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Milagro en Milan (Miracolo a Milano) (1951)

Nota: 8

Dirección: Vittorio de Sica

Guión: Vittorio de Sica, Cesare Zavattini, Suso Cecchi D’Amico, Mario Chiari, Adolfo Franci

Reparto: Emma Gramatica, Francesco Golisano, Paolo Stoppa, Guglielmo Bernabò

Fotografía: G.R. Aldo

EN POCAS PALABRAS (para los impacientes)

Hablar de neorrealismo es hablar de la pareja De Sica-Zavattini. Tras la enorme repercusión que tuvo  su capital “Ladrón de bicicletas”, el  director decidió inspirarse en la imaginativa novela de su guionista predilecto y volver a colaborar con él. El resultado fue “Milagro en Milán”, una película que sorprendió a todo el mundo (y disgustó a muchos) por su curioso planteamiento;  una fábula que mantiene los gloriosos esquemas de su predecesora, mientras que se aleja de ellos sin quizás demasiada brillantez, pero sin complejos y con espontaneidad. Tradicionalmente el filme se ha integrado junto a “Ladrón de bicicletas” y “Umberto D.” en la llamada trilogía neorrealista de De Sica o incluso ha sido clasificada por algunos, dada su peculiaridad, con la etiqueta de neorrealismo mágico. No me convencen. De hecho, parte del encanto de la película es que no se puede etiquetar claramente, y creo que era justo eso lo que De Sica pretendía.

SI QUIEREN PROFUNDIZAR…

Argumento: La historia está centrada en Totó, un joven huérfano que es encontrado y criado por una risueña anciana que a los pocos años fallece; por lo tanto el chico es llevado a un orfanato. Cuando alcanza la mayoría de edad, Totó sale del orfanato con ansias de empezar una nueva vida, pero las inclemencias de la ciudad le llevan a la zona de los indigentes. Allí, guiados por el entusiasmo de Totó, consiguen todos juntos montar un barrio nuevo de chabolas. Los problemas llegan cuando descubren que hay petróleo en la zona, circunstancia de la que muchos querrán aprovecharse, poniendo así en peligro la nueva familia de Totó.

De Sica plantea un filme amable, detallándonos un cuento simpático, pero en el fondo lleno de contrastes exagerados que utiliza para describir una sociedad compleja como era la italiana de aquella época; representaciones crudas y duras de la posguerra se mezclan  con una historia esperanzadora y mágica, llena de elementos de comedia casi ridículos. “Miracolo a Milano”continúa por la senda de sus predecesoras en cuanto a la puesta en escena con un predominio de secuencias en exteriores, lo que le da la oportunidad de dibujar un retrato de la ciudad frío (no es casualidad que sea invierno), pobre, ignorante y antipático, donde hay una profunda atomización y nadie se fía de nadie, donde la bondad es una quimera. Totó representa otra contraposición a ese mundo cruel y sin esperanzas; personifica la generosidad, el afán por la identificación con el prójimo, la ilusión y la alegría.

La otra oposición clave, y con la que se sirve la película para dar un salto de calidad, es la de los pobres y los ricos. De Sica tenía una habilidad especial para seleccionar personajes anónimos, en este caso verdaderos mendigos, y hacer que se desenvolviesen con soltura e inteligencia delante de las cámaras. Sus pobres son pobres sencillos, sinceros, ingenuos, casi como niños. Ellos resultan fundamentales para desarrollar una trama de este tipo ya que dan fuerza y significado al sentimiento de colectividad que busca constantemente De Sica. Al otro lado del ring los ricos son perros rabiosos que hacen y deshacen a su antojo, hipócritas y cobardes. En ocasiones todos parecen sacados de una película de Frank Capra. El guión de Zavattini les da la oportunidad a estos personajes secundarios de lucirse y De Sica nos acerca sus rostros para evidenciar su decisiva importancia en este cuento tan alegre y cautivador.

“Milagro en Milán”, pese a todo, nos deja un mensaje pesimista y penosamente actual; SPOILER los personajes al final son obligados a huir de un mundo que no les acepta en la inspiradora escena final del vuelo en escoba (E.T), de una sociedad egoísta, un sitio donde las personas más necesitadas no tienen cabida, exiliadas por la avaricia y el poder. SPOILER

La pareja De Sica-Zavattini continuó dando excelentes frutos durante muchos años, pero sigo pensando que una película como ésta constituye un rara avis en sus ligadas carreras. Quizás no es de lo más inspirado de la dupla narrativa o visualmente; sin embargo, merece ser vista una y mil veces aunque solo sea por lo afable y apasionada que sigue resultando.

Arturo Tena

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4 Comentarios

  1. No solo me sumo a la recomendación del autor de la entrada que acabaís de leer, sino que os advierto de que si pecaís de perezosos a la hora de buscar una copia de esta peli, os estareís privando de una de las mejoras escenas cómicas jamás filmada: http://www.youtube.com/watch?v=xX-QCeqISZk

    Gran artículo Arturo, mi más sincera enhorabuena.

    • Grandísima escena la que has puesto, sin duda una de las más representativas de la película y la más graciosa de largo.
      Muchas gracias por tu comentario.

  2. Este verano he aprovechao para verme las películas mas importantes del cine italiano, y por supuesto, no podía perderme el neorrealismo producido por los grandes directores italianos, tales como Luchino Visconti, Giuseppe De Santis, Pietro Germi…
    Además de «Miracolo a Milano», he visto «Ladri di Biciclette», «Miracolo a Milano», «Ieri, oggi e domani», «La ciociara», «Matrimonio all’ italiana», «I girasoli».
    Después de haber visto todas estas películas, he reconocido en Vittorio su maestría en poder plasmar con plena fidelidad la realidad que lo rodea, mezclar el drama con lo cómico, retratar situaciones del cuotidiano y tratar con grandes actores del cine italiano (Sophia Loren y Marcello Mastroianni). Un verdadero genio!!!!

    Aprovecho para felicitarte desde tu blog y animarte a que expongas más películas, poque t manejas muy bien con los artículos 🙂 Un beso

    • Hola Cheche. Me alegro que le hayas dedicado tiempo tanto al cine italiano, que merece ser visto en profundidad, como a visitar el Blog.
      Muchas gracias, seguiré escribiendo!