Confía en Mi (Trust) (1990)
Nota: 8,5
Dirección: Hal Hartley
Guión: Hal Hartley
Reparto: Martin Donovan, Adrienne Shelly, Merritt Nelson, John MacKey, Edie Falco
Fotografía: Michael Spiller
Hartley vuelve a deleitarnos con sus obsesiones y su particular visión del mundo en su segundo film. Perfecciona la formula, que tan buenos resultados le había dado en «La Increíble Verdad», gracias a un guión más sólido, una mejor construcción de personajes y una factura final mucho mas trabajada. Viendo este trabajo cuesta poco entender porque se convirtió en uno de los estandartes visibles del cine independiente americano a principio de los 90.
Maria (Adrienne Shelly), de 17 años, acaba de descubrir que está embarazada de su novio del instituto, un chaval únicamente preocupado por su futuro en el futbol americano que rehuye cualquier tipo de responsabilidad. Cuando revela su estado en casa, su padre muere de un infarto y solo quedan ella y su hermana divorciada (Edie Falco) para apoyar a su madre (Merritt Nelson). Matthew (Martin Donovan) es un joven de veintitantos años que vive con su padre (John A. MacKay) desde que nació, debido a la prematura muerte de su madre. Maria y Matthew se encuentran en un momento de su vida muy difícil y un buen día se conocen.
De nuevo, nos encontramos con dos protagonistas enmarcados en dos familias desestructuradas por razones de diversa índole, pero con las mismas consecuencias. Ambos llevan un gran peso sobre sus hombros debido a un gran sentimiento de culpabilidad, que domina su toma de decisiones a lo largo de casi todo el metraje. Indirectamente son culpables de la muerte de su padre o madre, según el caso, lo cual podría ser superable si el progenitor vivo no se encargara de recordárselo continuamente. Se trata de un padre (en el caso de Matthew) y una madre (en el caso de María) que ejercen una presión constante sobre sus hijos con el fin de mantenerlos a su lado hasta su último día de vida.
Hartley vuelve a Long Island y a esos personajes que tan bien conoce, pertenecientes a familias obreras con hijos adolescentes dispuestos a casarse a los 17 años ante un embarazo no deseado. De alguna manera se rebela ante estas situaciones que ha presenciado como espectador de lujo durante toda su vida. Y lo hace a través de unos personajes que deciden alejarse de ese status quo marcado por la inercia de unas vidas destinadas a la mediocridad; destinadas a experimentar los mismos despropósitos de generaciones anteriores.
Pero el director norteamericano desdramatiza todo esto, construyendo unos personajes que suponen un haz de luz entre tanta oscuridad, y unas situaciones, a menudo, extravagantes y desternillantes, que ayudan a quitar hierro a las situaciones que viven. Lo mas interesante es que cuando Hartley utiliza recursos cómicos para suavizar el tono general de la cinta, aprovecha para criticar aquello que desprecia y que, según la opinión de sus protagonistas, es causante de muchos de los males que les acucian; un ejemplo claro es la fijación que Matthew tiene con la televisión y sus efectos en el intelecto de sus víctimas. Paradójicamente, su inestable situación laboral le obliga a repararlas para ganarse la vida. En otras ocasiones la comicidad viene dada por el egoísmo de sus personajes, lo cual provoca la risa del espectador y el inmediato sentimiento de culpabilidad del mismo por reirse de algo supuestamente dramático; esta vertiente queda perfectamente representada por la madre de María intentando continuamente que Matthew se ligue a su otra hija, a la cual considera un caso perdido y de la que quiere desprenderse para poder quedarse con María. Desde luego Hartley demuestra un gran conocimiento de las emociones humanas.
Hay una palabra que acaba definiendo a la perfección la película: Confianza (Trust). Como muy bien dice Matthew, respetar y admirar a una persona no implica necesariamente amarla, pero, a instancias de María, reconoce que respeto + admiración + confianza = amor, y esto lo refleja Hartley brillantemente en dos planos fundamentales del film, que no desvelare para mantener su impacto en aquellos que no la hayan visto todavía. Para los que la hayan visto, el primero se refiere a una caída al vacío y el segundo referente a la granada que Matthew lleva siempre consigo representando su propia personalidad, una bomba siempre a punto de estallar.
Brillante cinta que coloca a Hartley en un lugar de privilegio entre los cineastas independientes de los 90. Atrae por los temas que trata, por la forma de tratarlos, por su sentido del humor y por lo peculiar de sus personajes, interpretados maravillosamente por un reparto en el que destacan sus dos protagonistas: Martin Donovan y Adrienne Shelly. Hartley habla con voz propia y practica un cine social diferente, alejado de militantes obsoletos del género, como Ken Loach, y que llega a todos aquellos que quieran escucharle.
Carlos Fernández Castro
Recuerdo verla en el cine cuando la estrenaron (Alphaville, si no recuerdo mal). Mi historia de amor (hasta con definición incluida, como bien dices) favorita de todos los tiempos. Y algunas de las mejores frases que jamás haya escuchado.
Como leí en una crítica, «pido perdón por la acumulación de superlativos» pero es que, precisamente por su carácter tan cotidiano, modesto y falto de pretensiones, es una película imprescindible y maravillosa (una obra maestra no maestra, por decirlo así).
Gracias por recuperarla.
Muy bien definido Manuel, una obra maestra no maestra.
A mi también me parece una de las historias de amor mas bonitas que he visto ultimamente. Además, lo que me encanta de Hartley es que siempre sorprende, sus historias, sus personajes pertenecen a su propio universo y al de nadie mas y eso me gusta.
Hola, pues esta no la he visto, aunque sí otras de Hartley. Tengo cierta sensación de estaticismo co el cine de este director, como si no evolucionara, al menos lo suficiente para diferenciar estas primeras producciones de su último cine (restando esta película, obviamente, porque no la conozco). Supongo que contribuye el que siempre utilice su misma actriz, no lo sé, pero si me hablaran de un estreno suyo ahora mismo, me daría bastante pereza. Por aquello de vistas un par de ellas… vistas casi todas.
Hace algún tiempo me puse a buscar sus primeros cortometrajes. Sin éxito.
Un saludo.
Pues me veo en la obligación de recomendártela muy mucho. Desconozco las películas que hayas podido ver de Hartley, pero creo que deberías dale una oportunidad a «Trust». También es cierto, que sobre gustos no hay nada escrito, pero creo que esta obra trasciende lo que son los gustos en general. Igual me equivoco……Me das una envidia absoluta al saber que todavía no la has visto por primera vez.
Un saludo.