El Incidente (The Happening) (2008)
Nota: 7
Dirección: M. Nigth Shyamalan
Guión: M. Night Shyamalan
Reparto: Mark Wahlberg, Zooey Deschanel, John Leguizamo, Ashlyn Sanchez
Fotografía: Tak Fujimoto
Duración: 90 minutos
Uno de los rasgos más significativos de la obra de M. Night Shyamalan, es su predilección por encuadrar el rostro de sus personajes mirando fijamente a la cámara mientras narran/escuchan una historia o algún tipo de confesión personal1. El estatismo del plano frontal y la inquietante asincronía que en ocasiones parece instalarse entre la voz y la (in)expresión del gesto, generan una inmediata sensación de extrañeza. La confrontación con un mundo imaginario que vuelve su mirada hacia el plano de lo real, invita al espectador a tomar conciencia de su propio rol dentro del dispositivo cinematográfico. A asumir su condición de testigo ante un simulacro que necesita su presencia para adquirir pleno sentido.
La mayor parte de los personajes creados por Shyamalan se ven sometidos, de hecho, por esta necesidad de encontrar, admitir y representar un papel en la narración del mundo al que pertenecen: la revelación y posterior aceptación del binomio héroe-villano en “El Protegido”; la búsqueda de un rol existencial en “Señales”; la preservación de la maquinaria teatral puesta en marcha por los habitantes de “El Bosque”; el constante reparto de identidades en “La Joven del Agua”… Un escenario donde el cineasta acaba también sumergiéndose para interpretar su propio personaje y diluir así su presencia como creador en la realidad paralela de la ficción.
Introducirse en cualquiera de las películas que componen su filmografía conlleva pues adentrarse en uno de los universos más estimulantes del cine norteamericano reciente. Aunque, como ya hemos visto, no debemos pasar por alto que se trata de un lugar plagado de trampas, puertas ocultas y falsas apariencias. Shyamalan es, ante todo, un falsificador brillante pero también un bromista que disfruta revelando las costuras de su relato y la naturaleza ficcional de las imágenes que lo sustentan.
Partiendo de esta premisa, el supuesto subtexto ecologista sobre el que asienta todo el cuerpo narrativo de “El Incidente” se presenta sin pudor como uno de los McGuffin más descarados de la última década. Porque lo cierto es que no nos encontramos ante un cuento apocalíptico sobre los efectos devastadores del cambio climático y la destrucción medioambiental, sino ante un retrato cargado de ironía sobre los sucesos del 11-S y sus inmediatas secuelas. Un trasfondo que Shyamalan no sólo no oculta sino que pone en evidencia desde el comienzo del film, mostrándonos la aterradora visión de una lluvia de cuerpos arrojándose al vacío desde lo alto de un edificio en construcción.
Tras este demoledor inicio, la huida emprendida por Elliot, su esposa Alma y la pequeña Jess para escapar de la extraña epidemia de suicidios que asola el noroeste del país, girará en torno a tres motivos argumentales básicos. Por un lado, el pánico ante la existencia de una amenaza externa especialmente diseñada para matar2. En el cine de Shyamalan, la fuente del terror se esconde siempre fuera de campo y sólo llegamos a ser conscientes de su presencia a través de sus devastadores efectos. Pero a diferencia de “Señales” o “La Joven del Agua”, donde el origen de dicha fuente se identificaba en todo momento de carácter sobrenatural, aquí se acepta de inmediato la posibilidad terrenal –es decir, la causa terrorista- como el lógico desencadenante de la tragedia.
A continuación, el constante rechazo a la visión de la muerte o, mejor dicho, a experimentar dicha visión de forma directa. En varios momentos de la película los personajes ponen de manifiesto esta voluntad de “no mirar”. De volver la cabeza hacia otro lado para evitar enfrentarse a la verdad atroz que se presenta ante ellos3. Como le sucedía a la “caperucita ciega” de “El Bosque”, la virtud de no ver aquello que nos horroriza –incluida la mentira que representa nuestra propia existencia- nos permite aceptar más fácilmente las cosas sin la obligación de juzgarlas.
El siguiente y último paso será la paranoia como respuesta visceral ante lo incontrolable. La comunidad de “El Bosque” –una vez más- ya nos había enseñado la necesidad de alimentar el miedo para anular el deseo de cambio y preservar la estabilidad del sistema. Pero en un contexto donde cualquiera puede ser un terrorista, donde todo puede representar un peligro potencial, la violencia preventiva acabará imponiéndose tarde o temprano como la única vía posible para asegurar su supervivencia. Al final, todo acabará del mismo modo que empezó pero, para entonces, quizá hayamos sacrificado ya demasiadas cosas.
Aunque alejada de la maestría y originalidad de anteriores trabajos, “El Incidente” es una obra estimable por la extraordinaria coherencia de su propuesta. La tosquedad de su guión y el aroma de Serie B que desprenden sus imágenes no deben, sin embargo, llevarnos a engaño. La solidez de su planteamiento no radica en la -por otra parte escasa- credibilidad de su narración, sino en su defensa de un principio irrenunciable y común en toda la filmografía de su autor: la necesidad de acudir a lo fantástico para poner en cuestión la realidad que nos ha tocado vivir. Y si alguien sabe algo acerca de la fantasía no cabe duda que ese es Shyamalan.
Aythami Ramos
NOTAS:
1 Un recurso, dicho sea de paso, totalmente anacrónico en su contexto. Más propio de un heredero de Bergman, Dreyer o Bresson que de un cineasta formado en el seno del mainstream hollywoodiense.
2 Esta línea nos permite también plantear posibles vías comunes entre “El Incidente” y otras producciones post 11-S dentro del género fantástico como “Cloverfield” o la serie televisiva “The Walking Dead”.
3 No cabe duda que esta ceguera autoimpuesta abarcaría un conjunto muy amplio de posibles significados. Pero resulta imposible evitar su relación directa con la censura ejercida por los medios de comunicación estadounidenses, en su decisión de suprimir la emisión de imágenes de los suicidas lanzándose desde las ventanas del World Trade Center.
Muy interesante post, te felicito y agradezco por compartirlo con nosotros. El blog es excelente, muy completo y ameno de leer.
Un gran saludo, Oz.
Vaya hombre, pues muchas gracias en nombre de todos Oz; esperamos seguir recibiendo tus comentarios y visitas.
Un saludo