepatía, ni fantasmas, ni platillos voladores” nos van introduciendo en una compleja y oscura telaraña de misterio. Luego se encuentran los tres protagonistas y un interesante diálogo empieza a revelar sus caracteres contrapuestos: “Escritor” es un charlatán voluptuoso, “Profesor” se muestra correcto y racional, mientras que “Stalker” es intenso y autoritario, aunque con un punto melancólico.
Finalmente los tres emprenden el camino hacia la “Zona”, para lo cual deben burlar el cordón militar que impide el acceso, lo que se nos muestra en una secuencia que, en mi humilde opinión, es una lección magistral de movimiento de cámara, montaje y uso de la profundidad de campo.
Escena tras escena seguimos el avance del “Stalker” y sus dos acompañantes hacia “La habitación” esperando, aterrados -y al tiempo deseosos-, que lo sobrenatural ocurra. Tanto los diálogos como la escenografía están cargados de simbolismos, referencias poéticas y bíblicas. La clave del estilo de Tarkovski está en combinar una depurada técnica y un agudo sentido del ritmo para generar las expectativas más poderosas pero sin mostrar el objeto del deseo. Como dice Zizek, “La propia densidad pre-narrativa nos obliga a llenar esta inercia monótona del tiempo. Sentimos la propia densidad del tiempo”. Lo que aparece en el encuadre, tan bellamente fotografiado, son símbolos del paso del tiempo, y nosotros proyectamos en ese espacio nuestros miedos, nuestras obsesiones, nuestros anhelos.
Pero no caigamos en el error de pensar que esta es la obra de un pedante que nos aburre con sus obsesiones más o menos translúcidas. En plena era de los videojuegos, los efectos digitales y el 3D, «Stalker» es todavía una bofetada en la cara que nos despierta a la realidad. Nada es más terrorífico ni emocionante que lo que llevamos en lo más profundo de nuestra imaginación. Pero nada de lo que esperamos llega. ¿Qué hay de cierto en el mito de “La Zona”? Nos preguntamos ¿Son los protagonistas tres chiflados persiguiendo una quimera? ¿Nos está tomando el pelo Tarkovski? Hasta que, cuando ya parece que todo ha terminado…, nos regala la escena final.
«Stalker» no es un mero pasatiempo. Tampoco es la cura contra el cáncer, claro. Pero si es una muestra de que el cine puede ser algo más: el lenguaje para expresar ideas inmortales, cómo la sempiterna dualidad de la naturaleza humana; las complejas fuerzas ocultas y enfrentadas en nuestro fuero interno; la paradójica convivencia del intelecto que nos ha permitido elevarnos sobre nuestra condición animal con la torpeza que nos hace tropezar una y otra vez con la misma piedra siglo tras siglo.
Martín López
Excelente nota, coincido en todos tus puntos. Es la primera reseña que leo que vale la pena. Hoy vi Stalker y quiero saber más de esta película, es la tercera que veo de Tarkovsky. La primera, El espejo, no la aguanté, ni siquiera sabía quién era el director y además se iban los subtítulos. Así qué quedé traumada y no quise saber nada de él. Años después vi Solaris y me pareció excelente, y el toque de humor negro es muy bueno. Ahora vi Stalker y estoy muy impresionada, conmovida y asombrada y puedo decir que Tarkovsky es un MAESTRO del cine. Definitivamente voy a ir viendo poco a poco toda su filmografía y volveré a ver El espejo.
Todavía sigo pensando pensando ¿cuál será mi más íntimo deseo? Qué miedo!
Hola Petif, leo ahora tu comentario, casi un año más tarde. Gracias por tus reflexiones. Espejo es muy dura, nunca he logrado terminarla de una sentada, aunque tiene imágenes preciosas. Suerte con esos deseos íntimos 😉
Excelente crítica la que presentas aquí de una película tan imprescindible como inmortal. Stalker es una película que conmueve, que se adentra en lo más profundo de tu ser y te retuerce el alma.
Sobresaliente tus conocimientos acerca de los detalles personales del célebre (a ambas partes de la crítica) director soviético, incidiendo correctamente en acertadas anécdotas o cualidades técnicas, haciendo así una perfecta síntesis.
En mi opinión, es una película que mejora gratamente con el segundo visionado, además de ser una de las mejores obras de Tarkovski.