Los Descendientes (The Descendants) (2011)
Nota: 8
Dirección: Alexander Payne
Guión: Alexander Payne, Nat Faxton, Jim Rash (Novela: Kaui Hart Hemmings)
Reparto: George Clooney, Shailene Woodley, Matthew Lilard, Judy Greer
Fotografía: Phedon Papamichael
Lo primero que uno se pregunta al ver los cinco primeros minutos de «Los Descendientes» es por qué hemos tenido que esperar siete años para poder ver un nuevo trabajo de Alexander Payne; después del éxito de critica y público que obtuvo su anterior film («Entre Copas»), era impensable vaticinar tan larga y dolorosa espera.
La buena noticia es que «Los Descendientes» no decepciona; las altas expectativas generadas en torno al binomio Clooney-Payne no han resultado ser exageradas. La mala noticia es que probablemente tengamos que volver a esperar un lustro para que el director americano encuentre de nuevo un guión que satisfaga sus exigencias.
Alexander Payne consigue algo que muchos habían intentado anteriormente sin éxito: por primera vez, el espectador no tiene la sensación de estar observando a George Clooney intentando interpretar a una persona normal; en esta ocasión, asistimos a la caída libre de Matt King, un abogado cuya vida acaba de tocar fondo sin previo aviso. Parte del mérito corresponde a la dirección de Payne y a un guión (en el que también participa), que despoja de todo glamour a su personaje principal; pero tampoco debemos infravalorar los esfuerzos del actor americano, que por fin se desprende de sus inquietudes políticas y sus ticks de seductor. El bueno de George elige -al fin- un papel y una película acordes a sus grandes posibilidades como actor, resultando creíble en todo momento y llegando a conmover al espectador; son secuencias con un gran contenido, que Clooney logra expresar con una gran sutileza y sin ningún rastro de exhibicionismo emocional.
«Los Descendientes» es una película de autor; desde su primer fotograma, resulta imposible obviar que estamos ante una película de Alexander Payne: un ritmo constante, pero pausado; sin grandes sobresaltos cinematográficos, pero sí acontecimientos del día a día, que podrían hacer temblar los cimientos vitales de cualquier persona; y un tono melancólico que deja siempre una pequeña rendija a la esperanza, provocando ese sabor agridulce tan característico en su cine.
Porque en el fondo, las películas de este cineasta americano son pequeñas lecciones existenciales, que invitan a la reflexión sin resultar dogmáticas, y permiten que el espectador saque sus propias conclusiones. A través de un magnífico guión, el director de «A Propósito de Schmidt» nos cuenta -como pocos directores son capaces de hacerlo hoy día- la transformación de un personaje extremadamente egoísta, que a partir de un acontecimiento trágico. empieza a tomar consciencia del desastre en que se ha convertido su vida.
Pero dónde reside el gran mérito de «Los Descendientes» es en cómo logra transmitir las verdaderas intenciones de su director, es decir, conseguir que nos preguntemos a nosotros mismos si debemos valorar a nuestros seres queridos o amigos por un error cometido o por toda una trayectoria junto a nosotros. Porque a la hora de colocar en una balanza los aspectos positivos y negativos de una relación, no basta con mirar a la persona que estamos evaluando; antes de nada, debemos mirarnos a nosotros mismos. Y precisamente es ahí donde radica el éxito arrollador de Alexander Payne -gran conocedor de la naturaleza humana-, en el viaje emocional que realiza su protagonista, que le lleva a dicha conclusión y le convierte en una mejor persona -a un precio demasiado alto, eso sí-.
Hay gente que critica el cine de Alexander Payne y lo califica de intrascendente; para mi, sus películas son sencillamente trozos de vida que puedes tocar y reconocer como tuyos. Desgraciadamente, el Séptimo Arte raras veces logra transmitir, al mismo tiempo, tanta vida y tan acertadas reflexiones sobre la muerte. Nos vemos dentro de siete años Alex, o los que hagan falta.
Carlos Fernández Castro
Muy buena crítica, aún no la he podido ver, pero seguro que terminaré viéndola. Por cierto, he pasado por FilmAffinity y he buscado Alexander Payne, en el que pone que para este 2012 tiene dos películas más tituladas: Fork in the Road y Nebraska, esperemos que sea verdad y la espera no sea de tantos años.
Coincido con mi tocayo Manuel, compa Carlos, en lo que respecta a la excelencia de tu texto; y, por lo demás, coincidimos totalmente en cuanto a apreciaciones y valoración sobre la peli (hasta en la nota hemos colocado el mismo número, un 8, que creo que es totalmente merecido). Uno de los guiones mejor abrochados que he podido disfrutar en tiempo, y una interpretación sublime de Clooney. Más que sobrado como para esperar que la próxima entrega del amigo Payne no se demore tanto tiempo; no tendría mucho sentido…
Un abrazo y buena tarde.
Acabo de ver esta maravillosa película. Como nunca me fio del criterio de los Oscar he confirmado mis sospechas. Película excelente, dirección magnífica y reparto perfecto. Aparte del gran Clooney, las dos hijas están soberbias. Muy recomendable.