Desafío Total (Total Recall) (1990): ¿para qué un remake?
Nota: 8
Dirección: Paul Verhoeven
Guión: Dan O’Bannon, Gary Goldman, Ronald Shusett (Relato: Philip K. Dick)
Reparto: Arnold Schwarzenegger, Michael Ironside, Sharon Stone, Rachel Ticotin
Fotografía: Jost Vacano
Duración: 109 Min.
Los 80 y 90 estuvieron plagados de blockbusters protagonizados por tipos duros y musculados; “Kickboxer”, “Acorralado”, “Delta Force” o “Depredador” y un sinfín de películas más llegaron a crear un subgénero dentro del cine de acción, al que podríamos denominar “Cinebolizante”. Sylvester Stallone, Chuck Norris, Jean-Claude van Damme y Arnold Schwarzenegger fueron sus máximos exponentes. Precisamente fue este último quien supo revestir a su carrera cinematográfica de algo muy próximo a la dignidad; ya fuera por suerte o por su buena cabeza, el actor austríaco trabajó para directores tan relevantes como James Cameron, John McTiernan, John Milius o Paul Verhoeven, elevando el nivel de sus películas muy por encima de las protagonizadas por sus compañeros de gimnasio.
“Desafío Total” fue uno de sus grandes éxitos y probablemente una de las mejores películas de su director. Paul Verhoeven adapta un relato corto de Philip K. Dick, uno de los más importantes gurús de la literatura de ciencia ficción, y lo convierte en una película visualmente fascinante y dotada de un ritmo trepidante. Además de un guión que contiene todos los ingredientes necesarios para atrapar al espectador desde el plano inicial, “Desafío Total” se beneficia de la facilidad que tiene su director para crear imágenes inolvidables: Douglas Quaid (Arnold Scwarzenegger) disfrazado de mujer para poder superar los controles policiales en la aduana de Marte, la extracción del microchip incrustado en su cabeza, la persecución en el metro en la que utiliza a un transeúnte como escudo humano, o el momento en que se da cuenta de que quizás sea verdaderamente un agente secreto, después de haber despachado con la facilidad de un profesional a 5 tipos que han intentado asesinarle.
“Desafío Total” es pura adrenalina; una película en la que nada es lo que parece, de modo que el espectador está completamente expuesto a unos continuos giros de guión que, entre otras cosas, le hacen dudar a cerca de la naturaleza de su protagonista. Verhoeven nos invita a identificarnos con él, pero en ningún momento garantiza que sea el “bueno” de la función; de hecho, podríamos decir que Quaid, nuestro principal asidero en el film, no solo es un absoluto desconocido para él mismo después de tanto injerto, sino también para el espectador.
Pero Verhoeven va más allá; lejos de conformarse con hacer una película endiabladamente entretenida, el cineasta holandés intenta lanzar varias reflexiones al aire para quien quiera recogerlas. Entre otras, está la necesidad de trascender del ser humano: Quaid le dice a su (falsa) esposa que quiere hacer algo más que manejar una taladradora en una obra cualquiera, que necesita experiencias más fuertes; después de su negativa a trasladarse a Marte e intentar empezar de nuevo, decide acudir a Memory Call, una empresa que injerta en la memoria recuerdos falsos como si estuvieran basados en experiencias reales. Si lo analizamos detenidamente, de lo que verdaderamente habla Verhoeven es de un futuro en la que la manipulación del ser humano está al alcance de la mano y los dilemas morales que ello implica. El clásico conflicto entre el bien y el mal, desde el punto de vista del empleo de la tecnología, está servido: Memory Call lo utiliza como alternativa a una vida mediocre o simplemente “normal”, en la que tus sueños más salvajes no van a hacerse realidad; Cohagen (el pérfido gobernador de Marte) lo utiliza para mantener su poder y seguir sometiendo a la población mutante.
Verhoeven insinúa sus inquietudes, y aunque no las muestre de manera evidente, permanecen intactas en el subtexto de su argumento y en la forma de comportarse de sus personajes. La dualidad Quaid-Hauser (Arnold Schwarzenegger) es una buena muestra de ello; ambos representan el yin y el yan de una misma persona; aspectos que son perfectamente reversibles. El cineasta holandés sostiene que toda persona tiene tanto potencial para hacer el bien como para hacer el mal; aunque en su opinión, según podemos deducir, el ser humano es bueno por naturaleza, algo bastante discutible si me permiten. Una vez que el cerebro de Quaid es reseteado, su tendencia natural es hacer el bien y olvidar su pérfida personalidad anterior.
Pero en “Desafío Total” también se denuncia la discriminación hacia personas diferentes, débiles, inadaptadas… tal y como podemos comprobar observando el trato que reciben los mutantes en la película. Asimismo, se critica la existencia de regímenes totalitarios, como liderado por Cohagen, y el monopolio de los recursos naturales, como sucede con el oxígeno. Evidentemente, todo está llevado al extremo; aunque si lo pensamos detenidamente, tampoco dista mucho de la realidad actual en la que un número reducido de personas controlan el recurso natural más importante del planeta: el petróleo.
Evidentemente, Verhoeven hace un hueco a sus fantasías sexuales; enfrenta a dos mujeres que representan la lucha entre el Amor (Sharon Stone es supuestamente la mujer de Quaid, aunque en realidad no le ama, ya que se trata de un personaje sexualmente atractivo para captar su atención) y el Sexo (Rachel Ticotin es un personaje que responde a las fantasías sexuales de Quaid, aunque en realidad se trata de la persona de la que él estaba enamorado antes de ser reseteado), decantando la contienda a favor del Sexo o el Amor según quiera interpretarse, ya que ambos bandos son nuevamente reversibles. Pero no contento con esto, Verhoeven nos deja una imagen para el recuerdo: una prostituta con tres tetas (con perdón) que nadie que haya visto el film olvidará jamás…sin comentarios.
Sirva este artículo para rendir sentido homenaje a una película que habitualmente es considerada como un mero entretenimiento, que lo es, pero que también guarda en su interior interesantes reflexiones acerca del ser humano y su futuro a medio plazo. “Desafío Total” acaba de ser víctima de un remake, perpetrado por Len Wiessman y protagonizado por Colin Farrell. Desgraciadamente no vale la pena hacerse la misma pregunta de siempre: si una película es buena, ¿para que hacer un remake?, ya que la respuesta es demasiado descorazonadora.
Carlos Fernández Castro