Hysteria (2011)
Nota: 6,5
Dirección: Tanya Wexler
Guión: Stephen Dyer, Jonah Lisa Dyer
Reparto: Hugh Dancy, Maggie Gylenhaal, Rupert Everett, Felicity Jones, Jonathan Pryce
Fotografía: Sean Bobbitt
Duración: 100 Min.
El placer femenino ha sido uno de los mayores tabúes sociales presentes en el subconsciente de la civilización occidental hasta hace apenas unas décadas. Tanto es así que los deseos naturales de la mujer llegaron a ser diagnosticados como muestras inequívocas de una enfermedad psiquiátrica, la histeria, con todos los problemas derivados de esa absurda concepción. Y como toda dolencia, esta era tratada clínicamente, aunque los métodos utilizados pudiesen distar mucho de lo que hoy día catalogaríamos como científico.
Precisamente de este curioso e incluso desconocido aspecto de una historia no tan lejana es de lo que versa la película británica «Hysteria», una comedia de época ambientada en el Londres de finales del siglo XIX a medio camino entre la farsa complaciente y la crítica mordaz al estado de opresión sufrido por la mujer en las sociedades puritanas. En ella seguimos los dubitativos pasos de un joven médico, que intenta hacerse un hueco con escasa fortuna en una profesión anclada en la superstición y los remedios naturales, hasta que se topa con un reputado doctor que precisa de un ayudante para atender a la abundante clientela de mujeres víctimas de la histeria, la plaga del momento en la ciudad, según el personaje interpretado por Jonathan Pryce.
Probablemente sin alcanzar a vislumbrar sus futuras tareas, el joven médico se incorpora a la vida diaria de una insólita consulta en la que su mentor masajea (o más bien masturba) a mujeres maduras de clase alta con pensamientos impuros sin más objetivo que el de relajar sus instintos histéricos. Naturalmente, sus pacientes siempre regresan ante la eficacia de tan innovador método, e incluso su afluencia comienza a crecer sospechosamente aún más tras la llegada del joven y apuesto doctor Mortimer Granville.
Narrada con un ritmo ágil y ameno, la película sacrifica parte de los rasgos habituales del cine de época, tales como la ampulosidad de los decorados y el vestuario o cierto encorsetamiento en el desarrollo de la trama, para primar unos diálogos que desprenden comicidad, un montaje atrevido aunque en ciertos momentos descontrolado, y un retrato caricaturizado de sus personajes francamente divertido. De este modo, junto al inocente y joven doctor interpretado por Hugh Dancy, a quien pronto veremos en la pequeña pantalla dando la réplica a Mads Mikkelsen en la nueva versión de Hannibal Lecter, destacan las dos hijas del veterano y poco ortodoxo psiquiatra; por un lado la impulsiva feminista que reniega de los absurdos métodos de su padre y lucha por los derechos de los más desfavorecidos, a la que da vida Maggie Gyllenhaal; y por otro, la perfecta dama de clase media-alta y comportamiento intachable en la piel de Felicity Jones (muy lejos de su deslumbrante papel en la magnífica «Like Crazy»). Para completar el cuadro, un excéntrico e hilarante inventor, que dará la idea definitiva a Granville para su postrero éxito, interpretado por el siempre eficiente Rupert Everett.
Un éxito merecido a todas luces. Y es que la labor manual del inexperto médico podía llegar a ser extenuante tras maratonianas consultas con pacientes exigentes, dando lugar a calambres con los que difícilmente se podía trabajar de forma eficaz. Por ello la necesidad de un accesorio que aliviara tanto quehacer; un invento que pasaría a la historia como el juguete sexual más famoso del mundo, que continúa hoy día alegrando la vida de millones de personas ‘víctimas’ de la histeria. Efectivamente, si algunos todavía lo dudaban, se trata del consolador.
Si bien es cierto que Tanya Wexler, su directora, se desvía en ciertas ocasiones hacia ciertos clichés de la comedia romántica más banal en lugar de sacar algo de más jugo a una tema de gran interés como es el de la opresión histórica de la mujer en todos los ámbitos (también en el sexual), lo cierto es que «Hysteria» es una película ligera y entretenida, carente de grandes ambiciones y con un guión bien trabajado que se disfruta con cierto regocijo, aunque este nunca llegue a los extremos de las agradecidas pacientes del hábil doctor Granville.
Jesús Benabat
http://youtu.be/wX8MJwdJn8M