La Carretera (The Road) (2009)
NOTA: 8
Dirección: John Hillcoat
Reparto: Viggo Mortensen, Kodi Smit-McPhee, Robert Duvall, Charlize Theron, Guy Pearce
Fotografia: Javier Aguirresarobe
Guión: Joe Penhall (basado en el libro homonimo de Cormac McCarthy)
Duración: 112 Min.
Asistí a la proyección de esta película una tarde de febrero, hace ya más de un mes, con unos amigos. Tenía una cierta idea de lo que me iba a encontrar, ya que habia leído recientemente el libro de Cormac McCarthy del mismo título, ganador del Premio Pulitzer de Literatura en 2007; no esperaba grandes sorpresas. Estaba equivocado, ya que, tras el visionado de la misma, tenía un nudo en el estómago que no me permitía articular palabra, mas allá de los obligados comentarios que compartes con la gente al salir del cine. Esa sensación perduró durante un buen tiempo en mi cabeza y, me consta, que en la de mis acompañantes también. Es el poso que dejan las buenas películas.
Al saber que este magnífico libro iba a ser transformado en película, me asaltaron numerosas dudas; se trata de un libro de sensaciones, que describe un entorno dificilmente traducible al celuloide. ¿A qué director le iban a entregar este proyecto? ¿Qué actores iban a ser capaces de llevar el peso de una película en la que sus personajes sienten mucho mas que hablan? Mis dudas, y probablemente, las de McCarthy se desvanecieron cuando se le entregó el proyecto a John Hillcoat, director con tan sólo una película a sus espaldas («La Proposición»), pero que había dejado muy buenas sensaciones tanto en la crítica como en el escaso público que acudió a verla. El proyecto tomó un cariz todavía más interesante cuando Viggo Mortensen, uno de los mejores actores de su generación, asumió el papel protagonista.
«La Carretera» es una obra oscura, seca, sucia y de ritmo deliberadamente lento, tal y como pide su guión; no la confundamos con una película sin ritmo, ya que en sus planos siempre están ocurriendo cosas. A priori, la trama argumental es bastante sencilla, ya que narra cómo, en un mundo postapocalíptico, un padre y su hijo caminan por una carretera en dirección a ninguna parte, intentando sobrevivir día a día a los peligros que les acechan. ¿Qué ha sucedido? No lo sabemos, tan solo asistimos a una realidad en que las plantas y animales no tienen vida, las ciudades han perdido su razón de ser, el sol ha dejado de brillar, conseguir comida se hace paulatinamente mas diíicil y despertar cada día supone un sacrificio. El futuro es previsiblemente negro y la única alternativa a una muerte tortuosa es una muerte suicida, gracias a dos balas en la recámara de un revólver; aunque el suicidio es la ultima opción. Pero no todo es negativo, ya que en este contexto, John Hillcoat, su director, nos muestra una preciosa relación paterno-filial, que nos toca el corazón y huye de sentimentalismos. La narración está salpicada por numerosos flashbacks, inteligentemente dosificados, que nos muestran las razones por las que la madre del chico no comparte travesía con padre e hijo. Estos momentos aportan una gran carga dramática a una situación de por si desesperada.
El director nos invita a la reflexión, mostrándonos la diferente forma de afrontar la vida de una persona adulta y un niño frente a una situación tan extrema. El padre crea una burbuja alrededor de los dos, dejando el resto a un lado. Fuera de su burbuja, no confia en nadie, a penas se atisban en él restos de compasión, fé o cualquier otro sentimiento. Sin embargo, el niño, con su inocencia intacta, aun tiene esperanza en una vida mejor y fe en el ser humano.
John Hillcoat sale airoso de este difícil reto. Sus imágenes son potentes, deja que los planos respiren para que todo suceda de forma natural y consigue dotar de un ritmo adecuado a esta compleja obra. En el apartado de dirección de actores deja hacer, a sabiendas de que cuenta con un reparto muy competente, en el que resalta un inspiradísimo Viggo Mortensen. Una vez más, aporta una credibilidad absoluta a su personaje, transmitiendo con sus miradas lo que muchos no podrían expresar con palabras. Siguiendo con el reparto, no puedo olvidar, a pesar de su fugaz intervención, el papel de Robert Duvall, que con muy poco consigue deslumbrar, recordandonos porque ha sido tan grande. En el apartado técnico, debo destacar el gran trabajo del equipo de Diseño de Producción junto a la fotografía de Aguirresarobe, a pesar de no lograr trasladar al celuloide el devastador aspecto que imaginamos que tiene la tierra al leer el libro.
Se trata de una película que cala hondo y muy recomendable para todo tipo de públicos, pero, según mi parecer, Hillcoat no tiene el valor ( o el permiso) para rematarla con otro final más acorde al tono general de la misma.
Carlos Fernández Castro
grandee, el autor del comentario logra conciliar academicismo en dosis justas con coloquialismo necesario, y que cumplan muchas más, enhorabuena y suscribo lo dicho, en mi opinión, la película logra olvidar a charlice tras cada flashback, y ya es decir.
Magnifico Carlos, leer tu post me ha devuelto por un instante el nudo del estomago con el que salimos aquel día del cine.
Borja
Impaciente por leer el estudio de “Carretera perdida”…
Yo diría que el comentarista es algo edante y carente de credibilidad, no he visto la película pero conozco al sujeto y si le ha gustado, es «señal» inquívoca de que no hay que pagar por verla.
ES BROMA… el comentario serio la próxima vez.